Help me.

CAPITULO TRES

Trago saliva antes de articular palabra, dado a que había un porcentaje muy elevado de que no me creyera.
-Sueño con ella. -respondo, luego de unos minutos que parecieron ser eternos para el desesperado Allan.
Me mira incrédulo.
-¿Qué idioteses dices? -dice tan molesto que doy unos pasos hacia atras por instinto. -¿Creés que me tragare esa estupidez?
-No es ninguna estupidez, Allan, es la verdad. ¿Crees que vine aquí por mero gusto? O cuando me acerque a ti ayer, ¿crees que lo hice porque quise? Ella me dijo que lo hiciera. -me defiendo.
El mueve la cabeza negándose a creer lo que dije.
-Nunca pensé que las Fords podían caer más bajo, pero veo que me equivoque. No puedes aparecer de golpe y decir que mi hermana desaparecida desde hace seis meses se te ha aparecio en sueños a ti, a TÍ. -negó, luego de reir sin gracia.-Estas loca y sigues con esto se lo dire a la policia.
Me tenso, pero no estaba segura si por el miedo o por la ira que sentía en este momento. Nunca en mi vida había odiado a nadie, pero parece que Allan Cyprian's se gano el primer puesto.
Pasa por mi lado murmurando: "las Fords dan asco". No lo soporté y tampoco me pude contener a tomarle del brazo para girarlo hacia mí y plantarle tremenda cachetada que me dejo la mano ardiendo. 
-¡Eres un imbécil! -exclamo conteniendo las lagrimas, no iba a llorar, no frente a él. -¡Yo no tengo la JODIDA culpa de tener la estúpida mansión de tu familia, tampoco la tengo de todo lo demas y mucho menos de que tu bendita hermana haya aparecido en mis sueños quitándome varias horas de descanso por las jodidas pesadillas! No tengo porque soportar esto. -sentía como con cada palabra mi cuerpo daba violentos toques electricos. -Me voy.
Al girarme por ultima vez hacia la iglesia, aun lado del arbol estaba la niña pálida de vestido blanco con lunares negros que provocó todo esto. Me mira con tristeza y suplica, algo que me partió el corazón, pero no podia hacer nada. Su hermano ya me habia amenazado con acusarme con la policía y además en mí no había ganas de continuar, así que era lo mejor.
-Lo siento. -articulo sin decir palabra.
Sin más que aportarle al atónito chico de mejilla lastimada decido irme a toda prisa, secando varias lagrimas en el camino hacia el lugar que no era mi casa. Estaba agotada física y mentalmente, pero eso no me impidió decirle a la tía Martha que me iba y correr hacia mi habitación para empacar las cosas con ella detras.
-¿Estas hablando enserio, Aranza? -pregunta por tercera vez desde el marco de la puerta.
Asiento.
-¿Y que te hizo tomar esa decisión? -apreto los puños en la camisa que iba a tirar en mi maleta antes de que preguntara. -Tuvo que ver el chico Cyprian's, ¿cierto?
Asiento nuevamente. 
-¿Por qué no me cuentas? -se acerca a mi y nos guia a ambas hacia la cama, quitándome la camisa de las manos para hacerla aun lado.
Inhalo hondo.
-Desde que llegue aquí he tenido sueños raros, parecidos a pesadillas. -me sincero. -No sabía quién era la niña hasta hoy, luego de que Allan lo dijera. Es Allana, su hermana.
Siento a la tía Martha tensarce.
-Aranza, esa niña lleva meses desaparecida. -habla. -Es un tema delicado para los Cyprian's. Dime por favor que no le contaste eso a Allan.
Suspiro.
-Lo hice y no lo tomó nada bien. Me insulto y amenazo con ir a la policia si seguía hablando disparates. -trago duro al recordar la expresión de Allana. -Lo mejor es que me vaya tía.
Ella acaricia mi cabello suavemente.
-Él siempre fue intenso contigo, recuerdo que llegabas llorando a mí porque te había empujado o insultado. -la miro confusa. -No recuerdas eso, ¿verdad?
Niego.
La verdad no recordaba absolutamente nada.
-Ustedes se fueron cuando cumpliste los cinco años, tus padres tomaron esa decisión por dos razones: la primera porque tu padre odiaba al padre de Allan y la segunda por lo triste que estabas debido a lo mal que te trataba el niño cada vez que te le acercabas para jugar.
-No sabia eso, pero claro que tuvo que ser así. -suspiro una vez mas. -Ellos nos odian como si nosotros tuviésemos la culpa de los errores de los pasados.

