Hacia frío, bastante a pesar de que era pleno mes de julio, aunque era algo normal en la zona. Pero aquello no era lo más importante en aquel momento.
Seguíamos cogidos de la mano, intentado traspasarle algo de calor, calor el cual estaba desapareciendo en él y era consciente de que, más temprano que tarde, ese momento llegaría.
No podía evitar sentirme culpable. Lo que le ha ocurrido, en cierto modo, era por mi culpa. No tuve el valor suficiente para contárselo. No debí mentirle. Todo lo que hice fue paea que no sufriera. Pero ya qué más daba.
El viento azotaba en las ventanas, haciendo que fuera el único sonido notorio. El paisaje reflejaba serenidad, con vistas al mar y el reflejo de la luna iluminando la habitación blanca y serena.
En mi cabeza aún resonaban sus palabras con su melíflua voz "Lo volvería a hacer todo por tí"