Haunted

009

--Sabía que vendrías a esconderte aquí como una maldita rata

Las palabras de mi mamá no me sorprendieron. Está enojada y, por una gran parte, tiene razón arruine mi trabajo con los Marshall por mi deseo de vengarme de años de malos tratos por culpa de esos niños. Ahora mi familia se quedó sin el dinero que tanto necesitábamos.

Al final del día siempre término arruinándolo todo, es como que si no sirviera para nada más que arruinar cada cosa que se cruza en mi camino.

--Lo siento, mamá.

Mis palabras no pueden evitar que mi madre prepare su mano para golpearme y, como cada vez que me golpea gira su anillo, el único recuerdo aún vivo de que una vez fuimos kooks y sin dudarlo la palma de su mano impacta de lleno en mi mejilla que todavía estaba sin una maldita marca. La nueva herida arde en mi cara, pero trato de no quejarme porque eso puede ser peor.

--No lo sientes, Grace, porque si lo sintieras hubieras terminado tu trabajo, pero desapareciste a las dos horas. ¿En qué pensabas, Grace? Todo el maldito mundo se dio cuenta de que faltabas.

Di la verdad, Grace

--Mamá, yo...

--Tú nada, Grace. Cualquier cosa que digas o cualquier mentira que salga de tu maldita boca no pienso creerla, tu padre está muy molesto y si fuera tú no aparecería por casa, al menos hasta conseguir un trabajo.

Mi pecho quema y las lágrimas no tardan en aparecer. El sobre con dinero pesa en mis bolsillos y lo saco rápidamente de ellos, pero lo mantengo escondido.

--Puedo arreglarlo y volver a casa—. Mi voz tiembla por mis nervios --No tengo a dónde ir, mamá.

--Lo arruinaste todo, Grace. Estamos arruinados por tu culpa.

--Tengo dinero.

--Sí, lo veo, Grace. Llevas puesta su ropa, piensas que no reconocería ese maldito perfume. Si crees que tu padre y yo aceptaremos el dinero de ese mocoso, estás muy mal, hija. Ese hombre que piensas que es tu amigo es la razón por la que tu hermana está en esa cama.

--No es su dinero y tampoco es mi amigo. No después de todo lo que nos hizo.

--Estás llevando su maldita ropa, Grace--Se acercó a mí y tomo mi cara entre sus manos y por una milésima de segundo sus ojos se posaron en mi ojo golpeado y pude ver que su rostro se suavizaba, pero inmediatamente borro todo rastro de preocupación por mí y apretó su agarre sobre mí.--¿Que es lo que quieres que crea, Grace?

Mi mamá estaba perdiendo sus nervios nuevamente.

--No desaparecí porque el trabajo no me importara, lo hice porque la señora Ripley acepto comprar mis cosas y, aunque no lo creas, es más dinero del que me iban a pagar los Marshall.

Mi mentira parece funcionar porque su agarre se suaviza

--¿Dónde está?

Le entregó el sobre y me hago a un lado. Al principio solo mira el sobre y luego otra vez a mí, hasta que por fin se decide por abrirlo.

--Sabes que iré con la señora Ripley a confirmar que hayas vendido tus cosas.

--Lo sé, mamá.

--No sigas diciéndome "mamá", espera a que mi enojo se vaya y no vuelvas a casa hasta que yo te avise --Dice mientras guarda el dinero en su bolso y luego de dudarlo un poco me entrega mi teléfono. Y por más que le supliqué y lloré de que no tengo otro lugar para dormir, que no sea mi casa, sigue negándose y se va. El dinero no es suficiente para que ellos puedan perdonarme.

En el hospital, por el pequeño alboroto que causé, no me dejan quedarme, solo me dan unos minutos para despedirme de mi hermana y uno de seguridad me acompaña hacia la salida. Mi celular no tiene batería y tampoco tengo forma alguna de poder cargarlo por lo que paso el resto de la tarde tratando de encontrar a alguien que me deje quedarme en su casa al menos por una noche, pero todos parecen haber desaparecido así que voy al último lugar donde puedo llegar a encontrar a mis amigos.

Aunque dudo mucho de que yo pueda utilizar esa palabra. Amigos. Creo que desde que estoy en esta isla solo tuve un amigo y eso no salió muy bien que digamos. Y los otros que intenté hacer siempre se terminan alejando por más que haga de todo para que se queden ellos se van.

Al llegar a la playa, una gran marea de personas me dan la bienvenida. Mi pobre cerebro lo había olvidado, pero hoy había una de esas carreras por las que todos se vuelven locos. Las motocicletas y sus pilotos estaban preparados para salir la mayoría tenía sus cascos puestos por lo que no pude reconocer a ninguno, pero la carrera era lo que menos importaba para mí, debía encontrar a Tania, es una compañera del instituto y es la única persona que puede dejarme quedar en su casa. Trato de hacerme lugar entre las personas y llegar a su grupo de amigos, pero el lugar está minado de personas esperando por las carreras, pero empujando y también ganando unos empujones llego a ella, pero antes de acercarme por completo arreglo mi ropa esta mañana cuando tome la ropa de Rafe trate de copiar el traje que use en casa de los Marshall porque creía que podría engañar a mi madre en que estaba pensado. Esa mujer es inteligente. Así que antes de saludar a Tania y a sus amigos, le hago un pequeño nudo a la camisa para no asustar a los demás, pero de todas formas mi ojo morado y el corte en mi mejilla ya lo hacen.

--Hola Tania--Mi saludo interrumpe su alegre conversación y cuando todos clavan su mirada en mi cara, me arrepiento de hacer esto.

--Grace

--¿Qué le pasó a tu cara? - pregunta el chico al lado de Tania, la cual parece a punto de largarse a llorar por los golpes en mi cara. ¿En qué estaba pensando?

--¿Esto?--Me señaló el rostro-- Mi cara se chocó contra el piso en casa de los Marshall.

--Dios, niña.

--Tienes la cara arruinada.

--Sí, no pude poner mis manos al caer por querer proteger las copas.

Soy una gran mentirosa.

Una maldita mentirosa

--¿Por eso desapareciste sin terminar tu trabajo? - pregunta otro de los amigos de Tania y asiento, pero ¿por qué este chico sabe eso? Al parecer vio la confusión en mi rostro y se presenta--Soy Nate, era otro de los camareros y tomé tu lugar cuando desapareciste.



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En el texto hay: obsesion, rafecameron, pogues

Editado: 27.01.2025

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