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Rafe Cameron

De pie frente a mi.

Viéndome.

Era la primera vez en un gran tiempo que terminábamos frente a frente y que él se dignaba a mirarme. Me había ignorado todo este tiempo.

Solo había desprecio en sus ojos, porque por más drogado que este, no puede olvidar el odio que tiene hacia mí.

—No te quedes solo viéndome —gritó y sacudió la cadena frente a mi—¿Qué piensas hacer con esto?—preguntó y rodeó el mostrador para acercarse a mi y yo no pude evitar retroceder.

—Nada que tú no hayas hecho —trate de que mi voz no temblara al hablar, pero el hombre frente a mí ya no era el chico que conocía. Todo rastros de lo que alguna vez había sido Rafe Cameron desaparecieron para siempre.

—¡No! Yo nunca haría esto

Su grito me asustó y tomé distancia de él. No sin antes tomar mis cosas del mostrador, no podía perderlas, pero no pude llegar a la puerta porque él me tomó del brazo.

Estaba fuera de sí porque el nuevo Rafe nunca me reclamaría esto.

— Habla conmigo, Grace. Me conoces, soy Rafe, no te haré daño, solo quiero hablar. Quiero saber por qué venderías algo que yo —se llevó la cadena al pecho y a mí se me olvidó respirar--—. Te regalé —terminó.

Su tono de voz era alto y estaba perdiendo los nervios. Sus manos estaban inquietas y golpeó su cabeza. Es algo que suele pasarle, lo he visto antes, pero nunca por hablar conmigo.

Creo que es la primera vez en mucho tiempo que cruzamos más de dos palabras.

--Rafe, es solo una estúpida cadena.

Mentí

--No, no es una estúpida cadena—dijo y dio un tirón a mi brazo acercándome a su cuerpo—. No puedes venderla, Grace

La única razón que había para que Rafe Cameron pueda soportar el mismo aire que yo es porque está drogado hasta la medula.

--Nosotros ya no somos amigos--Exclame alejándome. Necesitaba aire, su cercanía me estaba poniendo nerviosa. --Perdón, pero no puedo quedármela.

--Puedes vender otra cosa, Grace, no me hagas esto.

--No estoy haciéndote nada, y si mal no recuerdo qué pasó con las cosas que te regalé.--El bajo su mirada-- Espera, lo recuerdo demasiado bien, los prendiste fuego a cada uno de ellos ¡frente a mí! - Eso último me hizo recordar cosas que juro borrar de mi mente. Esa maldita noche juré que nunca más estaría cerca de Rafe Cameron. Había sacado a Rafe de mi vida para siempre.

Y esta pequeña pelea rompía cada promesa que me había hecho, no estaría ni un segundo más al lado del hombre que destruyó a mi familia.

No esperé por su respuesta, no iba a darme una tampoco y me fui del lugar, pero no sin antes tomar mi cadenita buscaría otro lugar, pero la vendería. Ya no quiero tener nada que permanezca a Rafe Cameron.

El aire caluroso me recibió una vez más cuando salí de la tienda. Solté una gran maldición, había venido hasta aquí para nada. Solo para perder mi tiempo con Rafe. Mis planes fallaron otra vez. No perdería más mi tiempo y volvería al bar de mis padres. Había muchas cosas que hacer y de todas formas mañana iría a la ciudad, por lo que podría intentar vender mis cosas y es muy posible que consiga un poco más de dinero.

Solo que una vez que estuve ahí no esperaba encontrarme al hombre de traje sentado en la única mesa que no se había arruinado y que tuviera una propuesta que me ayudaria a vengarme del hombre que nos arruino.