Help me.

CAPITULO DOS

Aunque todo a mi alrededor estaba en oscuridad, quería seguir caminando pero una especie de pared invisible me lo impedía. Entonces vi a la niña de ojos apagados y piel pálida acercarse a mi. 
Me miraba con curiosidad hasta que desapareció, cosa que me pareció extraño. Demasiado. Di unos pasos hacia atras pero me detuve al sentir algo frío en ella, me giré encontrandome en un parque infantil. Todo a su alrededor era césped, detrás daba el espeso bosque y al frente la típica iglesia de pueblo, con un pozo al frente, entre la mitad del parque y de la iglesia. A su izquierda estaban dos arboles frondosos en columna, y detras solo se divisaba mas césped y bosque.
El rechinido del viejo columpio me hizo mirar hacia el, donde ahora se encontraba la niña de nombre desconocido para mi. 
-Ven aqui, Aranza. -me dijo extendiendo su mano hacia mi.
La miré con desconfianza.
-No tienes porque temer, solo busco ayuda. -suspira.
-¿Y por qué yo?
No respondió, en vez de eso, se levantó del columpio y desapareció. Pero instantes después, muchas voces me hicieron girar hacia la iglesia. La incredulidad y estupefacción se hizo presente cuando muchas niñas iguales estuvieron por todas las partes antes nombradas.
El temor se apoderó de mí cuando todas empezaron a hablar al mismo tiempo, no podía entender lo que decían ya que los timbres de su voz se estrellaban unos con otros intensificándose hasta volverse un sonido agudo y agónico para mis oídos.
Caigo al suelo de rodillas con ambas manos cubriendo mis oídos queriendo evitar seguir escuchando aquella tortura para mis tímpanos. Me sobresalto al sentir una pequeña mano en mi hombro, bajando ambas manos para mirar hacia la niña, comprobé que los sonidos habian desaparecido al igual que las demas niñas.
-Allana.
El tono que utilizó hizo que se me erizara la piel, sonaba triste, nostalgica y perdida. 
-¿Que? 
Me miró nuevamente y gritó en un tono que bien pudo perforarme los oídos.
-¡ALLANA!

