Me desperté de un sobresalto al oír una bocina que sonaba por todas partes. Al abrir los ojos y ver todas las luces de la habitación encendidas pude comprobar que en las dos esquinas que tenía a la vista había altavoces por lo que se escuchaba la maldita bocina.
Oí que Harshaw preguntaba con voz ronca si nos despertaban así todos los días y solo obtuvo por respuesta una sonrisa medio dormida de Laura, lo que no me hizo necesitar ninguna otra respuesta. Cuando por fin hice fuerzas para levantarme Olivia y Hazelle ya salían de la habitación camino del baño con su uniforme encima de las manos. Fui a coger mi ropa a mi taquilla y seguí a Laura, que me esperaba en la puerta para llevarme al baño, en caso de que no supiera dónde estaba todavía.
Los baños también eran mixtos. Lo primero que vi cuando abrí la puerta fue a un chico sin camiseta lavándose la cara y peinándose su pelo negro hacia un lado. Éste hablaba animadamente con Hazelle, que se había vestido en tiempo récord y ahora estaba ocupándose de su pelo.
Decidí ducharme por la noche, ya que me había dicho Olivia el día anterior que debía ir a buscar toallas y utensilios de higiene y más ropa a la recepción yo misma. Me metí en uno de los baños y me cambié después de hacer mis necesidades.
Cuando salí, Hazelle ya se había cepillado su largo cabello, que esta vez llevaba suelto y ya ayudaba a Olivia haciéndole unas trenzas de raíz. Las dos parecían conocer muy bien al chico, que tenía demasiada energía para ser tan pronto en la mañana. Se presentó como Gianluca, de territorio italiano. No me lo esperaba para nada al oír su nombre.
En cuanto la francesa hubo terminado de peinar a Olivia salimos enseguida del baño, ya que estaba empezando a llegar más gente de otras habitaciones y no había casi espacio. Vi fugazmente a la chica morena de la última actuación de ayer. Sin maquillaje y la ropa brillante no era tan despampanante, pero aún así se veía muy guapa incluso recién levantada.
Gianluca (o Luca, según Hazelle) dijo que nos esperaría en el comedor, ya que todos teníamos que pasar por nuestras habitaciones a dejar los pijamas. La habitación ya estaba vacía y dejamos nuestras cosas en las taquillas. Por el camino nos encontramos a Will y Laura, que se nos unieron para ir al comedor.
Recorrimos varios pasillos exactamente iguales que cualquiera que hubiera visto la noche anterior, solo que esta vez era raro no encontrarnos a alguien cada vez que doblábamos una esquina. Llegamos por fin al comedor, donde había ocho mesas con ocho sillas cada una. No parecía haber tanta gente como había pensado al principio.
Nos pusimos a la cola para coger el desayuno. No era nada especial. Había galletas, tostadas, mantequilla, leche, cacao y zumo. Un desayuno memorable. Cogí mi bandeja después de elegir leche con cacao y un par de tostadas y seguí a Hazelle a la mesa donde nos esperaba Luca. Parecían muy buenos amigos. La personalidad excéntrica de Luca le encantaba a Hazelle y Olivia, me contaron. Laura y Will parecían más fuera de lugar, ya que hablaban menos y parecían más reservados. No vi a los dos japoneses por ningún sitio, ni tampoco a Harshaw. Supuse que tendrían sus propios amigos y, en cuanto a Harshaw… Estaría todavía en el baño.
Fue entrando más gente al comedor, aunque casi no me fijé en ellos ya que no me sonaba la cara de ninguno. Creí ver uno de los chicos que bailaban en la actuación de ayer y otra de las chicas, pero sin el maquillaje no reconocía a nadie. Pronto me fijé en que la gente llevaba camisetas de diferentes colores. La mayoría llevaba blanca, como nosotros, o gris, pero había unos pocos (entre los que se encontraba la morena de la actuación) que iban con camiseta negra.
-Will, ¿por qué vamos de diferentes colores?- le pregunté intentando meterlo en alguna conversación.
-Los de blanco, es decir, nosotros, somos los que cantan. Los de gris son los bailarines. Los que van de negro suelen ser los que llevan más tiempo aquí y son capaces de hacer cualquiera de las dos- explicó recitándolo como de memoria sin mirarme a los ojos.
-Es cierto que todos debemos bailar en muchas actuaciones, pero esos serían digamos, los “profesionales”; si sabes lo que quiero decir. La verdad es que no me veo haciendo lo que hacen ellos ni de lejos- continuó Hazelle uniéndose a la respuesta.
-¿Y cómo funciona eso de las actuaciones? ¿Tienes que elegir tú?
-Ojalá pudiéramos elegir. La verdad es que habría un par de personas con las que querría ensayar durante un mes- se mordió el labio Luca mirando por detrás de su hombro.
Todos nos reímos con su cara. Definitivamente ese chico me caía bien. Era tan diferente a mi naturaleza tímida que me preguntaba como conseguía ser tan natural con gente que casi ni conocía.
-Te explico. Dentro de unos minutos iremos a una sala en la que colgarán una lista. Allí verás tu nombre escrito varias veces junto al nombre de tu canción, tu compañero o compañeros y el número de sala y la hora en la que ensayas cada una. Durante el próximo mes te darán algo de material para cada canción y tendremos que decidir como hacer la actuación con lo que tenemos y ensayarla luego. A lo largo de los días nos irán llamando para preparar el vestuario y el escenario. La verdad es que al final acabas trabajando de lo lindo para salir ahí solo tres minutos- me resumió Olivia con su ligero acento español.
Asentí y no volví a decir nada hasta que terminamos nuestros respectivos desayunos y tras dejar las bandejas nos dirigimos a la sala para ver las listas. Estaba casi al lado del comedor, no tenía pérdida. Era una sala pequeñita, solo con una mesa y un par de sillas sin usar y una pared cubierta con un corcho que no podía casi ver porque ya había gente delante mirándolo.
Tuvimos que esperar un poco a que se dispersaran algunas personas, pero en cuanto pudimos echamos un vistazo para buscar nuestros nombres. Me puse de puntillas detrás de Hazelle y pude contar mi nombre una, dos, tres, ¡cuatro veces! La primera que debía ensayar, justo a esta hora, era con Will. Afortunadamente alguien que conocía, ya que las otras tres, una la hacía yo sola, otra era un dueto con alguien con no conocía y la otra la cantábamos en un grupo del que conocía a la mitad. Suspiré, podría haber sido peor. En cuanto a las canciones, no me sonaba ni una. De hecho, una ni siquiera estaba en inglés.