CHLOE MEYER
Me había hecho esperar más de lo que mi paciencia aguanta.
— ¿Ya era hora no crees, Armando? —le dije apenas le vi cruzar una pierna.
—Toma esto. —me ofreció una botella de jugo de naranja
No soy fan de estas cosas, ya que mi mamá siempre me indujo la idea de que en lo natural está la energía, en mi casa yo y mamá somos muy alejadas de los alimentos ya hechos, adentro hay muchas naranjas como para comprar esto. Le hice un gesto de asco.
—No quiero eso. —me negué.
Al parecer no solo mi paciencia estaba en la punta del Iceberg. No tendría nada de malo, tomar un poco de esto.
Apenas acabe de tomarla unos hombres aparecieron detrás de él, ¿Guardaespaldas? Estos mismos señores me cargaron de mis brazos a una camioneta negra en el garaje. Por alguna razón no podía defenderme, es como si no sintiera mi cuerpo, en mi mente estaba moviéndome pero mi cuerpo no reaccionaba. Me sentía anestesiada.
— ¡ARMANDO! —le grité una vez subida en la parte de atrás entre los dos hombres. — ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me llevas así?
Empezaba a sentir pánico, más que pánico, miedo.
Pero todo eso se fue cuando deje de escuchar el motor andar, el sueño se adueñó de mí, simplemente todo se hiso oscuro al cerrar los ojos.
ENGELBERT BARROW
Había llegado media hora antes, podría decirse que parezco acosador, pero no los soy. Solo soy observador. Y en todo el tiempo que observe, ella a todas las reuniones llega antes, pide su batido de mango y escucha música.
— ¡Hey! —la saludé sentándome a su lado en el césped algo húmedo porque estaba garuando.
Por los audífonos no me había escuchado. Así que le di un pequeño empujón de hombro algo juguetón.
Ella abrió los ojos y me miró, pero aun así volvió a su posición actual, recostando su cabeza en el árbol con audífonos y sin mirarme.
— ¿Y los demás? —me preguntó.
—No tengo idea, ya estarán por venir seguro.
Todo esto era mentira, le mande un mensaje a Nyle y Audrey que vengan unos minutos después para poder hablar con ella.
—Y… ¿Te gustan mucho los mangos? —y aquí iba de nuevo el vómito de estupideces que solo con ella me pasa.
Ella me miró unos cortos segundos, era como si leyera su mente. ESTÚPIDO.
—Digo, mi tío tiene un huerto, podría llevarte a ver el crecimiento de los mangos.
Engelbert, ya cállate.
Me miró vacilante y podría entender que si antes me consideraba un tonto, ahora soy un GRAN TONTO.
— ¿Puedes llamarlos y decirles que ya estamos aquí? —me sugirió tomando su batido.
Fuck, fuck, fuck.
— Ya deben estar en camino.
Ella asintió a mi dichosa mentira. Todo se volvió un silencio, cosa que quería romperlo. Ya entendí la frase que siempre me decía mi mama: Pueden estar tan cerca y tan lejos.
De la nada tan repentinamente, me colocó un audífono de ella en mi oído, compartiendo conmigo su música. [WE FOUND LOVE-RIHANNA]. Aun así lo que más me intimidaba era su mirada, ni cuando me equivocaba en clases y la mirada del profesor me ponía los pelos de punta. Pero ella me miraba con detalle, inclinó un poco su cabeza para mirar mi rostro, en eso yo tenía la mirada al frente y me daba nervios voltear.
Aun así Lennox con tanta delicadeza tomo mi mentón y me volteo para mirarla. Su mirada oscura, ojos negros, cabello negro, labios rosa. No sé qué rayos me pasaba para querer mirarla todo el día. Arregló unos mechones de mi cabello ya que está húmedo, llevaba observándola unos 10 minutos hace un rato sin un techo que me cubra y debatiendo un tema para venir a hablar.
Se rio agachando su cabeza y cortando todo contacto físico que podríamos haber armado. Volviendo a su seriedad y ser ella. Listo, me declaro fan de sus cambios de personalidad, de coqueta, tierna, divertida y seria. Y si tuviera la opción de quedarme con una, elijo a todas de ella, solo quiero que sea ella.
La vi buscando en su playlist. [UMBRELLA - RIHANNA]. Deduzco que Rihanna es una de sus favoritas.
A pesar de tener un audífono podía escuchar su voz cantarla en lo bajo, ésta canción está hecha para ella, la letra, su voz, todo combina perfectamente. No quería hablar para seguir escuchándola, quería traer un micrófono y dárselo, que brille solo como ella lo sabe hacer, darle a conocer al mundo quien es Lennox Harí.
Es muy icónico escuchar esta canción ya que está garuando pero aun así, se escuchaba tan fresco.
Un instinto me rodeó y solo dejé ir el instinto. Tome su mano que estaba apoyado en su rodilla, ella rápidamente abrió sus ojos y vió nuestras manos unidas, bueno mi mano unida a la suya. Apagó la música, apagando toda magia que solo yo en mi cabeza inventaba.
— Engelbert, no confundamos esto. Eres un gran chico. Un gran AMIGO. — enfatizó mucho la última palabra.
Era muy estúpido sentirme así si es mi amiga también.
—Puedes contar conmigo en lo que quieras pero quiero dejarte las cosas claras. Disculpa.
Quería decir: Discúlpame a mí. Pero tampoco debía disculparme, nadie aquí es culpable de nada.
Mierda, esto se hacía muy incómodo.
NYLE VEGA
Podría asegurar que la rubia me mataría por andar con su auto pero no lo haría si estoy en la cárcel ¿Cuál es el motivo? Tengo como diez hamburguesas en toda la parte de atrás, un volumen muy asordado, una acompañante que no le importa terminar su vida conmigo.
La misma chica, Audrey, es esa chica que piensa en las consecuencias siempre, piensa todo antes de decir o hacer. Pero esta vez no le importó un poco de comida y un poco de música.
Le pedí salir en lo que dejábamos al comisario Engelbert con su vaquera Lennox.
Aun seguíamos estacionados ya que queríamos comer primero.
— ¿Crees que pase algo entre ellos? —me preguntó dándome la segunda hamburguesa.