Heberto: El Héroe Que Nadie Quería

Capítulo 1: "Cero puntos y una pala"

Heberto: El Héroe Que Nadie Quería

En el vasto y algo desordenado Reino de Muclanste, donde los humanos convivían con monstruos de todo tipo —desde ogros tímidos hasta dragones veganos—, había un joven de 13 años que no destacaba en nada… salvo en meterse en problemas.

Su nombre era Heberto, y sí, con “hache”. Según su madre, eso lo hacía especial. Según su antiguo grupo de héroes, lo hacía inútil con estilo.

—Heberto… —dijo el líder del grupo Rugido del Rey León, un elfo musculoso con voz de narrador de tráiler— ...esto no es personal, pero eres oficialmente despedido.
—¿Qué? ¡Pero si sólo le prendí fuego al calabozo una vez!
—Y liberaste sin querer a un dragón alérgico al polvo. ¡Y a ti mismo te amarraste en vez del ladrón!
—¡Eso fue parte del plan!
—No había plan, Heberto.

Y así, con una capa manchada de jugo de uva, una espada de madera, y un extraño compañero monstruo llamado Mocotín (una criatura con cuerpo de gelatina, alergia al sol y adicción a los pepinillos), Heberto emprendió su camino para demostrar que él también podía ser un verdadero héroe.

—¡Seré el mejor héroe de Muclanste! —gritó desde una colina.
—Te olvidaste la mochila, campeón —gritó una ardilla.
—¡Y tus pantalones! —agregó un goblin pasando en patineta.

Capítulo 1: "Cero puntos y una pala"

Tras ser despedido del grupo de héroes, Heberto hizo lo que todo aspirante a leyenda haría: caminó 30 kilómetros, se perdió tres veces, y llegó a la ciudad de Piedrahonda, el lugar donde, según los rumores (que él mismo inventó), los grandes héroes empezaban desde abajo… literalmente.

—Aquí comienza mi nueva vida —dijo Heberto con una sonrisa confiada, justo antes de tropezar con un pollo callejero.

Piedrahonda era famosa por sus exámenes de aptitud heroica. Cada semana, cientos de jóvenes venían a probar suerte. Se hacían pruebas de velocidad, fuerza, magia, puntería, carisma… y resistencia al picante (esto último era idea del alcalde, un minotauro gourmet).

Heberto, por supuesto, se inscribió.

RESULTADOS DEL EXAMEN DE HÉROE PRINCIPIANTE
Nombre: Heberto, con hache.
Edad: 13 años
Grupo sanguíneo: Gelatina pura
Fuerza: 0
Velocidad: 0
Magia: 0
Inteligencia táctica: -3
Resistencia al picante: Gritó al oler la salsa
Resultado general:
Calificación: “¿Está seguro de que quiere ser héroe?”

La inspectora de exámenes, una mujer alta, musculosa y con bigote trenzado llamada Sra. Tondelina, miró los resultados con una mezcla de asombro y lástima.

—Bueno, chico... no eres un héroe.
—¿Todavía no? —dijo Heberto, esperanzado.
—Tampoco un aprendiz.
—¿Ni eso?
—Pero… tienes algo de fuerza. Pudiste levantar el lápiz sin romperlo.
—¡Sí!
—Así que… te consigo trabajo en la obra de construcción del muro sur. No es heroísmo, pero levantar piedras grandes también hace músculo.

Y así fue como el futuro gran héroe del Reino de Muclanste… empezó levantando ladrillos bajo el sol, rodeado de ogros albañiles, enanos ingenieros y un capataz cíclope que sólo hablaba en gritos.

—¡HEBERTO, MÁS CEMENTO Y MENOS MONÓLOGOS DRAMÁTICOS!
—¡Sí, señor! ¡Pero esta pala… tiene destino!

To be continued...




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