Los seres humanos eran una raza con defectos, demasiado y variados, no aceptaban que algo que no está acorde a lo que están acostumbrados ver era normal, por lo que para ellos era tan fácil juzgar y ‘castigar’ lo que ellos pensaban como algo inadecuado, pero ellos no eran nada para hacer aquello, para sobajar y lastimar a personas.
La sangre dejaba de ser importante, los familiares dejaban de ser parte de ellos si estos se daban a conocer como algo que no era aceptado, como había pasado con el pequeño y hermoso chico de hermosos orbes azules, cuerpo delgado, estatura pequeña y de unos labios finos y rosados.
Noah era un chico encantador, pero eso había dejado de importar al decir lo que realmente él quería: una pareja de su mismo sexo. Sus familiares le dieron la espalda y le botaron, de sus amigo ni hablar, estaba solo, abandonado, sin nada con que vestir ni con algo para comer.
Sin nada ni nadie a quien acudir había estado vagando poco más de un mes por las feas y peligrosas calles de la ciudad, dormía donde tuviera un poco de techo y unos periódicos o con suerte cartón, comía lo que encontrara, su cuerpo estaba débil y más flaco de lo que ates en toda su vida estuvo.
Tenía hambre y miedo, varias veces vagabundos habían golpeado su cuerpo por estar en su territorio.
…
Aiden iba de camino para ver a los nuevos brujos, los cuales eran de edades muy inferiores a la de él, ellos estaban en una casa protegía, un poco más grande que la mansión de las ancestrales, era como una academia ya que realmente eran muchos ahí pero ninguno ahí era ancestral, algo realmente bueno ya que tratar con los ancestrales era un poco ¿agotador?, si esa sería la palabra que el utilizaría.
Los ancestrales o las ya que hombres habían muy pocos desde el anterior ancestral que había sido nacido, por lo que habían contado ese chico había sido tomado pro malas manos y lo manejar llevándolo del otro lado, quitándole su magia casi por completo, ahí habían entrado los ancestrales quienes lucharon por salvar al chico de las garras de la mujer que lo tenía envuelto en mentiras, ellos aun siendo ancestrales habían perdido mucha de su magia por el mes de ‘acoplamiento’ del nuevo ancestral, ella los había matado, a muchos, dejando solo como máximo unos 28 en total, los pocos hombres que habían estaban buscando aun del chico, tratando de llevarlo de nuevo al bien.
Era una historia muy jodida por así decirlo, ya que el chico había sido puro hasta que falsedades le habían vuelto en contra de su naturaleza, el realmente esperaba que recuperaran al chico (no tan chico ya, tendría ya sus 167 años).
El camino era largo pero el disfrutaba del viento frio rozar sus mejillas, era reconfortante, así como ver a los humanos andar y tener sus vidas normales sin saber de su existencia.
Volteo al escuchar un ruido metálico, sus ojos enfocaron a un chico que estaba pegado a un bote de basura metálico, frente a él se encontraba un hombre con una navaja amenazándolo las lagrimas del chico recorrían sus mejillas y sus ojos estaban rojos, sus labios temblaban y su cuerpo igual, con molestia y fastidio camino hacia esa dirección. El era un brujo con poca paciencia con los abusivos y malos que pisaban el mundo, sin percatarse uso su magia aventando al hombre para atrás y pegando con la pared del callejón dejando el cuerpo del chico a la vista, ahora completamente.
Sus ojos azules mostraban asombro y miedo a la vez, sus labios rosas estaban temblando, su ropa era desgastada y sucia, su cuerpo estaba demasiado delgado como para considerarse saludable, la cabellera rubia se encontraba desordenada, las mejillas no podrían estar más rosas de lo que ya se encontraban. Dio dos pasos hacia el tratando de acercarse pero el chico trato de dar más pasos hacia atrás impidiéndoselo el bote de basura, sonrió ligeramente; era adorable.
—No te hare daño alguna pequeño —emitió en voz baja e intima para no molestar al chico. Con su magia manejo que el cuerpo del chico se calmara y le tuviera confianza.
Pudo notar como el cuerpo delgado se relajaba por lo que avanzo hasta estar lo suficientemente cerca para tocar su brazo, poso su mano en su mejilla, sintiendo las lagrimas bajo ellas, y las retiro con cuidado, quitando a su paso también la suciedad de esta, pero bueno el chico estaba lleno de mugre, lodo y otras sustancias por su cuerpo, podía sentir el olor que le decía que no era su primera noche en la calle.
Su corazón se oprimió, los brujos y mas los ancestrales estaban o en si su existencia era para dar paz, esperanza y fe además de ayudar a que todo mejorara, el chico frente a él le mostraba que no eran tan buenos en ello y que deberían de esforzarse el doble para poder evitar esos casos, asegurarse que Alison no cambiara el rumbo y así habría una seguridad de mejora en la vida de la sociedad.
—¿Cómo te llamas? —cuestiono el brujo aun con voz baja queriendo ayudar al chico.
—Uhm, Noah —dijo en un susurro apenas audible.
—¿Estás perdido? —pregunto esperando que fuera afirmativa la respuesta.
—No, mis padres me corrieron de casa —sus ojos mostraron dolor al mencionar esas palabras y estos también se llenaron de lagrimas.
—Te llevare a un lugar donde estarás mejor —menciono Daniel usando magia para conseguir que el chico ahí le permitiera, lo tomo de la mano y el chico asintió lentamente sin entender porque era tan accesible con ese extraño.