Un día me dijeron que mi destino era matar dragones.
¡Tú serás el primer mata-dragones de nuestra familia! ¡Asegúrate de mantener la cabeza en alto! ¡Hans!
Si claro, ¿imaginan lo impactante que fue para mí?
¡Fue una maldita bomba atómica en mi vida! ¡Era un niño tímido y cobarde! ¿Por qué tenía que matar dragones? Lo único que deseaba era completar mi juego y comprar otro más.
Sin embargo, el tiempo pasó y acepté mi destino.
Ahora, cuatro años después, el momento había llegado, la hora de ir más allá de la 'puerta' había llegado. Me acompañaban otros, y la confianza que sentíamos era desbordante. Después de todo, nosotros (los mata-dragones) éramos casi ángeles.
Avanzando sin mirar atrás, crucé el límite.
Un día después de eso:
Descubrí la mentira.
Descubrí la verdad.
Descubrí el miedo y la sangre.
Un día después de aquello, entendí que mi fuerza era subjetiva. No era un ángel, tampoco un ser divino. Quizá en la tierra lo era... pero en este lugar, en este infierno...
Yo... era un cobarde.
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supervivencia y posapocaliptico, dragones y magia, accion y amor
Editado: 26.05.2019