Haunter 1 - La Sombra del Cazador

Una Noche

Creo que fruncí el ceño. No estoy segura. Si lo hice, fue por sólo un instante, porque sus labios rozando los míos respondieron la pregunta que estaba por hacer. Cerré los ojos, olvidada de todo, y me puse en puntas de pie para alcanzar su boca.

En ese momento, lo que menos me importaba era que iba a ser sólo la segunda vez en mi vida que tenía sexo. Las dudas, la timidez, la inexperiencia no significaban nada en sus brazos.

Se apartó de mí mucho antes de lo que yo hubiera querido y me enfrentó con esa sonrisa cálida que era mi perdición.

—Recuérdame quién está en la mansión —susurró, su pulgar acariciando mis labios.

Una neurona perdida, única sobreviviente de su beso, me ayudó a responder.

—Los Blotter.

—¿Tres, cuatro Blotter?

—Seis.

—Seis, guau. Y tus dos amigas, además de Isaac, ¿no?

—Sí.

—Y el demonio en el jardín.

—No es un demonio.

—Oh, bien, tu mascota sobrenatural en el jardín.

—Sí.

Ladeó la cabeza y supe que fuera lo que fuese que dijera a continuación, no podría negarme.

—¿Qué te parece si dormimos aquí?

El maldito lo susurró con sus labios contra los míos. ¿Iba a decir que no? Lo besé. Y tuve que detenerlo cuando intentó girar hacia la cama.

—Qué.

—Tengo que preparar la casa para que Kujo pase el día aquí.

—¿Necesitas una mano?

Le devolví la sonrisita y acabamos riendo.

—Podrías poner un poco de orden aquí. No sea cosa que halle un zapato bajo la almohada.

—Anda, ve, jovencita mandona.

Me apresuré escaleras abajo y fuera de la casa de huéspedes. En la mansión, la pelotita en la mesa de la cocina permaneció oscura, así que continué hacia el sótano. Recogí mi saco de dormir del rincón y volví a salir de la mansión, cerrando la puerta trasera. Me detuve a mitad de camino de la casa de huéspedes y miré alrededor, tratando de escuchar cualquier sonido que pareciera extraño. Nada.

—¿Kujo? —probé.

Un momento después, un alto arbusto al final del jardín se dobló hacia un lado y sentí que la vibración del suelo se acercaba, para detenerse bruscamente a sólo un paso de distancia. Brandon se asomó a la ventana de su habitación.

—¿Qué fue eso? —preguntó desde allá arriba.

—Kujo —respondí con una gran sonrisa.

—¡Es un jodido mamut!

—Fran.

Tendí la mano y sentí que el calor la envolvía de inmediato.

—Oye, mi niño, disfruta la noche y regresa a la casa de huéspedes antes del amanecer, ¿de acuerdo? Puedes quedarte allí mientras haya luz diurna.

Sí, sí. Huéspedes.

A pesar de la falta de entonación de la voz electrónica, las palabras mismas me hacían pensar que el pobre bicho no podía estar más contento.

—Recuerda no desperdiciar energía, porque se acabaron los bocadillos hasta que te llevemos a casa, y eso puede tomar un par de días, ¿sí?

Hogar. Fran.

—Sí, mi niño. Te llevaré de regreso a tu hogar. Ahora ve. Brandon y yo dormiremos aquí también, en el segundo piso. Así que no hagas mucho ruido cuando entres.

Shhh. Fran duerme. Kujo no ruido.

—Claro que sí, porque eres el más dulce —asentí riendo.

Me incliné, esperando que me tocara la frente. En cambio, su calor me envolvió.

Quiero Fran.

—Y yo te quiero a ti, mi niño. Ve, disfruta tu noche.

El calor retrocedió y el suelo vibró hasta que se adentró en el bosque. Vi que Brandon seguía allí, acodado en la ventana, observándonos. Me sonrió y retrocedió cuando me encaminé a la puerta.

—Creí que Isaac estaba puesto o mentía —comentó, bajando la escalera con el LED—. Pero lo que me contaba no se compara con lo que acabo de ver.

Me ayudó a cerrar los postigos y cortinas mientras conversábamos, porque tenía mil preguntas. Le expliqué lo mejor que pude lo que había entendido de cuanto Amy me dijera de Kujo.

—Así que hice bien en deshacerme de él —terció cuando entrábamos al comedor.

—Claro que sí. El problema es que la bruja fue innecesariamente cruel. Podría haber cortado el vínculo entre ustedes y dejar ir a Kujo, o eliminarlo como hizo Amy con tus parásitos esta mañana. Pero dejarlo así encadenado fue lisa y llanamente sádico.

—¿Y cómo es que es tan inteligente? ¿Tú crees que los parásitos que me quitó Amy eran tan conscientes e inteligentes? Es un concepto perturbador.

—No lo sé. Son conscientes, y leen tu mente y tus emociones para manipularlas y obtener alimento. Pero no creo que sean tan inteligentes. Amy dice que mi forma de tratar a Kujo lo cambió drásticamente, pero no estoy segura a qué se refiere. Cuando comprendió que los Blotter no le permitirían usarme, pero que aun así yo quería ayudarlo, comenzó a interactuar conmigo así, y la comunicación mejoró a medida que él se fortaleció y construimos una confianza mutua. Amy dice que es de otro mundo, y coincido, pero sospecho que nos referimos a cosas distintas.”




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