Héctor (#4 secuestrada)

Capítulo 6

El vuelo en el Jet fue lento, se me hizo una eternidad llegar, ya es de noche y voy camino a casa, tengo muchas ganas de ver a Andrea, quiero besarla, abrazarla, darle todo lo que yo tengo, hacerla mí, esa mujer se ha convertido en mi obsesión

– Señor, buenas noches –Amelia me ha marcado y la he puesto en altavoz –Dime Amelia ¿Cómo está todo por haya?

–Muy bien señor, solo para avisarle que mañana tiene una reunión a las 7 de la mañana y como no está lo contactare por video llamada

–No te preocupes Amelia, mañana me presentare, acabo de llegar, en estos momentos estoy en camino a mi casa –Llego a visualizar que hay una chica que intenta parar a los autos, seguro una adolecente perdida y alcoholizada

–Oh perfecto entonces señor Montañez, hasta mañana y descanse –Ningún auto quiere parar y con forme me voy acercando, el auto de enfrente se detiene a un lado de la carretera, por curiosidad fuerzo mi vista y la cara se me hace muy familia

–Hasta mañana Amelia –Cuelgo y detengo el auto, bajándome rápido y acercándome a ellas – ¿Necesitas algo? –Pregunta una señora un poco ya mayor mirando con preocupación a Andrea

–Sí, necesito que me lleven a la ciudad –La señora frunce el ceño – ¿Estas perdida hija? –Andrea asiente y es ahí cuando paso mi mano por su cintura poniéndola nerviosa y tensándola

–Amor ¿Qué haces? –Pregunto cerca de su oído, Andrea no contesta y miro a la señora –Discúlpela señora lo que pasa es que sufre de claustrofobia y en la obscuridad comienza a tener ataques de ansiedad –La señora me mira raro y después mira Andrea – ¿Es verdad? –Pregunta no tan segura y aprieto un poco su cintura

–Es verdad, gracias por pararse –Ella asiente y pone en marcha su auto, antes de que comenzara a llorar pongo el cañón de mi arma en su espalda

–Vamos que no tengo tu tiempo –Hablo agarrándola de la mano poniendo demasiada fuerza como para lastimarla ­–Héctor suéltame, me estas lastimando –Suplica asiendo que mi furia incremente más –Sube al auto –Digo molesto –No –Responde firme – ¿Qué carajos dijiste?

–Que no me voy a subir –Saco mi arma de la espalda, le quito el seguro y pongo el cañón en su frente – ¿No vas a subir? –Me mira a los ojos

–Dispara –Dice y comienzo a reír –Vamos que esperas, DISPARA YA DE UNA MALDITA VEZ –Grita y no lo tolero más la golpeo con el arma –Si no quisiste por las buenas, entonces será por las malas

La tomo del cabello subiéndola a la fuerza al auto, cierro la puerta pero no sin antes poner mi huella para que se bloque y no la pueda abrir, doy la vuelta para entrar al auto y una vez que entro hablo

–Ni se te ocurra intentar volver a escapar, estoy harto de que no quieras seguir mis órdenes, ya te dije que no te iras de la casa y así será –Comienzo a conducir rápido y ella tiene  miedo, su cuerpo me lo dice

–Yo no quiero estar contigo maldito, déjame en paz, déjame libre –Con mi mano Izquierda la agarro de la parte de atrás de la cabeza empujándola y asiendo que su frente choque con la guantera del auto provocando un quejido que me dice que le dejo un gran dolor de cabeza, rápidamente se agarra la parte afectada

–Tienes que aprender a no hablarme de esa manera, tu harás lo que yo te pida porque eres mía ¿Entendiste? –No me responde y le doy otro golpe haciendo que esta vez su cabeza choque con la ventana de alado

–Solo ten en cuenta que te has portado mal y adivina que te voy a castigar –Me mira y de reojo puedo ver que se hizo un corte en la frente asiendo que le cubra la cara con sangre – ¿Cómo niña chiquita? –Pregunta –Como niña chiquita pero con la mínima diferencia que te enseñaré que eres mía

En lo que resta del camino Steven me marco por lo que pensé que tenía que ver con mi madre así que antes de contestar voltee a ver Andrea y ella estaba recargada en el vidrio en el que choco con los ojos cerrados así que decidí contestar

–Dime –Digo tratando de sonar lo más calmado posible – ¿Ya llegaste? –Pregunta y ruedo los ojos – ¿En verdad estas preguntando eso? –El ríe y sé que está negando

–En realidad te llamaba para decirte que tengo la casa perfecta para nuestra madre y las chicas, es una residencia privada y antes de que digas algo quiero decirte que si tú la compras el señor Montañez sabrá del paradero de ellas puesto que puede rastrear tu dinero fácil –Doy una vuelta poniendo en marcha el auto ya que directamente estaba la casa

–Tienes razón, has lo que veas conveniente, solo infórmame –Paro el auto y Andrea no se mueve –Si señor –Dice en tono de burla y le cuelgo

–Andrea ya despierta –Le digo moviéndola un poco, puedo lastimarla, bueno más de lo que esta –Andrea si tan solo me hubieras hecho caso, no hubieras pasado por esto pero…

–Perdona por todo amor, te juro que estaremos juntos de nuevo –Dice y rápido sé que está dormida y soñando con quien sabe quién, cierro los ojos tratando de controlarme y no puedo la furia y el enojo me ganan, salgo del auto azotando la puerta de este, doy rápido la vuelta y abro la puerta del copiloto haciendo que Andrea caiga al suelo, ella rápido me mira pero no reacciona al momento



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En el texto hay: dolor, recuerdos del pasado, amor y odio

Editado: 29.05.2020

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