ESPECIAL HALLOWEEN🎃✨💕
[Tiempo después]
Es Octubre, uno de mis meses favoritos y por ende estoy lista para decorar terroríficamente mi departamento.
Me dirijo a la plaza y luego de atravesar media ciudad, he llegado a mi destino.
Calabazas naranjas están adornando cada lugar del centro comercial y pego un saltito sin importarme parecer una loca porque el otoño finalmente ha llegado, ¡me encanta esa época!
El chocolate caliente con toques dulces de la calabaza y vainilla, las fragancias dulces, las hojas de los árboles cayendo, el viento corriendo, mi cabello más despeinado de lo normal y las múltiples alergías por el cambio de clima.
La puerta se abre automáticamente y está decorada con algodón y arañas de plástico que se miran más falsas que las promesas de los presidentes.
Entro a una tienda en específico, tomo una canasta y la lleno con decoraciones de Halloween, entre ellas calabazas y calaveras plásticas junto con esqueletos para colocar en el patio, me formo para pagar y sigo en la búsqueda de decoraciones interesantes en otras tiendas y logro mi cometido luego de entrar a cada rincón de la plaza.
Al finalizar compro enormes bolsas de dulces para repartir el día de brujas «tanto en la funeraria como en mi casa» y vuelvo a casa emocionada a decorar.
Mientras le quito las etiquetas a lo que compré, mi celular suena, veo que se trata de Isma y sin pensarlo respondo.
—Buenos días, nena —me manda besos y me ruborizo de inmediato —¿cómo estás?
—Bien, ¿y tú? —cada que hablo o estoy con él mi sonrisa es imborrable.
—Me encuentro bien, nena.
—¿Cómo van las cosas en tu trabajo? —pregunto orgullosa porque recién inició a trabajar en algo relacionado con su carrera y mientras él sea feliz, yo lo seré.
—Todo va bien.
—Me alegro, cielo. ¿A qué se debe tu llamada?
—Quiero invitarte a las cosechas de calabaza, sé lo mucho que te gusta ir.
—¿Hablas en serio, cielo? —no le di tiempo para que respondiera —¡por supuesto que quiero ir! —chillo emocionada, es otra de las actividades que más amo de Octubre.
—Pasaré por ti a las 6pm, muero por mirarte.
—Muero por besarte, cielo —suelto risitas y cuelgo la llamada.
Sigo con mi decoración y algo dentro de mí me dice que amaré el resultado.
Fuera de casa pongo una escoba de paja que parece estar muy vieja y simula a la perfección las escobas de brujas, de un lado del patio entierro los huesos que simulan estar desenterrándose, dejo un espacio libre para las cabalabazas que traeré por la tarde, coloco luces en el marco del techo en color naranja con ayuda de la escalera y coloco una corona de otoño en la puerta de casa.
En la parte interior me encargo de distribuir las calaveras a lo largo de la casa y coloco unas luces en forma de calabaza en la pared donde se encuentra la televisión.
Me fascina el resultado y estoy ansiosa porque Isma me dé su opinión.
***
Mi chico me recoje en la funeraria luego de tener un día aburrido sin clientes, llamadas ni nada por el estilo.
—¡Amor! —me carga con fuerza —estás bellísima —apunta mi outfit que consiste en unos jeans, unos tenis, una blusa sencilla y pequeños accesorios dorados.
—No es nada especial, cielo.
—Ese pantalón remarca tu trasero.
—Y esa blusa me hace ver más plana de lo normal —curvo mis labios.
—¿Cuándo entenderás que no necesitas un cuerpo de ensueño para ser perfecta, nena? —se escucha cansado y lo entiendo, me lo ha repetido infinidades de veces.
—Poco a poco lo entiendo gracias a ti —frotamos nuestra nariz y emprendemos el viaje a las afueras de la ciudad donde se encuentran los pueblitos que cosechan las enormes calabazas.
Dedico todo el camino a admirar por la ventana lo amarillo que está el césped, las hojas descoloridas que caen de los árboles y las ramas secas que ansían que llegue primavera para tener hojas de nuevo, la vista es increíble y no puedo estar más agradecida de admirar tanta belleza junto a mi prometido.
—¿Te gusta, amor?
—Cada año me parece más mágico, cielo —beso su mejilla, me recuesto en su hombro y espero a que lleguemos al lugar para elegir las calabazas más lindas.
Saludo al dueño del enorme terreno, Ismael se queda platicando con él y yo comienzo la búsqueda de las calabazas más lindas, además de hacerles rostros como de costumbre, utilizo su interior para hacer postres «punto para mí».
Tomo una que ha de pesar unos 10kg y la acarreo hasta donde se encuentra mi chico quien me regaña por no haberlo llamado para que me ayudara, ¿por qué los hombres son tan orgullosos si se trata de cuestiones como esa?
Terminamos de elegir las calabazas y al volver a casa estoy verdaderamente ansiosa por saber la opinión de Ismael.