Hecha de Estrellas

30. Violencia

Ambos chicos detuvieron ese beso, nariz contra nariz en aquel singular gesto que requería intimidad. Una mano de Luke reposaba sobre la mejilla de Freddy, este último sonrió como un loco enamorado. Los chicos se acercaron a nosotros elegidos de la mano, Luke lucía igual que si le acabaran de decir que dio negativo en una prueba de mononucleosis.

     Era un milagro de San Valentín.

     —Nenes, os presento a Freddy —anunció mi amigo—. Ostras, qué ganas tenía de decir esa frase.

     Freddy era igualito al de la foto en Instagram y eso es dificil. Tez morena, ojos azules en un rostro que quitaba el hipo de lo guapo que era y pelo negro. Corto por detrás, pero un poco más largo y ondulado por delante. Perfecto para pasarse los dedos hacia atras. Fuimos presentándonos, aprovechando la media hora libre del almuerzo. Cuando le dio la mano a Will me quedé algo impactada al saber que había alguien tan alto como él. Los hombres grandotes siempre intimidan, pero Freddy con su tierna sonrisa lucía como Navidad y Will con sus colmillos, como Halloween.

     —Solo podré quedarme una semana —nos presentó Freddy.

     —Si alguien fuera buena amiga y me pasara los apuntes de los próximos días, ya que no pienso venir al instituto. —Luke hizo el mismo gesto que Blanca cuando me pidió algo, por ejemplo, cartulinas—. ¿Y si digo ¨por favor¨?

     —Y sin ̈por favor ̈ —accedí. Yo pasaba mis apuntes al ordenador, así que no me era muy costoso enviarle una copia por la tarde.

     —Ambas te los pasaremos —añadió Emily—. Pasalo bien.

     —Eso haré. —Su sonrisa se agrandó.

     —Tampoco quiero monopolizarte. —Freddy continuó—. Había pensado invitaros a todos una noche, así nos conocemos un poco y probareis mi plato estrella.

     «¿Por qué me persiguen las calorías? ¿Soy acaso su fetiche?»

     —¿Ensalada poke de atún y algas con aguacate? —preguntó Luke.

     —Te acordaste —respondió Feddy—. Os aseguro que sabe mejor de lo que suenan.

     Dijo aquello mientras me miraba, supongo que el arte de fingir normalidad no es algo que todo el mundo pueda desarrollarse. No sabías calorías tenía aquel plato, supuse que muchas. No podía rechazar la invitación... o al menos no delante de Luke, quien sabría de lejos que le estaba mintiendo en la cara. Mi estómago se retorció de hambre de solo escucharlo, pero mi cabeza dolorida daba un rotundo no.

     —Yo me encargaré de la tarta de Oreo, mi especialidad. —Se ilusionó Emily —. ¿Qué os parece que invite a Derek?

     —Cuantos más, mejor.

     —Eso me recuerda. —Luke miró a Will—. Te veo muy callado, ¿sabes que estás invitado?

     Aún tenía el brazo de Will rodeándome por la cintura y alcé el rostro para ver su expresión. Su cara no ofrecía ninguna pista sobre lo que opinaba de quedar. Durante un instante me preocupé por su respuesta, tal vez no quisiera relacionarse más o que debería salir esa noche de la ciudad sin ninguna explicación. La idea de que pudiera hacerse un hueco entre nosotros me agradaba demasiado. En el futuro, quería ser seguir a su amiga incluso después de romper ese estúpido contrato, aunque lo vi demasiado difícil.

     —Lo sé, supongo que iré —respondió para mi alivio, pero eso también debido a que me cuestionara todavía más el no asistir.

     Por un lado, las fotos con el traje serían en unas semanas y estaba lejos de estar perfecta bajo mi juicio. Por el otro... tenía la oportunidad de salir con todo sin ninguna excusa del novio falso. Era una tira y afloja muy ajustada.

     —Gracias —le felicidad en voz baja.

     —Si tú vas, yo también —me susurró, anulando cualquier excusa de faltar a la quedada.

     Es increíble lo rápido que pueden cambiar las cosas, como una corriente de pequeñas decisiones lo dirigen todo a pique. Si Freddy hubiera elegido otro vuelo. Si Luke hubiera mirado hacia atrás. Si hubiéramos charlado solo un poco más. Si el grupo de chicos con chaquetas militares hubiera salido en otro momento... Quizás Luke nunca se hubiera chocado con Lawson cuando iba a marcharse con Freddy.

     —Ten más cuidado, maricón —le soltó sin ningún tipo de problema.

     Nada más escuchar esa palabra, todo mi buen humor se evaporó. En mi opinión, fue algo que experimentamos varios de los presentes.

     —Ha sido sin querer, gilipollas —dijo rápido Luke mirando con desprecio a Lawson, quien iba acompañado de al menos otros cinco chicos.

     —¿Qué ha dicho? — preguntó secamente—. Repitelo.

     Dio un par de pasos hacia nosotros, los otros chicos le siguieron.

     —Gilipollas —intervino Freddy—. Lo ha dicho muy claro.

     —Ahora vas a cerrar la boca ya pedirme disculpas. —Le dije con el dedo.

     —¿No cree que en ese orden es un poco difícil? —Luke y sus frases poco racionales.

     Trague la saliva. Lawson era un chico alto y fornido, con un historial de problemas escolares desde que tenía memoria. Se había ganado un pequeño grupo de amigos igual de violentos que él, donde todos llevaban chaquetas que olían mal. Incluso podía apreciar cierto tufo desde la distancia.

     —¿Sabéis con quiénes os estáis metiendo? —alardeó un Chaqueta Militar con marcas de acné y pelo amarrillo pollo, propinando un empujón a Freddy aunque este no se movió.

     Eso estaba escalando demasiado rápido y, advirtiendo lo peor, deslicé el dedo por la pantalla del móvil. Activé el video, aquello podía quedar en una simple amenaza o en algo más, así que me aseguré de dejar evidencia.

     —Chicos, esto es estúpido —indicó Emily, se notaba la incomodidad en su voz—. No merece la pena.

     Luke se puso delante de Freddy y soltó una risa malévola.

     —Yo no me voy a acobardar por un tipo como este que necesita esconderse detrás de varios.

     —Hago kick boxing, maricón —Lawson alcanzó el primer puesto de las cosas que más odiaba—. Discúlpate y tal vez no te parta la cara.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.