Despierto con el corazón a millón por segundo, la respiración entrecortada y el sudor en la frente, repitiendo inconcientemente el nombre que me dio la niña.
¿Será su nombre?
Con esa duda me levanté y fui al baño, bajando luego a la cocina para desayunar junto a la tía Martha, quien ya estaba acomodando los platos en la mesa.
-Ya iba levantarte dormilona. -sonrie tomando su lugar en la mesa mientras yo la imito. -Al parecer ayer no te fue tan bien en tu paseo porque regresaste temprano. ¿Que ocurrio?
-Todo estaba bien hasta que me tope con un tipo bien grosero. 
Sus ojos se abrieron como platos.
-¿Era mayor?
Niego.
-No, joven de cabello negro y ojos azules oscuros.
-Oh, ese es Allan. -me mira con intriga. -¿Paso algo?
-Ya te lo dije, fue grosero conmigo. Dijo que yo era un Fords y que no podia estar ahí. -bufo. 
-Bueno es normal que se comportará así, teniendo en cuenta que su familia odia a la nuestra.
-¿En serio? -asiente. -¿Pero por qué?
-Digamos que esta mansión antes les pertenecía. -acota dejándome mas curiosa. -Solo eso te puedo decir.
-¿Hablas enserio? Ni hablar, cuentame.
Ella niega.
-¿Y dejar que te pierdas de la diversión? -nuevamente se niega. -Averigualo por ti misma.
Bufo.
Había olvidado esta otra personalidad de la tía Martha. Arrogante y odiosa. Muchos la llamaban puente roto por ello (mi mama de primera en la lista), pero entendía que desde lo ocurrido con tía Mary, ella se haya aislado de las personas hasta el punto de aguijonearlas solo por molestar.
Aunque nunca fue asi conmigo, bueno, no como con los demas. Su trato hacia mí fue diferente, como si en mí hubiese encontrado la paz y esperanza que necesitaba en medio de la agonía y tristeza que todos (especialmente ella) estaban viviendo en ese momento.
Termino de comer y le informo que voy a dar un paseo por el pueblo, necesitaba ir con urgencia al lugar de mi sueño. No entendía el por qué, pero sentía que algo me llamaba hacia allí y que no iba a estar tranquila hasta que no acudiera al lugar. Tía Martha me dijo que le pidiera a James que me llevara, pero me negué asegurando que volvería pronto. Aunque no era del todo incierto, la verdadera razón por la que no quería que James me llevara era porque no confiaba en él. Ya sé, suena bastante discriminatorio el tener esa actitud hacia él sin conocerlo, pero había algo que no me cuadraba. 
No me parecía confiar en él.
Me dirijo hacia el parque por el camino que utilizaban tanto las personas como los vehículos. Apesar de ser por el bosque era bastante ancho.
El clima hoy está bastante nublado y la temperatura casi por los suelos, suerte que me traje mi suerter de lana oscura, sino estuviera pidiendo clemencia ante el cambio tan drástico que dio el tiempo.
Varios minutos mas tarde reconocí la iglesia a unos cuantos metros, y luego de unos pasos más ya estaba oyendo al rechinado agónico que daba el columpio a mi lado al ser movido de a poco.
Me ofuscó ver al chico llamado Allan sentado en el columpio mirando a la nada, estaba tan ensimismado que no pareció darse cuenta de mi presencia hasta que estornude. No fue para llamar su atención, lo juro, es solo que el clima frío me produce estornudos de vez en vez.
Pero no pude tener mejor suerte y estornudarle a la tía Martha.
Sus azulados y triste ojos se fijaron en mí, reflejándose en ellos la sorpresa e irritación que sentía.
-¿Que haces tú aqui? -su tono logra que un escalofrío me recorra el cuerpo, y no por la excitación de oírlo precisamente.
-Eh, uh..., yo... -no sabia que decir.
Sus ojos permanecen en mí esperando con impaciencia una respuesta que yo no podía articular. 
Resopla frustrado mientras se levantaba del columpio.
-Escucha, no sé qué quieres o qué es lo que te propones siguiendome pero...-lo interrumpo soltando una gran carcajada despues de mirarlo con incredulidad.
 ¿Yo siguiéndolo?
-Ni que fueras Leonardo Dicaprio para perder mi tiempo siguiendote. -repondo segura, recuperando mi dignidad perdida. -Solo estoy aquí porque soñe que estaba aqui, punto.
Me mira molesto.
-Bien, has lo que quieras. -pasa por mi lado chocando su hombro con el mio, empujándome levemente. 
Eso no me sorprende, lo que si lo hace es ver a la niña de mis sueños frente a mí. Nunca se me habia aparecido mas que por sueños. La estupefacción y el temor fueron tan grandes que un grito brota desde lo mas profundo de mi garganta a la vez que la sangre abandonaba mi rostro trigueño.
Unas fuertes manos me sujetaron los hombros y literalmente me arrastran hasta uno de los columpios. Los ojos de Allan me examinan mostrando preocupación y confusión, mientras yo busco con los mios a la niña, a Allana.
No estaba.
Subo ambas manos hasta mi rostro para restregarlo. ¿Me estare volviendo loca? No, definitivamente la había visto, pero... ¿Por que ahora?
-¿Estas bien? -no respondo. -Dios de todas las chicas del mundo tuviste que traer a esta loca al pueblo.
Eso ultimo fue un murmuro que yo alcancé a oir por su cercanía.
Me levanto del columpio gruñendo enojada.
-¡Por Dios! Peor suerte tengo yo, que de todos los chicos de este pueblo tengo que toparme siempre contigo. -me imita poniendose de pie. -Ademas eres mi vecino.
Frunce el ceño.
-¡Eso es culpa de ustedes y su mugrienta ambición! -brama dando un paso hacia mi. -Si no fuera por eso no serias mi vecina y no tendria que verte tan seguido y mucho menos a tu tía.
Y dale con eso.
-¡Y sigues diciendo eso! ¿Que culpa tengo yo de lo mi familia haya hecho, idiota? ¡Nisiquiera sé que hicieron! Pero tú lo repites cada vez que nos vemos. ¡Ahgr, me tienes harta! Juro que si no fuera por Allana yo...-me interrumpe colocando sus manos en mis hombros fuertemente pero sin hacerme daño.
-¿Qué dices? ¿Si no fuera por mi hermana qué? -mi mente no procesaba la palabra hermana. Su agarre se intensifico hasta que dolió. -¡Habla! ¿Que tienes que ver tú con mi hermana?
Entonces algo empezó a encajar; porque siempre me guiaba hacia él. Era o es su hermano.
El dolor en mis hombros me saco de mis pensamientos.
-Sueltame, me haces daño. -susurro sin apartar la vista de sus ojos frustrados.
No podía decirlo.




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