El bar de mis padres se encontraba vacío, salvo por la persona sentada en un rincón. Si no fuera por el gran auto que había fuera, no me daría cuenta de que había alguien aquí dentro. No teníamos luz por la tormenta, por lo que todo el lugar estaba en completa oscuridad.
--¿Puedo ayudarlo en algo? --Pregunté y, por las dudas, mantuve mi distancia. No esperábamos a nadie y tampoco vendría nadie a intentar arreglar las cosas porque no teníamos electricidad habíamos enviado unas pocas máquinas a la ciudad por este motivo y en la puerta dejamos un gran cartel que decía que el lugar se encontraba cerrado y a menos que seas ciego podías darte cuenta de que nadie iba a atenderte si lugar está inhabitable. No tenemos mesas o sillas sanas y mucho menos bebidas o comida para servir.
--Esperaba que me preguntaras eso, Grace--Sus palabras me sorprendieron, pero aún más fue su tono de voz. Conocía esa voz, había escuchado esa voz demasiadas veces, pero mi mente estaba en trance, no podía saber de dónde conocía esa voz.
--¿Cómo sabes mi nombre?
--Nos conocemos, Grace. Seré rápido, no quiero hacerte perder el tiempo, tienen mucho que hacer en este lugar. Y puedo ayudarte, pero solo si tú me ayudas a mí, Grace.
El señor desconocido se puso de pie y, por la oscuridad del lugar, no pude visibilizar su cara, pero el hombre que me estaba hablando debía de ser un fantasma porque este hombre estaba muerto y enterrado.
--Necesito que me ayudes a terminar con el nombre de los Cameron.
Y después de eso, desapareció, estuve unos minutos congelada en mi lugar, lo que acaba de suceder debía ser obra de mi imaginación. Puede que sea lo que Rafe haya aspirado, me lo haya pasado a mi, porque esto no podía estar pasando.
--mierda, mierda y mierda-- susurré y llevé mis manos a mi cabeza —no puede ser real. Estos no es real--Me pellizqué mi pierna y mi brazo, pero esto era real. No estaba soñando. Deje de dar vueltas y fui a mi casa, necesitaba encerrarme en mi habitación y asimilar todo lo que acaba de pasar. Y el sobre que el hombre dejó en la mesa, pesado entre mis cosas.
Había dinero. Él mismo lo había dicho que lo tomara como un regalo y que me ayudaría a pensar mejor mi decisión.
El quería terminar con el nombre de los Cameron, pero yo no sé si quiero hacer eso.
Mi cabeza estaba a punto de colapsar y fue aún peor cuando llegué a mi casa, la cual era un caos, mis padres iban de un lado a otro con cosas en sus manos y yo solo pude quedarme de pie congelada en la puerta. No sabía qué hacer, el dinero del sobre cubría todos los gastos que necesitábamos para abrir el bar. Mis padres y yo pensábamos que podríamos volver a abrir el lugar dentro de unos tres meses. Y si es que realmente podríamos hacerlo, porque nuestro dinero no llega a cubrir todos nuestros gastos.
Y no puedo robar este dinero y no ser parte de este plan porque él me dio 24 horas para hacerle saber que sí aceptaba o no. Y también me había dado la primera misión. Si hacía lo que me pedía, podía tomar el dinero y a la vez recibiría aún más por ayudarlo.
--Gracie, no te quedes ahí congelada--La voz de mi mamá me sacó de mis pensamientos y me dio un suave empujón. En este momento necesitaba que me empujaran montaña abajo.
--Vamos, debes prepararte, te conseguí trabajo en la fiesta de los Marshall.