Hechizos bajo la Luna

Capítulo 8 - Lo que No se Dice

Llegamos a casa después de deja a Moni en la suya.

Lo primero que hice en cuanto me bajé del auto fue correr a mi habitación para descansar. Estoy exhausto.

Lanzo mi mochila junto al escritorio y me acuesto en la cama, intento dormir, pero no puedo. Mis pensamientos no se callan.

La voz de mi mamá me saca del trance.

—Toma Oli —trae una taza entre las manos—. Lo preparé para ti. Es una poción para dormir. Te ves cansado.

Me sonríe.

—El efecto no durará mucho, despertarás en unas tres horas. Pero será suficiente para que recuperes la energía.

—Gracias —me la entrega y la bebo casi de un trago. Sabe a romero y miel, tiene buen sabor a pesar de la extraña combinación.

Lo último que vi antes de cerrar los ojos fue a ella apagando la luz y cerrando la puerta de mi habitación.

☽☾

Una mano me agarra el hombro y me mueve.

—Oliver, despierta —susurra.

Es mi papá.

—Hijo, ven a cenar —habla un poco más fuerte esta vez.

Abro los ojos. Ya es de noche, no sé cuánto tiempo he dormido. Papá está sentado en la cama junto a mí.

—Por fin, ya me estaba preocupando —dice—. Sea lo que sea que te dio tu mamá tuvo un muy buen efecto.

Me froto los ojos con los dedos y bostezo.

—Ya voy, sólo me voy a bañar —yo también me siento en la cama y me estiro.

Él se levanta con cuidado.

—Está bien, pero no tardes.

Y se va, dejando la puerta abierta, la luz de la casa entra a través de esta y el aroma de la comida llena mi recamara.

Mis tripas rugen.

☽☾

Me veo en el espejo del baño. Ahora tengo una pequeña cicatriz junto al ojo izquierdo, de cuando nos atacó el aquelarre.

Entro a la ducha y abro la regadera. El agua caliente cubre mi cuerpo, se siente muy reconfortante y el vapor empieza a llenar el cuarto de baño.

No puedo evitar pensar en que ayer fue un día muy largo, pasaron demasiadas cosas. Aún no me cabe en la cabeza el hecho de que existan personas capaces de cambiar de forma y que mi mamá no puede recordar cosas a causa de un hechizo.

Me pongo jabón para el cabello y comienzo a masajear mi cabeza. Tengo que relajarme un poco, pero también necesito saber más: ¿Qué le pasó a mi abuela? ¿Quién hechizo a mi mamá? ¿Quiénes son los integrantes del aquelarre rubí? ¿Por qué mataron al abuelo de Hugo? ¿Hugo como supo que soy brujo?

Tengo que hablar con mamá e intentar investigar más a cerca de todo esto. El próximo sábado intentare buscar a Hugo, tal vez me ayude a encontrar algunas de las respuestas que estoy buscando.

Ese masaje se vuelve doloroso al dejar de calcular la fuerza con la que lo hacía y...

Un grito me interrumpe.

—¡Oliver! —grita mi papá —apúrate, llevas media hora ahí dentro. Tu cena ya se enfrío.

—Voy, voy —digo nervioso y apurado, se me fue el tiempo volando.

Me paso el jabón en barra por el cuerpo lo más rápido que puedo.

—Tú vas a pagar la factura del agua —grita de nuevo.

—¡Que ya voy!

Cierro la regadera y me seco con una toalla, casi me resbalo con un charco. Salgo del baño y se siente frío, se nota que ya viene el invierno.

Entro a mi recamara, me pongo ropa y enciendo mi celular, me doy cuenta de que ya ni siquiera tuve tiempo para revisar mis mensajes, pues tengo uno de Adrián.

Aparecen las mariposas en mi estómago y mi cuarto se llena de destellos verdes. Empiezo a flotar por la habitación, ¿Cómo es posible que con solo pensar en una persona me pueda poner así de idiota?

Bajo de las nubes— casi literalmente— para responderle.

Me gusta que seamos amigos, no sé si podría tener una relación con él

Me gusta que seamos amigos, no sé si podría tener una relación con él. No me gustaría involucrarlo en todo esto, aunque él dijo que siempre ha pensado que existen más cosas, aunque no creo que haya pensado en todas las consecuencias que eso trae consigo. Si a mí me hubieran preguntado hace unos meses si me gustaría tener poderes hubiera respondido que sí, sin dudarlo. Hoy por hoy daría lo que fuera por ser normal.

Tengo que hablar mañana con Moni sobre esto. Sobre todo, en general.

Se abre la puerta y mi mamá entra.

—Oliver, si no vienes a cenar en este mismo instante, te castigare todas las vacaciones —suena enojada.

No esperaba que entrase, aviento mi celular y cae debajo de la cama. No creo que pueda joderse más de lo que ya está.




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