Hay duendes en los árboles

Hay Duendes En Los Árboles

Diez Años Después

El tiempo paso demasiado rápido, aunque no lo crean muchos cosas han pasado.

Dante y Clara se casaron y al poco tiempo formaron su propia familia, conformada por ellos dos y su pequeña hija Danna, la pequeña familia ahora vive en la gran ciudad a la cual les costó mucho adaptarse, pero habían encontrado la paz y el nuevo comienzo que buscaban.

Sobre Ridgewood ambos decidieron mantenerse lo más alejados posible, incluso Dante termino sin tener contacto alguno con su padre, pero el destino quería que el volviera una vez más. Pues su padre había muerto.

De camino a Ridgewood

—¿Te encuentras bien, cielo?,— Clara le pregunta al notarlo demasiado serio.

—Si, solo que no pensé que volvería a Ridgewood, y menos por una razón así.

—Todo estará bien, si necesitas algo aquí estaré, al igual que tu hija,— lo consolaba mientras acariciaba su cabello.

—Gracias, ¿Cómo va la niña?.

—Sigue dormida.

—Me hubiera gustado que conociera a su abuelo,— lamentándose no haberle dicho a su padre sobre su nieta.

—A el también le hubiera gustado conocerla.

Al llegar al pueblo, se dieron cuenta de que todos habían organizado el funeral y solo esperaban a Dante y a su familia para poder comenzar.

Durante ese día todo el pueblo se acercaba para darle el pésame y ofrecerles algo para hacerlos sentir de nuevo en casa. Y así durante el resto de esa semana.

Fue un funeral hermoso, para alguien muy querido por el pueblo, alguien que siempre será recordado. Dante y su familia se quedaron unos días más, para poner todo en orden en la casa antes de volver a la ciudad, pero Dante recibió la visita de una vieja amiga.

Tocan a la puerta

—Yo abriré,— dice Clara

—Hola, lamento no haber venido antes...

Al escuchar esa voz, Dante la reconoció de inmediato, era Abigail la hermana de Jeremías.

—¿Abigail?

—Hola Dante.

—Me alegra mucho verte,— Dante se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo, el cual ella recibió con gusto.

—Vaya abrazo, se nota que han pasado diez años, solo mírate casado y con una linda niña.

—Si, recuerdas a Clara.

—Hola, gusto de verte.

—Igual me da gusto verte, igual has cambiado mucho desde la última vez.que te vi.

—Si, y que tal tu, no te quedas atrás.

—Un segundo hijo parece que era necesario para rejuvenecer,— dice bromeando,— Como sea, venía a hablar contigo Dante, antes de que se marchen.

—Claro, esta bien.

Abigail llevo a Dante a recorrer el pueblo, ahora que ya tenia la oportunidad de ver con mas tranquilidad que tanto había cambiado se dio cuenta de que Ridgewood tenía más color.

—¿Sobre que querías hablar?

—Bueno hay mucho de lo cual debo ponerte al tanto.

—Te escucho.

—La abuela murió poco después de que te fuiste, y fue difícil sabes, con todo lo de Jeremías y bueno todo, pero después conocí a mi esposo, Ernesto.

—Me alegra oír eso.

—Gracias...nos casamos y tuve otro hijo, y ahora que tengo dos y ya no son unos bebés, son algo traviesos y pelean mucho, lo normal ya sabes, realmente estaba teniendo una buena vida, pero hace unos meses...

Abigail guardo silencio y agacho la cabeza.

—¿Qué pasa?

—Jeremías murió...hace unos meses...

La noticia se sintió como un balde de agua fría, todos los recuerdos de aquello volvían de nuevo.

—Hace unos meses el trato de ayudar a un joven recluso, lo estaban golpeando sus compañeros de celda, pero eran más fuertes que el y lo terminaron matando a golpes, para luego también matar al otro chico.

Abigail se dio cuenta de que Dante no sabía como reaccionar a la noticia, así que lo abrazo, esperando que llorará o dijera algo, pero no pasó, así que lo vio a los ojos y continuo diciendo.

—Escucha, Jeremías hizo algo imperdonable y nada de lo que hubiera hecho lo iba a cambiar, pero ambos sabemos que su muerte será insignificante para el pueblo, para todos menos para ti y para mi, nos tocó ser los que seguimos aquí y por eso te pido que antes de irte visites su tumba, no por el, sino por ti y por todo lo que te hizo pasar.

Ambos siguieron conversando un poco más, para el final despedirse con la esperanza de verse una vez más.

Antes de regresar a casa de su padre, Dante decidió visitar el cementerio y hacer lo que Abigail le había pedido, pero sentía que alguien lo seguía. Al llegar a la tumba de Jeremías, se sentó frente a ella y se quedó ahí por bastante tiempo, el sol casi se ocultaba.

Hasta que quien lo seguía se presentó.

—Y yo que creía que nunca volverías.

—¿Así que te mataron?,— dice sin voltear a ver.



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En el texto hay: misterio, drama, sobrenatural

Editado: 01.07.2025

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