Mi pecho subía y bajaba con cada respiración acelerada que soltaba. Estaba a punto de tener un ataque de pánico. Y las palabras de Theo se repetían en mi cabeza una y otra vez.
Estaba en graves problemas
Estaba atrapada con los hermanos Marshall y ellos me harían lo mismo que yo les hice una vez.
Mi cabeza no podía empezar en otra cosa que gritar lo más fuerte que pueda. Era lo único que podía hacer, no podía defenderme contra Connel era el doble que yo.
--Ayudaa!--Mi voz salió en un gran grito, pero el cual fue callado por el golpe en mi mejilla de Connel
--¡Nadie te escuchará, Grace! Puedes intentar seguir gritando, pero nadie vendrá a ayudarte
Su puño en mi mejilla fue menos doloroso que sus palabras. Era la verdad, nadie vendría a ayudarme. A mis compañeras, no les agradaba ni un poco, así que no se preocuparan si no aparezco y mi mamá solo piensa en trabajar.
--Connel, por favor, no me hagan daño.
Él no respondió y siguió las órdenes de su hermano, pero yo no me iba a rendir tan fácil ante ellos, así que cuando intentó llevar una mano a mi camisa, me hice a un lado. Eso lo hizo poner histérico y volvió a intentarlo, pero nuevamente retrocedí.
--Grace, no hagas que quiera golpearte de nuevo. Ven aquí, no queremos que Theo se enoje.
Y sacó su arma, un pequeño revolver y lo apuntó hacia mí. Estaba arruinada. No había manera de que pudiera escapar.
--No creo que quieras que use esto —preguntó y sacudió el arma en su mano. Negué con mi cabeza y me tragué mis lágrimas.
--Lo haré, pero no quiero que mis padres me Prácticamente le rogué.
Cuando fue mi último día, siendo la niñera de los Marshall, tuve la estúpida idea de vengarme de ellos por todo el sufrimiento que me habían hecho pasar y cada broma pesada y malos tratos que soporte. Pero Rafe Cameron, mi amigo en ese entonces, se enteró de mis planes y quiso ayudarme. Todo terminó saliéndose de control y mi pequeña broma se convirtió en una muy grande y dura broma.
Los Marshall terminaron colgados del techo de su casa mientras había una fiesta de Pogues en su casa y como sí que estuviesen colgados no era suficiente, Rafe decidió desnudarlos. Me había dicho que era para que aprendieran una lección.
Y ahora a mí iba a pasarme lo mismo.
Porque los Marshall siempre pensaron que la persona que planeó toda la broma fui yo y nunca sospecharon que Rafe también formó parte. Así que solo se vengarían de mí.
--Tic tac
Era la voz de Theo, pero había escuchado eso antes.
--Se puede saber por qué todavía sigue con su ropa.
Mi cabeza se había quedado congelada tratando de recordar en dónde había escuchado esa frase. Porque había escuchado antes ese Tic-Tac.
--Al parecer tendré que hacerlo yo mismo--La voz de Theo salió en un gruñido, se acercó rápidamente a mí dejándome sin escapatoria y sin previo aviso, arrancó mi camisa dejando al descubierto frente a ellos. Me cubrí con mis manos y maldije cada decisión estúpida que tomo cada día.
--Mierda
Ese fue el desagradable de Connel.
--Cierra la puta boca, Connel.
Que Theo pierda los nervios con su hermano me sorprendió.
Y como si se tratara de un toc volvió a decir ese Tic-Tac.
Mierda.
Rafe lo dijo unas dos veces si no recuerdo mal cuando me acerqué a la barra.
Pero él no sería parte de esto. No podría hacerme algo así. O no.
—Dios, Grace, trata de volver a ponerte esa camisa
Mi cuerpo tembló por su grito y traté de tomar la camisa destrozada del suelo, pero por más que intenté volver a ponérmela, seguía siendo imposible que me cubriera algo.
--Podríamos hacerlo a mi manera--Pidió Connel, pero Theo simplemente lo miró mal y lo hizo levantar ambas manos y el arma seguía en una de ellas—. Siempre podemos pedirle ayuda a Rafe
Rafe.
Habían nombrado a Rafe. Y solo había un Rafe en esta maldita isla. Rafe Cameron.
--Me estoy cansando. Entra a la puta caja, Grace, y por el amor de Dios, que no se te ocurra gritar, porque juro que te dispararé.
No hizo falta que me moviera, porque el mismo se encargó de arrastrarme hacia la caja y antes de cerrarla me pidió mis pantalones, los cuales les di porque puso un arma en mi cabeza. Y esta vez no pude evitar que las lágrimas salieran una tras otra.
Estaba a punto de pasar vergüenza frente a miles de Kooks.
El viaje en la caja fue corto, no podía ver, pero era obvio que ya estaba en el medio de la fiesta, podía escuchar la música y las voces de las personas. Y a los hermanos Marshall peleándose sobre quién de los dos abriría la caja.
Mi vida estaría arruinada luego de esto.
Y de un momento a otro la caja se abrió y Rafe Cameron apareció de pie frente a mí. Una vez más.