No había entendido, porque era tan distinta a mis primos, nunca antes había tenido miedo, tenía el corazón tan frío, tanto, que nadie se atrevía siquiera a jugarme una broma, nadie lo había hecho hasta ahora.
Ahora lo comprendo.
Tenía que pasarme a mí.
Me tocaba enfrentarme a alguien que ni siquiera conocía, pero, si sabía de dónde venía.
Era mi celular.
Por un momento me había convertido en una persona tan distinta, muy débil, temblando, atemorizada, hasta inclusive lloré, ¿Cómo es esto posible? Una persona tan fría y fuerte se permitió verse de manera tan contraria por primera vez.
¡Ya es suficiente!
¡He vuelto!
Ahora ya no te tengo miedo, estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias, quien fuese que fueras.
Me paré, no se cómo, aun así, lo hice, no sentía mis piernas, pero tenía todo el coraje del mundo para continuar.
Estaba en la oscuridad.
¡Es una locura!, con tus juegos me acostumbraste a ello.
Muy familiarizada. Respiré lentamente.
Así como YO caí, te aseguro que también TÚ caerás...
-Jajaja- me reía a carcajadas y no paré de hacerlo.
Ya era tiempo para continuar con el juego, esto que tú comenzaste, no sé ¿dónde?, ¿cómo? ni ¿en qué momento?, aun así, puedo gritar a mil vientos, “¡TE ODIO VIERNES!”
Este dichoso día, ya no sería más santo de mi devoción por el resto de mi vida, este que quizás ya no me quedé mucho tiempo para contarla.
Cerré mis ojos y me lancé hacia las escaleras, no tenía elección. Sin darme cuenta, este acaba de consumirme, quitándome las piernas, agitada hasta al cansancio, apenas respiraba.
Caí, de repente, en un abrir y cerrar mis ojos me encontraba tirada en el piso de abajo, el lugar donde había hallado aquel cadáver, con la única diferencia que ya no estaba más aquí.
¿Todo habría sido mi imaginación? No lo creo, no tengo la osadía para hilar tal historia, siempre he creído como relatos absurdos e incoherentes
¿Me crees? Aun así, esto no termina aquí.
Editado: 25.10.2022