Haunter 1 - La Sombra del Cazador

El Útimo Respiro

Amy y Trisha llegaron a Casa Blotter al mediodía, cuando yo ya me había mordido las uñas hasta los codos y caminaba por las paredes de impaciencia. Al parecer, la médium había decidido hablar con mi amiga sobre los Blotter y explicarle bien la situación antes de salir de Boston, porque quería ver la reacción de Trisha y asegurarse que era la indicada para ayudarnos.

Fue por eso que, para mi gran sorpresa, Trisha no saltó del auto conjurando a gritos a fantasmas y demonios, sino que se apeó del deportivo rojo filmando en su teléfono con una app SLS, que supuestamente detectaba formas humanas aunque no fueran visibles. Para el temperamento de Trisha, estaba siendo la discreción personificada.

Susan todavía merodeaba por la mansión, con la excusa de ver que las invitadas tuvieran cuanto necesitaran en sus habitaciones, así que no pudimos hablar hasta que se fue y nos sentamos a almorzar.

—¿Dónde están? —le preguntó Trisha a Amy, un manojo de excitación luchando por mantenerse sentada a la mesa.

Señalé la pelotita apagada. —Aquí no, Trish. Deben estar en sus salones. Te los presentaré después del almuerzo. —Me volví hacia Amy—. Tengo noticias.

—Buenas, espero.

—Kujo dice que puede comerse los parásitos de los Cazadores.

Trisha fue lo bastante sensata para cerrar la boca y escuchar, sabiendo que si no se comportaba, estaría de regreso en Boston en un par de horas. Amy y yo discutimos la posibilidad de ahorrarnos el engorro de lidiar con esas cosas asquerosas y ayudar a Kujo a ganar más fuerza, pero ella tenía sus dudas.

—Arrancarlos puede desgarrar el tejido energético del nodo y dejar una herida abierta. El nodo precisa ser sanado y limpiado al mismo tiempo, de otra forma lastimaríamos a Price y su amigo.

—¿Y si conducen la limpieza en el sótano? —intervino Trisha—. Puedes limpiar y sanar, y el demonio recibe su comida.

—Kujo —la corregí muy seria—. No es un demonio.

Amy meneó la cabeza divertida. —No intentes meterte con el caniche oscuro de Fran.

—¿No es un demonio?

—Es un carroñero, convertido en demonio mestizo por el propio Price. No debemos olvidarlo.

—¿De verdad? —exclamó Trisha atónita.

—Ahora que está en forma para hablar, debería tratar de averiguar de dónde vino —dijo Amy—. Tenemos que pensar adónde irá cuando lo soltemos. —Mi suspiro la hizo reír—. Olvídalo. Joseph dijo que la buena vibra lo ahoga. Necesita algún hospital abandonado poco accesible o algo así, donde pueda vivir tranquilo y lejos de la gente.

Trisha alzó un dedo, la boca llena, y sacó su teléfono. Se apresuró a tragar para decir: —Pine Grove, en Spencer. Es un cementerio a media hora de aquí.

—Es un cementerio histórico y necesitamos un lugar con mala vibra más reciente —replicó Amy—. Tal vez nuestros amigos Cazadores conozcan algún lugar cercano como el que necesitamos.

—Hay un cementerio al sud de aquí, al final del Quabbin —tercié.

—Qué conveniente. Para que puedas ir a visitar a tu mascota, ¿verdad?

Trisha rió por lo bajo. —No puedo creer que te hayas encariñado con esa cosa, Fran. Vamos, que mudarte aquí te ha afectado en serio.

—Vete a la mierda, Trish.

La boca.

Las palabras que brotaron de mi teléfono hicieron saltar a Trisha, mientras yo me ponía colorada hasta que me ardieron las orejas.

—Disculpe, Ann —murmuré, y enfrenté a Amy ceñuda—. Podrías haber avisado que Ann Marie estaba con nosotras.

—Acaba de llegar —se defendió la médium.

No quise asustarlas.

—Por supuesto, lo siento.

Trisha miraba para todos lados, los ojos como platos, boqueando como pez fuera del agua. Amy apoyó una mano en su hombro y señaló la otra cabecera de la mesa.

—Está allí, muchacha.

Mi amiga adelantó la cabeza como una tortuga, tratando de ver algo.

—Ann Marie, ella es mi amiga Trisha —sonreí—. Me alegra saber adónde mirar por una vez.

Un placer, Trisha.

Mi amiga era incapaz de articular palabra, de modo que se limitó a asentir.

Las dejo conversar.

Oímos un rumor leve cerca de la puerta de la cocina y Trisha me enfrentó, todavía atónita.

—¡Ni te mosqueaste!

—Llevo meses viviendo con ellos, Trish. Estoy acostumbrada.

Trisha se volvió hacia Amy. —No estoy segura que pueda hacer esto.

—Claro que sí, sólo necesitas habituarte. Por eso vinimos antes que los Cazadores: para que yo le enseñe a Fran a hacer una limpieza y para que tú te familiarices con la dinámica de la casa.

Terminamos de almorzar tratando de responder el millón de preguntas de Trisha, que parecían multiplicarse con cada respuesta. Después de levantar y limpiar, quise llevarla al salón oriental para presentarle a los Blotter, pero ella insistió en subir a su habitación antes. Regresó un momento después con una caja envuelta para regalo con papel infantil de colores brillantes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.