Todo está cambiando de color. Parece que entre más recuerdo cosas favorables, voy arreglado todo.
Bueno… también recuerdo. Y lo recuerdo muy bien, que soy un primogénito, si, ¡yo soy un primogénito!, porque he buscado de Dios.
Ya puedo escuchar a mi familia en la sala, ahora el ambiente es distinto, después de la tempestad y la tormenta todo se aclara. Y aquí todo se va aclarar.
Estoy orgulloso de ser un primogénito, no sé porque me deje controlar de las cosas que no me sirven del mundo. Tengo que fortalecerme en Jesucristo que murió por mí.
El enemigo descubrió puntos flacos en mí. Y por eso sufrí la tristeza, persecuciones, amarguras, altas tensiones, confusiones, la angustia de estar encerrado sin poder salir, el vacío, la enfermedad, la paranoia, las visiones, la rabia, el miedo, el cansancio mental, el desespero del tiempo, la gula, la avaricia, la soledad, los sueños frustrados que hacen perder la esperanza, la oscuridad.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Yo lo puedo vencer, porque yo tengo de mi lado a un Dios que da amor…