¿BFF?
Una sigla que muchas chicas utilizan en sus años de adolescencia para clasificar a sus amigas entre compañeras, sólo amigas y mejores amigas. Entre chicos aquella clasificación no existe, les parece bastante tonto ver como muchas niñas nuevas buscan ser aceptadas en la sociedad siendo elegidas la nueva amiga de la chica popular.
¿Acaso no había algo más patético?
- Hey, ¿qué tanto piensas? -la voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos, para luego recibir un pequeño golpe en la cabeza.
-¡Hey! -exclamó inflando las mejillas, volcándose en la cama para chillar, como un pequeño que le robaron un dulce, con sus pies al aire.
- Fue solo un almohadazo -comentó con una sonrisa Kuhn- Por tus berrinches y cosas como éstas es por lo que los chicos piensan que eres muy delicado.
- ¡Soy un chico! -reiteró, frunciendo las cejas, sentándose en la cama de golpe- Tengo lo mismo que tu entre las piernas... por si lo dudas -dijo Kogyeol apuntándose con su dedo índice «ahí abajo».
- Por un momento también lo llegue a dudar -comentó el mayor con una mano sobre su barbilla, una sonrisa se asomaba en sus labios- Pero cuando fuimos al baño esa vez... sí, definitivamente eres un chico -Kuhn tomó una de las almohadas entre sus manos anticipando lo que se venía.
- ¡Hey! -volvió a exclamar Kogyeol, avergonzándose por las palabras del mayor- ¿Has espiad..? ¡Olvídalo prefiero no saber! -tomó la almohada que se encontraba entre sus manos, para con ésta golpear a su amigo.
Sus tardes siempre eran así, bromeando y divirtiéndose. Aunque la mayor parte del tiempo su amigo Kuhn se la pasaba timándolo o riendo a costas de sus acciones.
Cansado y ofuscado por no haberle podido golpear, Kogyeol se dejó caer en la cama junto a la almohada.
- ¿Realmente...? -soltó un suspiro frunciendo sus cejas, estaba cansado de que sus compañeros lo molestaran por su apariencia- ¿Lo parezco?
- ¿Qué cosa? -el mayor se hizo el desentendido levantando sus hombros para luego llevarse una almohada al abdomen de Kogyeol y acostarse allí- ¿Que si te pareces a una chica? Pues muchos dicen que sí. ¿Te han confundido con una? Más de una vez. También está esa vez que ese chico...
- ¡Ni me lo recuerdes! -pidió alzando la voz, llevándose sus manos a su rostro.
Recordar aquella anécdota le avergonzaba.
- Pero ese niño parecía realmente interesado en ti -comentó el mayor pensativo, desde su posición podía admirar aquel perfil masculino de su amigo.
Lo envidiaba por su porte varonil. Aunque él también era lo bastante alto como Kuhn eso no evitaba que los «confundidos» jóvenes de su escuela se acercaran a invitarle o ser demasiado amables con él.
- ¿Será que le gustas?
Finalmente su amigo había lanzado, en palabras, lo que tanto le molestaba.
Durante muchos meses había sido el centro de atención de muchos jovencitos que lo buscaban o le invitaban algo en la cafetería escolar. Al principio Kogyeol pensó que se trataba de nuevos estudiantes tratando de socializar con los alumnos superiores, pero luego de unas semanas aquel comportamiento de los pubertos masculinos no se había detenido. Es más, se había incrementado hasta el punto en que uno de ellos lo tomó desprevenido y lo besó en la mejilla cerca de la comisura de sus labios.
- ¡Soy un chico también! -escandalizó llevándose una almohada de corazón a su cara para luego lanzar un grito de frustración- ¿Por qué a mí, eh?
- Porque eres lindo Kogyeol -las palabras de Kuhn lo sacaron de sus pensamientos- Cuidas tu apariencia y tu piel está muy bien cuidada. Eres la envidia de muchas chicas por ello y los chicos están....
«¿Lindo?»
Era la primera vez que el mayor le decía de aquella manera. ¿Kuhn lo consideraba lindo?
Sintió levemente que sus mejillas comenzaban a calentarse.
- ¿Estás escuchando lo que digo?
- ¿Qué? -había dejado de escuchar a su amigo por las sensaciones extrañas que estaba sintiendo- No. Lo siento. ¿Decías?
- No importa -Kuhn negó con la cabeza para seguir mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo.
El silencio reinó durante unos minutos. Ambos, quizás, perdidos en sus pensamientos.
- ¿Supiste que Sangil se casará? -una pequeña «o» se formó en sus labios al escuchar la pregunta del mayor- Y con su mejor amiga, Haena. Increíble, ¿verdad?
Asintió aun sin creerse la noticia. Sangil era un amigo cercano suyo del barrio, que hace poco había comenzado sus estudios en la universidad. Jamás se le pasó por la cabeza que estuviera enamorado. Y mucho menos de su rubia amiga.
- Kuhn -susurró mirando el techo de su habitación, una duda había llegado a su mente- ¿Crees que existe la amistad entre un chico y una chica?
Saber que Sangil se haya enamorado de su mejor amiga, con quien convivió desde la infancia, había logrado que se preguntara si realmente podía diferenciar entre amistad y amor.