Dilan
¿Qué estaba pasando? esto era de locos, nunca antes había tenido a un brujo de verdad ante mis ojos, aunque era mitad brujo por parte de mi madre siempre viví en el mundo mortal y lo poco que sabía de magia eran contra hechizos y defensa que ella me enseñó cuando era niño; aunque me dejo su libro de conjuros nunca me llamo la atención esto, hasta ahora.
Liorna estaba muy mal, respiraba con dificultad su estómago y brazo tenían una gran abertura que no paraba de sangrar, si seguía así podía morir; me quite la camisa he intente hacer presión sobre las heridas con un vendaje improvisado. La lleve a mi auto y conduje hasta donde Raquel, aunque me hubiera gustado llevarla a un hospital no sabría cómo explicar lo sucedido.
Tome a Liorna en mis brazos y toque el timbre, cuando Raquel abrió y me vio a hi de pie con ella en ese estado se puso lívida de la impresión.
-¿qué paso? Cuestiono con una mirada aterradora, mientras revisaba a Liorna.
-la ataco otro brujo. Dije mientras entraba a la casa.
-ven sígueme. Dijo de una forma acelerada y corriendo por el pasillo.
Entramos a una habitación que al parecer estaba oculta de las demás y cerrada con llave, tenía muchas cosas que antes le había visto a mi mamá, propias de hechicería, no sé por qué pero tengo la sensación de haber estado aquí antes. En el centro del cuarto había una mesa grande con velas en cada esquina, e inscripciones extrañas a su alrededor.
-Acuéstala en la mesa. Dijo mientras buscaba algo en los cajones.
Con mucho cuidado la coloque donde me dijo, al dejarla ahí la observe con más cuidado y pude percatarme de la gravedad de sus heridas, estaba muy pálida y empecé a cuestionarme si hubiera sido mejor llevarla al hospital.
-¿qué fue lo que paso? Preguntó Raquel mientras roseaban polvos dorados sobre Liorna, al instante su piel empezó a tomar un brillo de ese mismo color y las velas de la mesa se encendían.
-no sé muy bien la razón. Respondí. –yo iba camino a mi casa cuando vi a Liorna refugiarse de la lluvia en un callejón, me detuve para ofrecerme a traerla a casa, cuando llegue el brujo la tenia del cuello apunto de asfixiarla, tome un palo que había a mi alcance y le di un golpe en la cabeza y pues la pelea fue un poco dura y ella termino así por defenderme.
-¿Cómo sabes que era un brujo? Cuestiono Raquel.
-pues lo vi usando magia, al igual que Liorna lo hizo. No se preocupe yo no voy a revelar su secreto, además ese misterio también me pertenece.
-tienes razón, estas obligado a guardar el secreto, tu madre era una gran bruja éramos tres inseparables amigas que tuvimos destinos tan diferentes, ahora solo quedo yo. Dijo con una gran tristeza en la mirada.
-no sabía que ustedes eran amigas, no recuerdo mucho de cuando ella estaba viva.
-después hablaremos de eso. Dijo observando detenidamente a Liorna y recitando un hechizo.
-se va a poner bien, o mejor la llevamos a un hospital. Dije con un poco de angustia.
-lo hará, es muy fuerte, especialmente ella. Aunque en su estado cualquier bruja normal estaría al borde de la muerte, pero ella es diferente, ven, mientras Liorna se recupera voy a curarte tus heridas. Dijo esto mientras me sentaba en una silla y con alcohol me desinfectaba los raspones.
-¿por qué liorna es especial? Pregunte un poco intrigado.
-por su don. Tal vez no conozcas mucho sobre esto, pero es el poder que tenemos para transformar nuestra energía, esta se ve reflejada de diferentes formas pero cada brujo o bruja tenemos un poder especial con el cual nacemos, viene intrínseco en nosotros, aunque en alguno más desarrollado que en otros pero todos tenemos uno, el mío es la hydrokinesis que es la capacidad de controlar el agua y ¿Cuál es el tuyo Dilan?
-pues puedo crear escudos eléctricos, mi madre me enseñaba a usarlo pero murió y ya no lo practique más.
-deberías practicar más tus poderes, después de todo eres un brujo y debes saber protegerte. Dijo con voz muy amable.
Voltee a mirar a Liorna y aunque seguía brillando, su cara empezaba a tomar un color menos fúnebre y más jovial, sus ojos empezaban a parpadear.
-creo que Liorna está despertando. Le informe a Raquel. Inmediatamente ella acudió donde estaba.
Ella abrió los ojos lentamente y poco a poco el brillo de su cuerpo se fue desvaneciendo, ¡vaya! Qué alivio sentí, pero muy a mi sorpresa dirigió una mirada con gran confusión hacia mí y me lanzo hacia la pared manteniéndome a más de tres metros del suelo.
-¿Qué haces Liorna? Grito Raquel.
-él es un brujo. Dijo con mucha rabia.
-si lo sé. Le dijo Raquel intentando tranquilizarle.
-¿No me va a matar? Pregunto un poco confundida.
-No quiero matarte, yo te ayude recuerda. Le dije un poco angustiado, ya que mientras me sostenía en el aire sentía que me asfixiaba.
-Está bien, tendré que confiar en ti. Anunció con un poco de desidia, mientras me dejaba caer bruscamente al piso.
-¿Cómo te sientes? Le Cuestiono Raquel.
Editado: 18.03.2019