H.D.

Capítulo 15: un gran detective

El grupo, impedido para realizar misiones, se reúne en su salón  para descansar y charlar. Además, Ryu relata una enigmática historia detectivesca.

 

 

Habían pasado cuatro días desde el incidente en “la pajarera”, todos aún estaban recuperándose, ni siquiera podían entrenar,  solo se dedicaban a meditar, al estudio y al ocio.

Esa tarde, Max junto con el equipo de elite B, se contraba en la prisión interrogando a los  miembros de la organización que quedaban allí. Él había ordenado al equipo de élite A “no analizar nada del caso hasta nuevo aviso”; algo que puso muy descontenta a Alex; pero sabía que no debía involucrarse emocionalmente, debía despejar su mente, recuperarse  y apartarse un poco de lo sucedido, sabía que el otro equipo era tan competente como el de ella, no tenía de qué preocuparse.

 

Por otro lado, el demacrado equipo de élite A, sin su líder, se encontraba en su salón de reuniones, sentados en círculo en cómodas y grandes  sillas.

 Hayato, el que mejor se encontraba, acomodaba más sillas y una mesa en medio de la ronda, que  tenía sobre si: un mate, un yerbero y una azucarera. Habían apartado todo lo que tenía que ver con trabajo, solo estaban allí, relajados.

La mayoría se veía realmente mal; cansados,  llenos de vendas y hematomas. Luciano se paseaba por el salón con sus muletas intentando ayudar, aunque, para su compañero,  era más un estorbo. Hayato intentaba no atropellar el pie enyesado cubierto por una bota de su compañero y le ofrecia ayuda cuando este se tambaleaba intentando acomodar sus muletas.

En ese momento, entró el equipo de apoyo, cargando difícilmente entre sus manos lo que iban a merendar, al igual que el resto tenían vendas y moretones por doquier. Marco, traía con sigo, una gran tarta ya cortada en cubos; Hans una bandeja llena de galletas de avena; Azul una botella de jugo natural y vasos; Leonard tenía una botella de agua, una caja de té y un termo con café. Lia, Kayla y Hui Ying, tenía las manos vacías.

Detrás de ellos estaba Alex, también vendada y magullada y una férula sosteniendo su brazo herido. Con su mano más sana agarraba un termo con agua caliente.

—¡Al fin! ¿Por qué tardaron tanto?—Cuestiono Julie.

—Yo porque las galletas no se enfriaban, el resto creo que porque la fila de la cocina era muy larga —contestó Hans— Pase por allí para ver si estaban y  ¡Vaya! que tuvieron que esperar….

—Y si van todos en grupo evidentemente se formará una gran fila.—afirmó irónicamente Julie.

—¡Yo me mantuve apartado! además, estamos todos que apenas podemos movernos uno solo no podía cargar con todo...

—¡Si! después de lo sucedido vaciaron todos los salones, revisaron hasta los sacos de té... ¡Hasta la cafetera de mi habitación se llevaron! estaba sin uso ¡Sin uso! —interrumpió Azul mientras se acomodaba y dejaba las cosas sobre la mesa.

—¡Si! se llevaron todo lo que pasó por las manos de Derek…—señaló Leonard, con gran enfado— Hasta la comida de aquí se llevaron, ahora tenemos que reponer todo....—soltó un gran gruñido y se acomodo.

—Ya te dije que yo no tuve nada que ver con él. Él me regaló la cafetera por navidad, intentando conquistarme ¡Celoso!

—Nunca te cuestione eso… Y me refería a las cosas a lo material, no a ti. Y haz lo que…

—Y lento… —Interrumpió rápidamente, Azul la acotación de su camarada— no olvidemos lo de lento… Era chiste Leonard...

—Saben que ya no debemos hablar de ese asunto; repondremos todo de a poco. Mi equipo de mate quedará aquí ya tenemos café, té, vasos  y luego pediremos más cosas.—dijo Alex, mientras acomodaba su silla cerca de la mesa para poder cebar los mates.

El resto también se acercó a la mesa y comenzaron a devorar las delicias que allí había, unos se sirven jugó, otros agua o café y algunos tantos bebían mate. Hablaron de un sinfín de temas variados, era una simple  tarde de descanso. Hasta que Alex recibió una llamada:

—Hola… —dijo mientras se levantaba de su silla  alejándose del grupo— Si, ¿qué paso?... Estoy en el trabajo.... No, no  iré a casa…

El equipo no podía escuchar al interlocutor, solo se limitaron a guardar silencio.

—¡Estoy bien! Los visitare pronto... Pero.. Si, si, nos vemos besos.

Alex colgó el celular y volvio a sentarse, recibiendo el mate que estaba en las manos de Hikaru.

—Era mi tío, —afirmó ella esbozando una incómoda sonrisa— está preocupado por lo que pasó. Se enteró y bueno… Cree que debo tomar vacaciones, visitarlos y alejarme de todo por unos dias. Hasta que me recupere al menos.

—Pero... ¿cómo se entró? —preguntó Marina, con gran intriga.

—Él sabe todo… Lo ve todo—Contesto Ryu con locura en su mirada.

—Ryu… —gruño Hikaru como llamado de atención.

—ja, ja, ja ¡Pero es verdad! mi tío siempre se entera de todo, es como un Sherlock Holmes—destacó Alex llevándose la bombilla del mate a la boca.

Marina se encontraba al lado de Alex, observando el perfil de su amiga, veia como ella soberbiamente daba sorbos de agua caliente de un pocillo que podría ser asimilable a una pipa y el vapor de agua que salía de este, no hacia mas que reforzar esta semejanza. Marina envuelta en asombro,  no pudo evitar decir.



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En el texto hay: misterio, suspenso, algo de romance

Editado: 16.10.2019

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