-Así es la vida, Aranza. No todos pensamos igual. -me besa en la frente antes de levantarse. -No quiero que te vayas, pero si asi te sientes mejor. Espero que me visites pronto, le dire a James que te lleve al terminal mañana por la mañana. -asiento. 
Me mira una vez mas antes de dirigirme una sonrisa triste y perderse tras la puerta.
Resoplo terminando de ordenar mis cosas y tirandome en la cama, necesitaba dormir con urgencia pero mis párpados no querían ceder por la nueva información adquirida. 
Allan y yo nos conocíamos desde antes, e incluso de niños se portó como una basura conmigo. 
A medida que lo desacreditaba en mi mente me fui perdiendo en un sueño (por primera vez) oscuro y sin nada que proyectar.

(***) 
Unos golpes me despertaron, creí que se trataba de tía Martha anunciando que ya estaba listo todo, pero me llevé una gran sorpresa cuando comprendí que los golpes no venian de la puerta, sino de la ventana. 
Me acerco al mismo tiempo que una mini piedrita golpea el cristal de la ventana. Me asomo enojada con la persona que me despertó a las doce de la noche.
-¿Qué diablos crees que haces? -susurro con voz baja.
Lo ultimo que necesita era que tía Martha despertara y viera a Allan Cyprian's intentando quebrar el vidrio de su ventana.
-Necesito hablar contigo, por favor. -susurra.
-No tengo nada que hablar contigo. -siseo. -Además, tu no hablas con Fords.
Creí verlo resoplar, bufar, no estaba segura. No podía verlo bien por la oscuridad.
--Quiero pedirte perdón, por favor Aranza. -eso picó mi sensible corazón. 
Me odiaba por ser tan blanda, quería convencerme de que la razón por la que quería escucharlo era porque lo iba a ver humillándose.
-Esta bien. -respondo bufando.
Salgo del cuarto y bajo las escaleras intentando no despertar a tía Martha, que gracias a Dios se encontraba dormida en su habitación cuando pasé por ella. Sabia que a diferencia de mí, ella no era tan tolerante a los Cyprian's.
Lo encuentro detrás de la puerta de cristal corrediza que da directamente al camino de piedras frente al lago. De haberlo sabido el primer día no hubiese dado toda aquella vuelta en la que me topé con James.
Abro y me cruzo de brazos.
-Siento lo que dije Aranza, fui un tonto. Digamos que las cosas que pasaron entre nuestra familia me afectaron y termine olvidando que nosotros no tenemos la culpa, que tú no la tienes. -me mira con una intensidad que no puedo comprender. -Y después de lo ocurrido con mi hermana me volví un tanto insensible cuando se trata de ella, luego llegaste tú diciendo que ella se te aparecía y...-lo corto.
-No mentí.
Asiente sin apartar la mirada.
-Te creo. No se porqué, pero lo hago. 
Nos quedamos silencio, él parecía no tener más que decir y yo no sabia que aportar.
-Te perdono. -hablo al fin. -Pero ya no te preocupes, no me meteré mas en tus asuntos, me iré mañana.
Me giro dispuesta a irme pero su mano en mi muñeca me detiene.
-No te vayas. -suplica. -Extrañamente eres la única a la que Allana se le aparece, y si te mostró el parque de la iglesia y como llegar a mi, seguramente te dirá donde está.
Niego.
-Allan, no creo que...-me interrumpe.
-Por favor Aranza, te lo suplico. -toma mi mano entre las suyas. -Han pasado seis largos meses en los que desapareció mi única hermana.
Lo miro con tristeza.
-No puedes asegurar que ella me llevará a donde se encuentra. -digo dándole un pequeño apretón con mi mano libre en el hombro, para luego alejarme de él.
-Ella desapareció en el parque frente a la iglesia. -me detengo en seco. -Se supone que yo iba a ir con ella, pero no pude. -susurra eso ultimo, y un destello de culpa pasa por sus ojos. -Se lo prometí donde me encontraste la primera vez.
Mi respiración se acelera al encajar todo, o por lo menos lo que yo conocía.
No podía creerlo.
-No te vayas, por favor. 
Lo miro antes de asentir.
No podía imaginar el dolor que sentía, yo no tenia hermanos pero estoy segura que si tuviera y me hubiese pasado algo similar a él, estaría destrozada. 
Por eso lo ayudare.
-Lo haré. -contesto viendo como Allan da un suspiro de alivio.




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