Hasta que tus padres nos separen.

D I E Z

—Eres un mentiroso.

—¡Por Dios, Karyme! ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Pudimos resolverlo!

—¿Cómo íbamos a resolverlo si me engañaste con ella y con quien sabe cuántas chicas más?

—No te engañé con nadie, nena —toma mi mano y hace círculos con su pulgar —Cinthia me estaba ayudando a organizar una buena y original propuesta para que fueses mi esposa.

—Supongamos que eso es cierto, ¿por qué le pediste ayuda a Cinthia sabiendo que estaba enamorada de ti?

—No estaba enamorada de mí, nena.

—Deja de llamarme así —ruedo los ojos —y claro que estaba enamorada de ti, es más, podría jurar que aún lo está.

—¿De dónde sacas eso, bonita? —se acerca a mí, intenta besar mi mejilla y me alejo rápidamente. Lo que menos necesito en este momento es que me bese.

—Eso ya no importa, Ismael.

—Debiste decírmelo, nena. De habérmelo dicho tú y yo aún estaríamos juntos, incluso estaríamos casados —no puedo evitar mirar sus ojos marrones claros, ellos reflejan sinceridad. Me duele saber que fui yo la que arruinó nuestra relación y quien arruinó la oportunidad que he estado buscando durante tanto tiempo… Sí, la oportunidad de casarme —te amo como no tienes una idea, he intentado demostrártelo en cada paso que doy y en cada acción que hago, nena. Cuando terminaste repentinamente conmigo caí en la perdición.

—Lo sé —susurro tan bajo que no me escucha y continúa con su narración.

Y eso era verdad.

Cuando le dije que nuestra relación no podía seguir quedó en shock «cosa que es totalmente entendible, sobre todo siendo un novio tan delicado y perfecto como él», me miró a los ojos y en ese momento salieron lágrimas de los suyos.

‘‘¿Qué hice mal? Dímelo y lo arreglo, mi amor’’ repitió varias veces.

Nunca le di la razón por la que lo terminé, incluso me daba rabia que me lo preguntase pues estaba aferrada a la idea de que me había engañado, ¡joder! ¿Cómo fui tan pendeja para crear en mi cabeza una historia tan bien estructurada e ilógica?

Perdí al hombre de mi vida por un mal entendido, un mal entendido que yo cree y que no pude desmentir hasta ahora que me él me aclaró las cosas.

—Tú sabes lo mucho que he peleado por ti. Sabes lo mucho que le pedí a la vida para que me mandara a una chica tan valiosa como tú. Sabes que eres mi mayor tesoro, mi fuerza, mi valentía. Sabes que desde que llegaste a mi vida has sido el motor para levantarme día con día pese a las adversidades, pese a lo difícil que sea vivir. Sabes que sin ti, mi vida no sería la que es hoy. Sabes que desde que iniciamos nuestra relación no he hecho nada que no sea por y para ti, nena. En el fondo lo sabías, en el fondo sabes que no sería tan pendejo ni tan mierda como para engañarte con alguna mujer. Te amo con fuerza, con determinación. Te amo de día o de noche. Te amo en las buenas y en las malas. Te amo tanto que no busqué, no busco, ni buscaré a alguien que no seas tú. Mi corazón, mi alma, mi voz, mis manos, mi vida entera y mi cuerpo solo te pertenecen a ti y a nadie más —me atrae hacia él, me sienta en su regazo y besa mi cabello repetidas veces y puedo sentir su pecho subiendo y bajando, aún está llorando —como siempre, hueles delicioso.

Recuerdos invaden mi memoria y es mi turno de llorar por haber sido tan tonta, tan impulsiva, tan egoísta y tan soberbia.

 

—Ismael

—¿Sí, nena? —toma mi mejilla y la acaricia dulcemente.

—¿En serio me pedirías que me casara contigo? —pregunto con un hilo de voz.

—¿Dudas de mi palabra?

—No, es sólo que… —me interrumpe con un beso cálido con sabor a hierbabuena, ¡ja y yo diciendo que no quería besos!

—Te amo y respondiendo a tu pregunta: sí, sí iba a pedirte que te casaras conmigo.

—Yo misma arruiné mis planes —mi risa se hace presente —¿puedes perdonarme por pensar tan mal de ti? —asiente.

—Nunca podría estar enojado contigo aunque me hayas roto el corazón en mil pedazos y hayas pospuesto nuestra boda, nena.

—¿Pospuesto? —arrugo mis cejas y asiente tranquilamente —¿de qué hablas? ¿A qué te refieres con posponer?

—Karyme.

—¿Sí?

—Iba a pedirte que fueses mi esposa, pero es imposible porque no somos novios, así que… ¿Quieres volver a ser mi bella, bonita y hermosa novia?

—¿Qué? —tartamudeo.

—¿Quieres ser mi novia de verdad, sin mentiras y sin malas interpretaciones de tu parte? —sonrío con lágrimas en los ojos, tomo sus mejillas, beso sus pequeños labios y asiento demasiadas veces.

—Sí, sí quiero, Ismael.

—Te juro que no vas a arrepentirte, nena bonita —me carga, me lanza a la cama, todo su peso cae sobre mí, y me besa con tanta dulzura que incluso un chocolate se queda tonto a lado de Ismael.

Nuevamente, mi Ismael.

NARRADO POR ISMAEL.⚰️🇺🇸

No puedo creer que Karyme haya pensado que la engañé.




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