H.D.

Capítulo 17: Decisiones peligrosas

Marina se arreptiente de un grave  error cometido y luego el equipo tiene una nueva mision a cargo de Hikaru.

 

Eran mediados de junio, habían pasado un par de  días desde la misión en Crimea. Marina estaba en su habitación ya en pijamas  comiendo los últimos trozos de un gran strudel de manzana que Sebastian le había horneado en compensación por  su cumpleaños, el cual pasó sola durante la misión en Crimea. 

Sentada en su cama, recordaba con una sonrisa la cara avergonzada de su compañero mientras le daba el delicioso regalo. Aunque él no era el único que había tenido un gesto así, por alguna razón, ese regalo, fue el que más le llamó la atención. Posiblemente se debía a que sabía perfectamente que él odiaba cocinar. 

Recordaba que cuando ella hablaba de sus dotes culinarias él siempre la alababa y concluía con la frase »Que bueno que sepas cocinar y no te quemes en el intento, en cambio yo odio al horno y él me  odia a mí, es una batalla perdida« 

Sonreía mientras comía pensando que ese strudel era uno de los mejores que habia provado. Aun así constantemente esas sonrisas se borraban repentinamente por repetitivos recuerdos amargos. 

Caminaba inquietamente por la habitación intentando olvidar, esas escenas eran demasiado vividas, no podía controlar esas memorias ni la ansiedad que le provocaban. 

Mientras comía, recordaba sus tiempos como Ivana, la imagen de una  panadería cercana a su pequeño y viejo departamento llegaba a su mente recordaba el aroma a pan recién horneado que se colaba por las ventanas cada mañana, algo tentador pero mortífero, Ivana era celiaca.

Ivana disfrutaba de ese delicioso aroma mientras descifraba las cartas que llegaban de sus colegas.

Luego  paseaba por su casa, quería saber más sobre la persona que ahora era, amaba la ópera aunque rara vez la había escuchado antes, leía libros solo en Ruso aunque supiera más idiomas, llevaba una dieta equilibrada, incluso leía cada etiqueta de alimentos. 

Ella caminaba rápido, con la cabeza en alto, bien erguida. Así era Ivana, Marina había quedado recluida a cortos espacios de luz, como cuando cruzaba miradas o chocaba contra desconocidos o cuando debía informar al enemigo de sus planes, solo en esos momentos ella era Marina.

Personas de todas las edades y trabajos la saludaban, ella los saludaba cordialmente, todos sonreían y se sorprendían, solía conversar con ellos en bares o en parques mientras hacía ejercicio. Ivana no era formal, su hablar era tosco, una mujer de mundo que había vivido incontables penas, era simple, honesta y fiel a sus ideales, ella era Ivana, ella debía ser Ivana.

Diariamente salía de su pequeño departamento para recorrer la zona, sentía la presión de ojos incisivos constantemente, sabia que ellos la protegían, aun así, no podía evitar sentir que esos ojos eran los ojos del enemigo.

 

Cuando cientos de máscaras negras colmaron las ciudades ella tuvo que escapar a Donetsk. Allí le llegó un comunicado especial, debía acabar con los trajes negros que habían tomado las ciudades.

Investigó la mejor forma de destruir a los Blue, seria algo épico.

Mientras afilaba los detalles en un bar un rostro familiar se apareció, le saludo tontamente, era un amigo, un aliado, habían compartido muchas cartas, pero casi nunca se veían.

Mientras hablaban ella se dio cuenta que por momentos dejaba de ser Ivana, Marina aparecía, incluso pensó que él lo notaría, sin embargo él pareció no percibir el cambio.

Un día antes del ataque, volvió a toparse con el mismo sujeto, esta vez la conversación fue sumamente fugaz. »Huye« fue lo único que Marina dijo. 

El día del ataque, el grupo para-militar sufrió una emboscada, Ivana peleó contra los descarados que amenazaban la consecución de sus objetivos, pero finalmente  fue esposada, casi no le hirieron, se podría decir que fueron amables con ella, le metieron a una camioneta vacía. Apenas la puerta se cerró y Marina volvió.


 

En el presente, al otro lado de la central, en el salón de los H.D. de élite A, Alex leía o al menos eso intentaba, hasta que alguien entró.

—Hikaru, al fin llegas —dijo dejando el libro en su regazo.

 

—Perdona la demora ¿Por qué me citaste aquí?

 

—Iré al grano, cuéntame sobre Marina. —Aclarando su voz— Leí el informe y recibí un llamado de S.4 Mar actuó perfectamente, nos dio información invaluable que tal vez ni yo ni tu hubiéramos conseguido en tan poco tiempo, pero…

—Pero cometió un error que ni tu ni yo cometeriamos. —dijo Hikaru suspirando y tomando asiento en el sillón junto a Alex—. Hizo un muy buen trabajo, en verdad se nota que se esforzó… Pero sí, tuve que investigarla, nunca me trague esa historia de “Se me escaparon algunas personas y recien me doy cuenta ahora, que  la operación ya terminó porque casualmente leí todos los informes de todos los que mande a prisión y casualmente conocí a algunas personas que no están en las listas de imputados, por ende deben haber escapado…”

—La imitas muy bien ¿Y qué averiguaste? ¿Quiénes escaparon?



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En el texto hay: misterio, suspenso, algo de romance

Editado: 16.10.2019

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