A la mañana siguiente me desperté en una cama vacía. Rafe ya no estaba aquí, pero eso no era lo que me preocupaba en este momento. Lo que realmente me tenía sufriendo era el gran dolor en mi cara y cuerpo. Esos malditos Marshall me habían dado un buen golpe.
Y algo me decía que no sería el único golpe que recibiré.
Cuando entré al baño después de hacer un gran desfile de quejidos y lamentos por la manera en que todo me estaba doliendo, casi vomito al ver mi rostro en el espejo. Mi ojo izquierdo era toda una mancha morada y que pueda mantenerlo abierto es un gran misterio.
--Mierda--Mi familia no puede verme así. Voy a necesitar tapar esto antes de volver a mi casa o inventar una buena historia. Pero ya no creo que ellos sigan creyendo en mis historias.
mierda, mierda, mierda
Los Grant no se van a tragar mis mentiras.
Me van a atrapar y me van a devolver.
Mis manos tiemblan nerviosamente, no sé qué es lo que va a pasar conmigo. Decido no perder más mi tiempo pensando en todas las cosas en las que estoy arruinada y me doy una rápida ducha, y mientras lo hacía descubría más moretones por mi cuerpo. Mi ropa está perdida, así que recorro cada habitación de la casa de los Cameron en busca de algo que pueda usar, pero las habitaciones están vacías, salvo la de Rafe, que es la única que tiene algo más que una cama y un armario que no esté vacío.
¿Qué hizo este chico con las cosas de su familia?
Aunque me gustaría seguir investigando los nuevos cambios que hizo Rafe en su casa, debo terminar de vestirme y desaparecer de aquí antes de que mi familia ponga el grito en el cielo. Ellos me deben estar buscando, debía irme con ellos después de terminar mi trabajo en la casa de los Marshall.
Los Marshall
La sola mención hacía que mi estómago diera vueltas.
Y todavía no había hablado con Rafe sobre por qué el se encontraba en la sala de juegos de los malditos animales. Hace un tiempo había jurado que nunca más estaría en el mismo lugar que ellos. Pero, ¿qué hacías ahí, Rafe?
¿Y qué era ese maldito tic tac?
Pero las respuestas no tardaron en llegar, porque cuando mis pies tocaron los primeros escalones de la escalera, los escuché hablar y sus palabras fueron un gran golpe a mi corazón. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
--Estaba preocupado de que las cosas se pongan raras entre nosotros.
--Hermano, sin rencores-- bajé otros escalones para poder descubrir el rostro de la persona con la que Rafe estaba platicando. Topper Thornton. Era la persona. --No podía dejarla ahí. Si alguien se estera de lo que podría haber pasado en la casa de los Marshall, estamos arruinados. Son los Marshall.
Para los ojos de Rafe, el hecho de que me hayan desnudado y golpeado no era nada para el. Porque ESO no sucedió.
--Lo entiendo. Los Marshall están malditos, pero Grace está aún peor que ellos. Es una maldita loca. Me intento matar.
--A ti, Topper Thornton. Esta enferma siempre lo estuvo.
--No puedo creer que fueras su amigo.
--Nunca fuimos amigos.
--Grace no existe para mí
--Grace es una maldita loca.
--Grace es una pogue.
Mi cabeza repite una y otra vez las palabras de Rafe Cameron y no pierdo ni un segundo más en esta casa, pero no sin antes tomar lo que necesito de aquí. Porque es lo único que puede ayudarme a no perder a mi familia.
Hago todo lo que esta persona me pidió, dejo los papeles que robe en el lugar donde indico y tomo el sobre que me pertenece por cumplir con el trabajo.
Pero una vez que termino con todo, sé que todavía no es una opción regresar a mi casa. Mis pies se desvían camino y me llevan al único lugar en el que todavía soy bienvenida.
El hospital de Kildare.
Mi hermana lleva dos años en coma por culpa de Rafe Cameron.
Me recuerdo eso durante todo el recorrido que me lleva a la habitación donde se encuentra mi hermana y que por eso hice lo que hice. No me estoy equivocando, estoy vengando a mi hermana.
--Sabía que vendrías a esconderte