He Was My Boy

Soy su favorita. (Cap. 3)

2 años y 3 meses antes.

Hoy era un día algo especial. Hoy era mi primera cita formal con Kevin y estaba ansiosa. Más que todo por salir de la casa ya que estuve discutiendo con mi mamá por las cosas que estaban sucediendo... Este lugar ya no era un hogar.

Salgo de mi habitación con cuidado de no ser escuchada porque se supone que no estaba aquí. Mi celular vibra en cuanto bajo las escaleras con un mensaje de Kevin.

Kev: Lo siento Pay, no podré ir a recogerte porque se me presento una emergencia.

Yo: Oh... tranquilo. Iré a donde Karen

Kev: Creo que ella se fue a donde su tía.

Yo: Entonces... ¿Hablamos luego, cierto?

Kev: Sí, sí. Te escribo. Adiós, cuídate.

Bajo hacia la cocina por unas galletas un ruido en la sala me hace ir directamente hacia allá. Un grito sale de la boca de mi madre y frunzo mi ceño caminando más rápido.

— ¿Mamá, estás bien?

Entro a la sala y quedo paralizada con la imagen de mi madre y el mejor amigo de mi papá... teniendo sexo.

Lágrimas salen de mis ojos automáticamente y los gritos siguientes que salen de mi boca es la alarma para que los dos se separen y empiecen a recoger su ropa.

— ¿Cómo demonios te atreves a faltarle el respeto a mi casa? O mejor ¿a mi padre? - le grito a Manuel - ¿Quién carajos te crees que eres? Maldito traicionero.

— Paygen, por favor. - dice mamá - Hablemos ¿sí?

—¡Dios, no! - cierro los ojos y me giro sin verle la cara - Saca a este imbécil. Este lugar no es el indicado cuando mi papá llegue.

Subí a mi habitación y cerré de un portazo. Necesitaba aire, necesitaba espacio... necesitaba a Kevin, necesitaba a Karen y ninguno estaba para mí.

Me acosté en mi cama a llorar con un solo pensamiento.

¿Cómo te diré papa? ¿Por qué mamá te hizo esto? ¿Por qué nos traicionó de esta manera?

Presente

Algunas veces los recuerdos no deseados aparecen para herirte. Ese era un recuerdo que quiero olvidar, pero uno que siempre voy a recordar porque ese día perdí mi rumbo de quien era y ese día traicioné a la persona que me ama incondicionalmente.

Mi padre.

No le pude decir, no pude abrir mi boca esa noche ni la otra, ni las siguientes a esas.

Normalmente estos recuerdos volvían a mi cada vez que se acercaba julio, en realidad, justo en julio comenzaban, pero habían disminuido, ¿Por qué vuelven cada vez, cada año?

—Oye tu. - Saluda desde la puerta de la cocina.

Grito y corro hacia mi hermano envolviéndome en él cuándo lanza su bolso al piso.

—¡Oh, mi Dios! - lloro en su hombro. - Estas a salvo, gracias, Dios, gracias. - Lloro fuerte mientras él me aprieta.

—Estoy bien, estoy bien. - susurra.

Suelto una risa porque son muy raras las veces que susurra, dice que los susurros traen problemas. Que se yo, cosas de los chicos de la Fuerza Delta.

—No puedo creer que estés en casa, Gadiel. - digo bajándome - ¿Papá ya lo sabe?

Limpia mis lágrimas y sonríe cuando me abraza nuevamente.

—Aun no, sorpresivamente nos dieron un par de semanas libres para estar con la familia.

¿Para estar con la familia?

Mierda.

—¿Vas a alguna misión? - pregunto mirando su rostro.

—Siempre estoy de misión, Paygen, nunca estamos libres realmente.

—No quiero perderte, Gad.

—Siempre vuelvo, Pay, siempre regresaré.

—Realmente odio cuando tienes razón. - le digo empujándolo y riendo.

Él se ríe y nos sentamos en la sala poniéndonos al día luego de pedir pizza. Amo a mi hermano, pero odio vivir con este miedo a perder a alguien más en mi vida.

Supongo que eso te hace la muerte o es lo que la muerte de mamá me hizo a mí. Nunca supe porque ella hizo lo que hizo, pero algo se, siempre fuimos un equipo y un quipo jamás se rinde con algún integrante. Ahora seguíamos siendo un equipo porque, aunque mamá había muerto siempre nos sentiríamos como si ella estuviera aquí.

Me gustaría poder explicar lo que pasó con ella, pero supongo que aún no estoy lista. Aun no estoy lista para aceptarlo porque cuando lo acepte ya no podre molestarme con ella y necesito algo que la ate a mi corazón porque aún no estoy lista para decir: Mi madre murió

No puedo decir que mi madre fue perfecta y tampoco puedo decir que nunca estuvo para nosotros porque estaría mintiendo. Incluso después de fallarle a mi padre ella nos amó, se disculpó e intentó ser mejor. Solo que eso de ''ser mejor'' no le duró mucho tiempo.

 

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Eran las ocho de la noche y mi papá no había llegado, seguro se había quedado de nuevo a trabajar hasta tarde.

—¡Paygen, la puerta!

Ruedo los ojos. Gadiel siempre manda. Idiota.

— ¿Si sabes cómo utilizar tus manos para algo que no sea entrenar o masturbar a las chicas en tu auto? - Gruñí.

Gadiel asomo su cara desde la cocina y me guiñó. Aghs. Asqueroso.

Abrí la puerta y arqueé mi ceja.

—¿Y tú qué haces aquí?

Dalton rueda sus ojos mientras pasa y se tira en el mueble.

—Estoy aquí por un consejo. - dice.

Asiento y me cruzo de brazos apoyándome en la pared.

— ¿Y eso sucede por...?

—No seas ridícula, solamente necesito de ti.

—Bien. - digo y me siento al lado de el - ¿Qué pasa?

—Lily me está engañando y quiero saber con cual bastardo.

Suelto una risa y lo miro. - ¿Cómo te engaña si ustedes dos no son nada? Además, acabas de terminar con Chely y Lily es como lo contrario a Chely, realmente siento que estoy entrando a un universo paralelo.

Dalton gruñe y me mira, como realmente me miro acercándose a mi rostro.

—Necesito tu ayuda para que Lily deje de odiarme. Pero al contarte lo que te voy a contar no puedes simplemente odiarla o molestarte con ella por no contarte. Promételo.




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