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¿Quién dijo que puedes reconstruir algo roto con amor?
A veces pensamos que la cura de todo es el cariño y amor, pero es una completa mentira, la realidad es que a veces estas en un abismo tan profundo que eso sirve una mierda, y el único camino es querer dejar de respirar....
Es lo que más deseaba...
Odio mi vida siempre trato de esforzarme en ser la mejor y poder hacer feliz a las personas que me rodean. ¿Pero a quien le importa?. Eso solo le importaba a ella, mi pequeña hermana que me quería y ahora ya no está.
No mas...
Me encuentro en el piso de mi habitación recostada como siempre, escuchando música mientras lloro, por sentirme como una basura, y más cuando las personas te lo mencionan a cada maldito momento y te hacen que lo seas.
Eso como me he sentido toda mi vida, una basura que va de un lugar a otro, la cual nadie quiere tener en su vida, ni cree que es lo suficiente para luchar por ella.
Hoy es mi cumpleaños 5 de marzo y como siempre nadie se acordó de eso, ni a mis padres. Pero a ellos que les va a importar, si solo piensan en su trabajo, no hay nada más que su maldito empleo, quisiera decir que me ha dejado de doler su indiferencia, pero es mentira.
Aun no logro recordar la última vez que se han interesado en mí. ..
Por todo eso y las demás situaciones que he pasado en mi corta vida todo me lleva siempre a la misma conclusión, terminar con ese sufrimiento al cual llamo vida.
¿Con que será más fácil terminar eso? -Pienso de manera desesperada-¿Tomándome un frasco de pastillas o simplemente tirarme del gran puente?, creo es la segunda opción es la mejor, muy en el fondo sé que no soy lo suficiente valiente como para terminar con mi vida.
Morir seria un gran alivio para mi alma, pero como la mayoría de las personas esto me aterra, ¿Si todo lo que las creencias nos han hecho creer solo son una mentira y no hay nada después de la muerte?, solo quedará un vacío obscuro, de almas sufriendo en la nada...
Hasta para matarme soy una cobarde.
Pero hoy el dolor es más fuerte y la valentía se han unido para terminar con esto.
—¿Adónde vas Mili? —. Pregunta papa sentado en el comedor, mirándome de forma despectiva.
—Saldré a tomar un poco de aire- Miro la canasta de fruta que se encuentra enfrente de el- Regreso para la Cena-
No lo haré.
Al no recibir una respuesta entendí su silencio que me fuera, pero antes de comenzar a caminar hablo:
—Espera estuviste llorando- El tono de burla y seriedad llenaba el vacío silencio de la casa
—No— Bajé la cabeza apenada.
—¿Entonces porque traes los ojos rojos?
—No sé— Me limite a responder queriendo salir corriendo de casa a cualquier lugar donde me recriminaran mis sentimientos.
—Bueno no importa-Regreso su vista a la computadora- No creo que nada de lo que te pase sea importante- Dio fin a la conversación.
—Lo sé padre, no tienes por qué recordarme- Conteste dolida y molesta.
Salí por la puerta de la cocina dirigiéndome hacia la carretera que conduce por el gran puente. ¿Es una tarde muy linda para morir no?, es perfecta el sol comienza a meterse, se ve un atardecer lleno de colores cálidos y con vida formando un difuminado de color amarillo y naranja.
Mientras mas camino la brisa que golpea mi cara me tranquiliza y apacigua mis nervios, cruzo la calle para girar a la izquierda y llegar al puente, ya encontrándome ahí, tomo un fuerte respiro y me subo a las barras de tensión.
Ligueramente miro hacia abajo, y vuelvo a dirigir mi vista al frente —¡Es muy alto no! — me recuerda mi conciencia. Tomó una fuerte bocanada de aire para tranquilizarme,Seguido de eso a mi mente viene esa noche, el accidente y mis ojos se llenan de lágrimas que evito que caigan. Estoy a nada de terminar con el dolor y sufrimiento, ¿Que ironía no?, terminó con todo el día que inicio mi vida de asco.
Y solo vasta eso para estar segura de hacerlo, extiendo mis brazos resignada, pero todo se para cuándo se escuchan los pasos de una persona corriendo a donde yo me encuentro.
—Baja de ese lugar no sé por qué estés pasando, pero sé que esa no es la solución – Se escucha bastante alterada, pero trata de mantener la calma.
—Solo continué su camino- Hablo pensando que eso la alejara-Alguien como yo no vale la pena— Aun no la he visto, yo continúo mirando al vacío.
—Vales más de lo que piensas pequeña, solo baja y hablamos, nada puede ser tan malo para tomar esta decisión.
Pero yo solo escucho el deseo y la necesidad de saltar, su voz se comienza a hacer muy alejada, Nadie entiende tu dolor, ni nunca lo podrán entender amenos que hayan pasado por algo igual...
No sé en qué momento ya se encontraba lo bastante cerca que me tomo del brazo jalándome y haciéndome bajar de la barra quedando en el piso, me envolvió con sus brazos y comencé a llorar porque en todo este tiempo lo único que necesitaba es un abrazo cálido y sincero.
—Todo estará bien pequeña, no estás sola -Hablo con mucha delicadeza, y causo una calma en mi.
¿Y si después de todo esto era una señar que todo mejoraría? O solo seria el comienzo de mi terrible perdida.
—Mi nombre es Mili-Conteste con un hilo de voz por las lágrimas que no paraban.
—Mili, que lindo nombre- Sonrió cuando por fin la mire-Yo me Rosa Parker- Se presento-
Cuando me despegue de ella por fin la pude detallas, su piel era de un muy lindo, no era demasiado morena ni demasiado blanca, sus ojos de un color miel, tenia algunas arrugas, debajo de los ojos, llevaba un abrigo rojo y una coleta, podía calcular que tendría unos cuarenta o menos años.
Baje la vista, porque me vira de esa forma, cualquiera pensaría que estaba lo ca o tendría alguna enfermedad, quería salir corriendo lejos de ahí, pero encontré algo en su mirada, era compresión.