ESPECIAL AÑO NUEVO.🎉🥂
Mágicamente papá acepta la última súplica que le hago para ir a la cena de año nuevo con la familia de Andrew, ahí es donde comprendo que tal vez el problema no eran los papás del ojizarco, sino el viaje a la ciudad donde mi papi conoció a Nicole, seguro se trataba de la nostalgia que le daría al volver a pisar las tierras en donde le hicieron tanto daño.
—¿Ya estás lista, mi niña bonita? —es tan desesperado que no hay duda de que llevemos la misma sangre.
—Ya casi —anuncio colocándome mis zapatos —dame un momento.
Antes de salir de mi habitación decido enviar un mensaje.
Karyme 7:45pm
Hola. Estamos por salir de casa, ¿me envías la dirección? Aún no se llegar sin el GPS.
En cuestión de segundos me responde el mensaje de una manera exageradamente melosa, agrando una sonrisa por inercia y salgo de mi habitación con mi bolsa.
Me quedo sin palabras al mirar a mi papi con un outfit diferente al que usa para ir a trabajar y me siento muy agradecida de que haya decidido acompañarme «de no hacerlo no hubiese ido, ni de loca lo dearía solo en un día tan familiar como este».
—¡No puedo creer que ese galán sea mi papi! —me pesco de su cuello y esboza una tierna sonrisa.
—No me mientas, hija.
—No lo hago —dejo besitos en su mejilla y sus ojos se iluminan —gracias por aceptar acompañarme, aunque me hayas hecho rogarte —ruedo los ojos y su rostro cambia a uno de egocentrismo.
—Merezco sentirme amado y me siento así cuando me insistes —pellizca mi mejilla.
—¡Auch! —me quejo y se carcajea.
—Tan mimada y delicada como siempre —dice juguetón —mi niña.
—¿Sí, Mau? —lo veo con atención.
—¿Quién es ese muchachito con el que iremos? —hago un puchero de niña pequeña, mis ojos saltan de inmediato y me sonrojo.
—No lo vas a creer —digo asombrada yo misma con la situación —es el doctor que me atendió en el hospital el día del accidente —agacho mi cabeza, juego con mis manos y papá toma mi barbilla y la levanta.
—No debes agachar tu cabeza por nadie ni por nada, mi niña, te lo he dicho muchas veces —deja un beso en mi mejilla, me atrae hacia su cuerpo y mis manos se enganchan a su cuerpo abrazándolo.
—Te amo mucho.
—Te amo millones de veces más —besa mi frente —¿vas a contarme o no? —indaga con comprensión.
—No quiero alargar la historia porque ya le avisé que estábamos por irnos, pero lo conocí gracias a Claudia y Cooper.
—¿Quién es ese? —niego con diversión.
—¡El esposo de Claudia, papi! —Mau y Cooper se conocieron en la cena donde Ismael me propuso matrimonio «¡cómo duele hablar en pasado del amor de mi vida!».
—¡Ah! —capta lo que estoy diciéndole —por favor, dime que no estás enamorándote de él —la sangre sube a mi cabeza, niego desenfrenadas veces y me hace un ademán para que me relaje —no me lo tomes a mal, hija.
—No lo hago —es mi turno de besar su mejilla.
—Lo único que evito es que vuelva a repetirse la historia —su voz me relaja y más lo hacen sus palabras —¿debería de preocuparme y aplicarle una llave? —mi risa resuena en las paredes, últimamente ha estado obsesionado con la lucha libre.
—¡No! —sigo riendo —¿te digo un secreto? —hago un gesto malicioso que consiste en arrugar la nariz y llevar las manos a mi boca mientras suelto algunas risitas.
—¡Por supuesto, hija!
—¡Es gay! —su reacción es un verdadero poema, se carcajea con fuerza frotándose la barriga.
—Es el pretexto más tonto que has puesto para alguno de tus pretendientes, cada día me sorprendes más —mi quijada cae al suelo ante sus palabras, estoy furiosa y al notarlo se ríe con más fuerza.
—¿Por qué no me crees, odioso? —ruedo los ojos.
Para muchos puede ser una relación muy poco respetuosa entre padre e hija por las bromas que nos hacemos, apodos que nos ponemos y temas de conversación que tenemos, lo cierto es que el respeto en nuestra relación nunca ha faltado y siempre he sabido que la máxima autoridad es él.
—Me duele y molesta admitirlo —se escucha la molestia en su voz —pero estoy consciente de que ningún hombre puede resistirse a ti.
—Estás loco, papi.
—Y tú estás equivocada al no creerme —se ríe por última vez —¿nos vamos? ¡Muero por conocer a ese maricón! —bromea.
—¡Papi, créeme!
—Lo que diga mi niña —le enseño la lengua al ver lo juguetón que sigue siendo y la poca credibilidad que tiene en que Andrew es gay, ¡por supuesto que lo es!
Tomo las botellas de champagne que llevaré de cortesía, salgo de casa, papá cierra la puerta y me abre la del nuevo auto que le regalé, ingreso en él y cuando papi sube, maneja hasta casa de Andrew con la ayuda del navegador.
Estoy nerviosa, el barbón me comentó por la mañana que además de sus papás, aterrizarán sus abuelitos y me pone los cabellos de punta conocerlos, me parece que ese paso es muy íntimo y formal «no tiene sentido pensar eso siendo que él también conocerá formalmente a mi papá».