Dilan
Las palabras de Liorna sonaron en mi cabeza haciendo eco en cada parte de mis pensamientos, tenía razón; pero no me podía permitir estar a ciegas en esta situación, tenía que saber que es realmente lo que quieren de nosotros y cuál es ese poder por el cual nuestras madres quisieron ocultar nuestros dones.
-Liorna no quisieras saber ¿de qué nos protegían nuestras madres realmente? Cuestione un poco expectante a su respuesta, ya que aunque según ellas me habían contado todo, tal vez haya algo de lo cual me están manteniendo al margen.
-claro que sí, todo esto es muy confuso, toda mi vida he querido saber por qué mi madre me protegía tanto hasta el punto de seguir viviendo con mi padre solo porque él era temido; hubo muchas cosas que no pude preguntarle y hubiera preferido saber todo de ella misma, pero no se pudo, y aunque tenga todas las razones para odiar al mundo mágico, los recuerdos con mi madre me hacen atesorarlo aún más.
Respondió con lágrimas en los ojos, lo cual me llevo a la conclusión que lo que decía era cierto y no sabía más que yo sobre el asunto.
-lo siento, no quería hacerte sentir mal. Añadí un poco apenado por el efecto que mi pregunta había causado en ella.
-no te preocupes; sé que me preguntas eso por qué crees que no me interesa saber la verdad, pero siempre quise tener una vida normal y para eso precisamente vine aquí y ahora esta situación cambia mis planes y lo arruina todo; ya no quiero seguir preocupándome tanto por eso, y no digo que no voy a investigar, pero quiero intentar ser feliz aunque sea un poco.
Termino de hablar con una mirada tan dulce, que evocaba esperanza, no pude resistirme y le dije.
-me encantaría ser parte de esa felicidad. Escuchándome decir eso, caí en cuenta que había metido la pata.
-¿qué dijiste? Pregunto ella bastante confundida.
-si, me refiero a ayudarte a hacer cosas que alguien de tu edad haría. Respondí un poco atolondrado pues no sabía que más decir, no quería que se diera cuenta que ella había producido en mi un sentimiento que me hacía querer verla siempre y me podía dar cuenta que ella apenas si me soportaba.
-ha, eso; no es necesario, yo puedo buscar que hacer, no quiero involucrarte en mis cosas. Añadió sin dirigirme la mirada.
Llegamos a la escuela y al bajarnos notamos que todos nos miraban y murmuraban más que las veces anteriores.
-¿qué está pasando Dilan?
-no lo sé Liorna, ya lo averiguaremos; mejor vámonos a clases. Dije mientras me dirigía al salón. Al llegar a hi encontré la razón por la cual éramos la comidilla de todo el colegio; Carol estaba sentada en la primera fila del salón; un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y la rabia se apodero de mí, como se atrevía a regresar después de lo que me hizo, por poco me matan por su culpa, además me engaño con Jace.
-¿qué te pasa Dilan? Pregunto Liorna al verme en ese estado.
-nada. Conteste con rabia y dirigiéndome a mi puesto.
Liorna se sentó delante mío, pude ver como Carol la miraba, parecía que los chismes ya habían llegado a ella; sabía que decían que Liorna y yo éramos pareja pero decidí no meterme en esos chismes y que pensaran lo que quisieran, después de todo Liorna no tenía amigas las cuales le pudieran informar de lo que decían, siempre estaba conmigo.
Estando sumido en estos pensamientos, el profesor fue solicitado en la dirección, dejándonos solos esa hora; la poca tranquilidad que tenia se esfumo cuan vi que Carol se levantaba de su silla y se acercaba donde me encontraba. La pude detallar bien mientras caminaba, cabello rubio, tez blanca y ojos verdes, se creía reina de belleza y trataba a las personas como si fueran menos que ella, fue una de las cosas por la que nuestra relación se fue deteriorando, pero seguía con ella; era como esas relaciones toxicas de la cual no sales porque te acostumbras a eso.
-hola Dilan ¿me extrañaste? Pregunto mientras se sentaba en mi mesa tan cínicamente, como si nada hubiera pasado.
-¿tú qué crees? Respondí con otra pregunta y con evidente molestia.
-pues, no sé, oí por ahí que ya conseguiste entretención. Respondió al mismo tiempo que haciendo que se tropezaba le daba un golpe a Liorna en el hombro.
-ten cuidado. Dijo Liorna con molestia y seguramente enterada a lo que se refería Carol.
-Yo siempre tengo cuidado. Añadió la otra con una postura desafiante y queriendo provocar a Liorna.
Conocía perfectamente a Carol y sabía que le encantaba pelear, además era muy celosa y posesiva, y seguramente pensaba que yo seguía siendo de su propiedad; pero Liorna era otra cosa, sabía que su carácter era muy explosivo y no podía permitir que se expusiera por mi culpa.
-deja a Liorna en paz. Le ordene mientras me ponía al frente dando entender que prefería a Liorna.
Esto la puso a un más furiosa al sentirse humillada delante de todo el salón y empezó a decir todo lo que hacíamos ella y yo en nuestra intimidad queriendo provocar a Liorna, pensando que ella era mi novia.
Editado: 18.03.2019