NARRADOR OMNISCIENTE.
Karyme está inconsciente en el hospital mientras el doctor y su equipo hacen todo para recuperarla y no perderla como al resto de los pasajeros, entre ellos, su gran amor.
Está respirando con la ayuda de oxígeno artificial, su cabello largo y ondulado está alborotado, parte de sus piernas y brazos están corrugados por las quemaduras que sufrió luego de aquel fatídico accidente, su rostro muestra rasguños, gran parte de su cuerpo está tiznado y no se parece nada a la Karyme que le prometió a su novio que pasaría el mejor cumpleaños de su vida.
Esa mujer es fuerte, más fuerte que un roble y no se rendirá ante la vida con tanta facilidad, el problema de todo esto, es que en cuanto despierte preguntará por su novio y en ese momento su mundo se derrumbará al enterarse de que falleció, de que no pudieron evitar que su cuerpo se consumiera en llamas y que jamás volverá a besarlo.
El ambiente es tenso en el hospital de la pequeña ciudad, todos están preocupados ante la situación inesperada que los azotó; más de cinco personas fallecieron en el terrible accidente del autobús turístico.
Algunos en la ciudad culpan a los mismos habitantes por no haber cedido al arreglo de las carreteras, mientras que otros alegaban que la culpa había sido del conductor del autobús, quien igual que Karyme está debatiéndose entre la vida y la muerte.
Karyme e Ismael dejaron atrás las peleas para disfrutar de ese inconmensurable amor que habitaba en sus corazones y narro en pasado porque el corazón del chico dejó de latir, el corazón de ese chico estaba echo cenizas en ese barranco junto al autobús y las demás personas que no alcanzaron a salir, de esas personas que prefirieron ayudar en todo momento a otras para salvar su vida, las personas que fallecieron son unos héroes por salvar otras tantas vidas.
Las autoridades están haciendo todo por recuperar una huella, una pista, un documento, un celular, un objeto que los ayude a localizar a los familiares de las personas fallecidas y de las personas que siguen internadas luchando por seguir disfrutando de ese extraordinario juego llamado vida.
Karyme poco a poco respira naturalmente, elevando la esperanza del doctor quien se mueve de un lado a otro y la practicante de medicina hace sus anotaciones.
Abre los ojos de golpe, toca su cabeza con dolor y al mirar alrededor, el doctor vuelve a entrar en alerta por las rápidas palpitaciones de aquella chica que estaba punto de perder la consciencia por segunda ocasión.
Conforme más minutos pasan su corazón se debilita cada vez más por la incertidumbre de no saber cómo y en dónde está el amor de su vida, ella sabe que de estar bien, estaría a su lado, tomando su mano y animándola a salir adelante en esa y cualquier otra adversidad.
Es evidente que en el momento de que se entere de lo sucedido, su calma desaparecerá y no necesariamente por el accidente, sino por las consecuencias que traerá consigo, su corazón dejará de latir al enterarse que su prometido ha fallecido.
NARRADO POR KARYME.💍❣
Me cuesta respirar, no puedo abrir los ojos y aunque escucho cuchicheos no logro entender lo que está aconteciendo.
Mis piernas, brazos y estómago me arden demasiado, como si se estuviesen quemando, percibo un olor extraño y siento rasguños en mi rostro.
Intento tocar la superficie de donde estoy, intento abrir los ojos, intento respirar, pero me es imposible hasta que un atractivo rostro aparece en mi cabeza «por supuesto que hablo de Ismael», dándome las fuerzas necesarias para despertar.
Abro los ojos de golpe, mi respiración es acelerada igual que los latidos de mi corazón, veo alrededor y el temor invade todas y cada una de las partes de mi cuerpo, estoy en un hospital y lo peor no es eso, lo peor es estar en un hospital sin tener a Ismael a mi lado.
Me remuevo en la incómoda cama y no logro sentir su tacto, él no está aquí, aprieto mis ojos con fuerza intentando recordar que pasó y lo único que recuerdo es estar tomando su mano, ¿por qué la soltó? ¿Por qué si me la tomó no está conmigo?
Toco mi cabeza que está adolorida, me cuesta respirar aún con el oxígeno artificial, veo como los doctores y las enfermeras hacen todos los procedimientos para que no vuelva a quedar inconsciente, quiero hablar, quiero preguntarles dónde está Ismael, quiero saber si está bien, pero no puedo, mis labios no se abren por más que se los ordeno y un inmenso sueño se hace presente, aunque no permitiré que mis ojos se cierren, necesito saber que está bien, ¡necesito tenerlo junto a mí!
Parpadeo muchas veces, quiero bostezar y ni siquiera para eso se abren mis labios.
Desesperada y con mucho esfuerzo, atrapo el brazo del doctor que tiene ojos azules y resaltan por su bata y su cubre bocas blanco, me presta toda la atención posible y toco mi anillo de compromiso deseando que entienda lo que le pregunto, él voltea a ver a las enfermeras que se encogen de hombros desenfadadas y se dispone a hablar.
—No lo sé, señorita, no sé en dónde esté su prometido —es amable al decirlo, pero no puede evitar sentir lástima por mí y de nueva cuenta creo perder la razón y la calma al no saber nada de mi cielo, otra cosa que resuena en mi cabeza es la voz de ese hombre, pues me resulta familiar.