Hellend

30-10-20/31-10-20

—Espera, ¿Tratas de decirme que soy yo ése ser?

Él asiente. — No sabes cuánto me demoré buscándote, al principio pensaba que lo que me decían mis pequeños demonios era mentira. De que había una chica que los podía ver y no se asustaba.

—Eso no es lo que yo recuerdo. — dije haciendo alusión a las veces que me asuste cuando hablaba con él atravesó de mis sueños.

Todo era sorprendente. Yo tenía la posibilidad de transportarme al primer anillo del infierno con solo estar dormida o cualquier otra forma, podía ver los dominios y las sombras que aterraban y poseían a las personas.

—Lo que tú recuerdes es mentira— dijo con seriedad—. Cuando eras pequeña no pasaba nada contigo, excepto cuando cumpliste los diecinueve, no te asustaste cuando viste el rostro de uno de mis demonios que tomo el cuerpo de tu prima Nora como títere— camino alrededor del lugar, estaba pasando por el lado de la bañera, la que había usado como medio de transporte para llegar aquí, ya se me estaba haciendo habitual aparecer de esta forma—. Nadie creyó lo que dijiste, todos pensaron que tu prima murió de fiebre amarilla después de su escape vacacional al Perú. Ese fue el resultado de su desobediencia y de haber hecho cosas indebidas en aquel país. — sonrió de lado.

ahora que él lo mencionaba, era cierto, ahora recordaba todo con exactitud, como con tal insignificancia yo dije que no tenía esa fiebre, fui prudente al decir lo que era no quería que me tomaran por loca pero dije que buscaran a un sacerdote.

— ¿Por qué justo cuando mencionas algo lo recuerdo?

—Bloquee tu mente después de eso, después de ese pequeño encuentro en agosto del 2012.

— ¿Por qué?— me cruce de brazos—. ¿Por qué bloquear mi mente de tal forma? Todos pensaron que estaba loca, incluyéndome, sentí mucho miedo al ver esas cosas.

—Era la única forma que tenía para ver si eras el ser que necesitamos— dijo sin importancia—. Además, cuando vi tu potencial, decidí protegerte de esa forma hasta que el momento llegara. No sabes cuánto espere por ti, naciste veintisiete años antes de la Luna Azul del 31 de octubre y no podemos dejarla pasar, la próxima ocurrirá en 19 años, para ese entonces es posible que ya estés muerta.

No podía creer lo que escuchaba pero no me asustaba, estaba tranquila.

—Yo no he aceptado ser parte de esto.

—Oh, claro que si lo hiciste— sonrió—. Cuando aceptaste seguir hablando conmigo, cuando me pediste que bloqueara tus recuerdos cada que te despertaras para no asustar a la personalidad que creaste— se acercó, se hizo detrás de mí y susurro en mi oído—. Y cuando probaste la primera y recién llegada alma podrida a este lugar, y no me vas a negar que te gusto.

Era cierto, me había gustado, había disfrutado ver sus ojos llenos de terror, ver toda la maldad que hizo, había provocado un escalofrió de poder en cada parte de mi cuerpo.

—Sabes que no miento, tienes una idea clara en tu cabeza— se alejó de mi—. Solo tienes que decirme que quieres hacer.

— ¿Qué pasa si me niego?

—Sigues en tu vida, pero no puedo borrar tu memoria, nublar tu visión, veras, sentirás y escucharas todo, no quitare tu miedo, puede que llegues a sufrir una sobredosis de tantas pastillas que tomas para calmar las “alucinaciones” y luego ir al limbo, tu sola en un lugar blanco donde nadie te escuchara gritar y de donde nunca saldrás.

— ¿Alguna vez tuve la opción de salir y olvidar todo?

—Sí, pero probaste la primera alma y la tuya, se vendió a mi Señor. No puedes gozar del conocimiento infernal y luego irte de rositas al cielo.

Asentí ante sus palabras, no provoco temor en mí porque tenía claro lo que quería y se lo dije:—Quiero hacerlo, ¿Qué tengo que hacer?

—Lo mismo que has estado haciendo cada que te vas, tomar el alma que salga de allí— señalo la bañera—. Disfrutar su esencia mientras recitas mentalmente que aceptas esto, que das tu vida, que entregas tu alma para ser mi personificación terrenal, que aceptas ser la Parca.

Apareció la primera alma en esa bañera y me acerque, ya sabía lo que tenía que hacer.

—Nos veremos a las 23:55 y que tu primero de noviembre, el día de los muertos, sea tu nuevo cumpleaños. —Dicho eso, cerré los ojos y recite cada palabra en mi cabeza.




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