Hellend

Un ser

— ¿Puedes seguir con la historia?

Eso sonrió. Aún no conocía su rostro pero me dejaba ver su mentón que era muy diferente a sus brazos, que era lo único que me había dejado ver de él, esos brazos esqueléticos con fibras rojas rodeando cada hueso dando la apariencia de ser piel.

—Que curiosa, Hellend.

— ¿Por qué me llamas Hellend?— pregunté—. Mi nombre es Hellen.

—Como te venía diciendo— evadió mi pregunta con una macabra sonrisa—. El ser del que te estoy hablando, puede ser mi versión en el mundo humano. Todo depende de su naturaleza, de si la acepta. Puede ir donde se le plazca sin mucho esfuerzo, menos al cielo, cabe aclarar.

—En pocas palabras es un poco parecido a mí pero más fuerte— dije—. ¿Y yo estoy aquí para...?

Kondenzator camino a la bañera en la que había aparecido la segunda vez que había tenido la pesadilla y por la cual estaba frente a él. Metió su mano y saco una cabeza, pero no cualquiera, ya estaba muy despellejada, casi siendo una calavera y gritó, él extendió su mano para que me acercara.

—Estas aquí para ayudarme a encontrarlo, mala sudbino, ni San Miguel Arcángel puede impedir que el treinta y uno de octubre él renazca.




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