Hechizos de amor.

CAPÍTULO 6: DIAGNÓSTICO NOCEBO

1

La biblioteca estaba casi vacía un domingo por la tarde—solo algunos estudiantes dedicados y el personal mínimo necesario para mantenerla abierta.

Addy llegó quince minutos temprano, encontró mesa en sección de lectura tranquila, y pasó esos quince minutos intentando descubrir exactamente qué iba a decir.

"Agustín, soy bruja. Usé magia en nuestra cita. Por eso actuaste raro."

Demasiado directo. Sonaba demente.

"Hay algo sobre mi familia que necesitas saber. Practicamos... ciertas artes."

Demasiado vago. Y "ciertas artes" sonaba como eufemismo para crimen organizado.

"¿Recuerdas cuando preguntaste sobre mi negocio familiar? Bueno..."

Su teléfono vibró. Agustín.

"Llegando. ¿Dónde estás?"

"Segundo piso, sección de lectura junto a ventanas."

"Ahí voy."

Addy guardó su teléfono, inhaló profundamente, y esperó.

Dos minutos después, Agustín apareció en las escaleras. Llevaba jeans y sudadera que decía "LOS ARCHIVISTAS LO HACEN CON DEWEY DECIMAL"—claramente regalo de alguien con sentido del humor cuestionable.

Cuando la vio, sonrió, pero había incertidumbre en sus ojos que no había estado ahí antes.

—Hey. —Se sentó al otro lado de la mesa—. Gracias por encontrarte conmigo. Sé que el mensaje fue vago.

—Yo te pedí que nos viéramos, ¿recuerdas?

—Cierto. Tú primero entonces.

Addy miró sus manos sobre la mesa. Tenía discurso preparado. Palabras cuidadosas. Pero mirándolo ahora—este hombre que había sido nada más que amable y honesto con ella—las palabras preparadas se sentían insuficientes.

Necesitaba verdad real.

O al menos tanta verdad como pudiera darle sin que la pensara completamente loca.

—Agustín, ¿crees en cosas que no puedes explicar científicamente?

Esa no era pregunta que había planeado hacer, pero salió de todas formas.

Él consideró esto seriamente.

—Define 'creer.'

—Como... ¿crees que hay cosas en el mundo que la ciencia todavía no entiende? ¿Fenómenos que parecen imposibles pero que personas experimentan de todas formas?

—Absolutamente. La ciencia es proceso de descubrimiento. Hay toneladas que no entendemos. ¿Por qué?

—Porque lo que voy a decirte va a sonar imposible. Y necesito que intentes escuchar con mente abierta. Aunque suene... raro.

Ahora él lucía genuinamente preocupado.

—Addy, estás asustándome un poco. ¿Estás bien?

—Estoy bien. Pero necesito explicar algo sobre ayer. Sobre por qué actuaste de forma tan rara con el pastel.

—Pensé que habíamos acordado que fue bajo azúcar en sangre o algo.

—No fue bajo azúcar.

—¿Entonces qué fue?

Addy cerró los ojos, reunió valentía, y saltó.

—Mi familia practica algo que podría llamarse... manipulación psicológica avanzada. Técnicas que han sido refinadas durante generaciones. Formas de influenciar comportamiento y emociones de personas sin que se den cuenta.

Técnicamente verdad. Solo omitía la parte sobre rituales sobrenaturales.

—Como... ¿hipnosis?

—Similar. Pero más sutil. Y más efectivo. —Abrió los ojos, lo miró directamente—. Crecí aprendiendo estas técnicas. Las usé durante años. En relaciones, principalmente. Para hacer que hombres me prestaran atención, para controlar cómo me veían.

—Okay... —Procesando, claramente no seguro hacia dónde iba esto.

—Y ayer, estaba tan nerviosa sobre nuestra cita que usé una de esas técnicas. Sin pensarlo. Instinto de años. Y funcionó mal.

—¿Funcionó mal cómo?

—Estaba tratando de hacer que la cita fuera bien. Que las cosas fluyeran. Pero la técnica se torció, y en lugar de mejorar nuestra interacción, desvió tu atención hacia algo aleatorio. El pastel.

Silencio.

Agustín la miraba con expresión que Addy no podía leer completamente. Parte confusión. Parte preocupación. Parte... ¿escepticismo?

—Addy, ¿estás diciendo que me hiciste obsesionarme con pastel mediante... manipulación psicológica?

—Sí.

—¿Cómo?

—Es complicado de explicar sin entrar en detalles específicos que probablemente no creerías.

—Pruébame.

Esta era decisión crucial. Podía seguir con verdad parcial—mantener la explicación en términos psicológicos, sugestión, técnicas de influencia.

O podía decir la palabra: magia.

Y arriesgarse a que la pensara completamente loca.

—Involucra... objetos específicos. Palabras específicas. Intención enfocada. Mi familia lo llama trabajo energético. Otros podrían llamarlo brujería.

Ahí estaba. No completamente directo, pero cerca.

Agustín parpadeó.

—¿Brujería? ¿Como... brujas?

—Como influenciar eventos y personas mediante métodos no convencionales. Sí.

—Addy. —Su tono era cuidadoso, el tipo que usarías con alguien que acababa de decir algo preocupante—. ¿Estás hablando literalmente o metafóricamente?

—Un poco de ambos.

—Eso no es respuesta.

—Lo sé.

Él se recargó en su silla, estudiándola.

—Okay. Asumiendo que estás hablando literalmente—que tu familia practica alguna forma de brujería real y tú me hechizaste ayer para hacer que me obsesionara con pastel—¿por qué me estás diciendo esto?

—Porque no puedo construir algo contigo basado en mentiras. Y porque estoy tratando de dejar de usar estas técnicas. He estado intentando por una semana. Ayer recaí.

—¿Recaíste? ¿Como adicción?

—Exacto.

—Y las otras citas que tuvimos, ¿usaste estas técnicas entonces también?

—No. Esas fueron completamente naturales. Sin trucos. Por eso ayer fue tan frustrante—porque finalmente estaba haciendo las cosas correctamente y luego entré en pánico y lo arruiné.

Agustín procesó esto por largo momento.

—Addy, voy a ser honesto. No sé si creo en brujería literal. Pero claramente tú crees en ella. O al menos crees que lo que tu familia hace es lo suficientemente poderoso como para justificar el lenguaje.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.