Hechos para ser uno solo

007

CHLOE MEYER

Todo el fin de semana desaparecido, algo extraño pasaba, no tiene familia aquí. ¿Cuál otra razón había para salir? Eso no solo me preocupo a mí, sino a todos en el grupo.

Una llamada recibida me alertó el doble, sin importarme que estuviera a punto de entrar a clases. Un policía informándome desde su celular, lo primero que pensé es que estaría preso. Pero si estaría preso, no había la necesidad de llamarme después de días.

Este carro me parecía irritable este carro, es una maldita tortuga ante mis ojos, no tenía la velocidad que quería.

— ¿¡Puedes conducir más rápido!? —le grité a Nyle desde los asientos traseros.

—Para empezar, no tengo idea de los mecanismos de este auto. Solíamos ser mi vieja camioneta y yo. —me respondió a la defensiva.

Solté un suspiro cansado jugando con los mechones de mi cabello. No podía disminuir la inquietud que teníamos. ¿Qué haría Alonso en una cochera vieja?

Al llegar ni siquiera esperé que Nyle apague el motor del carro, pase por encima de  Lennox, saliendo del auto, una cantidad indescriptible de policías habitaban afuera. No entendía porque pero es inevitable pensar en lo peor.

Una cinta amarilla me interrumpió el paso. Iba a romper dicha cinta pero un policía me detuvo entre sus brazos. Mi vista se vuelve cabizbaja. No, no, no.

Un bulto al tamaño exacto de un cuerpo cubierto por una tela blanca, sangre seca a su alrededor con una manchas también en la tela. No quería pensar que es mi Alonso.

—¡Déjeme pasar! —grité tan fuerte como mi garganta me lo permitió.

Sin importarle que me pasaba, el policía no se retiraba. Mi desesperación aumentaba, mi dolor crecía al ver esas manchas. No iba a soportar que venga un forense a ver todo esto. Le di una fuerte patada en sus partes bajas. Crucé las cintas, destape su rostro.

No podía parar mis lágrimas, era una broma, es un sueño del que quiero despertar. ¿Cómo reacciono? Tengo a mi novio, a mi compañero de vida, el padre de mi futuro hijo tirado en el suelo con el rostro intacto y sin vida, una herida en su pecho, sangre llenando su camiseta blanca.

Tome su mano fría, tan fría como un cubo de hielo, un escalofrío me hizo reaccionar.

 —Mi amor… Alonso, escúchame, no me dejes. Te necesito por favor. ¿Qué paso?

De fondo escuchaba a los chicos reclamar unas cosas con los demás oficiales. Mi mundo estaba muerto, mi mundo es él, ahora él ya no está.

Unos brazos me alejaron de él, me resistí ante todos, no quería alejarme de él, he estado un fin de semana sin él, no aguantaría estar una vida sin él.

—¡NO! ¡Déjame estar con él! Déjame abrazarlo. —le grité a la persona que me interrumpía.

—Chloe cálmate por favor. Te hará mal estar así. —escuché a Audrey.

Eso me hiso sentir peor. Tengo el cuerpo de mi único amor a unos metros de mí. Me solté con brusquedad de sus brazos. Dando pasos acelerados en busca del mayor.

— ¿Quién lo hiso? ¡Quien le haría algo así! Donde están las cámaras de seguridad. Necesito una explicación, por favor. —A medida que hablaba mis palabras se debilitaban.

Golpee al hombre con mis puños a raíz de que no me daba una razón, nadie aquí me lo daría. Parecía no afectarle, mientras yo me moría internamente.

Caí al sentir mis piernas sin ninguna fuerza, no tenía fuerzas. Caí de rodillas al piso y a unos metros estaba su cuerpo, el cuerpo del que siempre será el primero y el último. No me importaba hacer un escándalo acá, gritaría todo lo que sea, lloraré hasta que no tenga ninguna lágrima.

Todo dolía, no solo el cuerpo se volvía pesado, todo era dolor, un dolor que vivirá conmigo.

AUDREY STRONG

Después de traer a Chloe a su habitación y dejarla, no nos sentíamos seguros de dejarla sola, pero ella no boto prácticamente.

Recosté mi hombro en el de Nyle, esta vez nos sentamos en una mesa y no en el rincón del árbol. Espero no ser la única en que si sentaba ahí se imaginaria a Alonso y Chloe abrazados frente a mí.

—Hace unos meses lo conozco, ¿Cómo me puede afectar tanto a mí? —pregunté en un susurro.

No podía evitar soltar unas lágrimas al ver a Chloe llorando como una catarata y gritándole a un cuerpo sin vida. Todos se habían enterado en la universidad, no podían faltar esas personas que venían a preguntar cualquier estupidez y más cuando vieron a Chloe entrar desmacrada.

No podían creer que la reina del colegio, que siempre tenía una sonrisa en el rostro, ahora tenía los ojos rojos y la mirada perdida sin ningún rumbo.

—Deberíamos llevarle algo de comer a Chloe. No comió en todo el día. —nos avisó Lennox.

— ¿Podrían pasar la noche con nosotras? —sugerí.

Tal vez Chloe quería estar sola, pero que sepa que tiene amigos que están con ella no solo cuando sonríe.

 Todos asintieron.

—¿Alguna noticia? —pregunto Engelbert.

—Solo sé que se lo llevaron a la Morgue para verificar algo obvio, que lo dispararon. Odiaba que nos vieron como unos bichos raros, no nos quieren dar más información, y creo que nadie va a llevar el caso. —contestó Lennox.

Esto ya lo había notado, nadie nos daba información, todo establecimiento debía tener cámaras de seguridad, no nos permitían verlas, era realmente frustrante. No me importaba si no tenía un título como abogada, ayudaría a Chloe.

...

ENGELBERT VEGA

Solo un saco de dormir me acompañaba, mientras todo era silencio. Las ventanas estaban abiertas dando paso a la luna y unas cuantas estrellas acompañaban el azulado cielo.

Chloe estaba sentada en su cama con un álbum entre sus piernas cruzadas  y aun escuchábamos sus sollozos por más que ella intentaba disimularlo.

 —Esta fue nuestra primera cita. —habló de repente llamando nuestra atención de todos. —A él le molestaba que siempre estuviera tomando fotos, le dije que algún día los necesitara. Y ahora solo esto tengo que me recuerde a él.



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En el texto hay: seduccion, amor sexo, sed de venganza

Editado: 22.03.2021

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