Mantener la calma, mantener la calma siempre fue una prioridad al momento de combatir, de entrenar, una lección básica que mi Padre siempre me obligo a seguir, porque mantener la calma te ayuda pensar en las posibilidades de vivir, de escapar, pero ¿cómo mantener la calma cuando estoy tras las rejas?
Es difícil saber donde estoy ¿Donde me encuentro? ¿Qué hicieron conmigo? ¿Qué pasó realmente con Culpuna? porque esto debe ser irreal, más bien es irreal lo que está pasando, lo que le paso a ese pequeño cuerpo.
Tras las rejas solo puedo observar murallas de piedra y aunque quiera gritar, se que no es una opcion, se que nadie me ayudara, porque lo único que sé con certeza es que estoy tras las montañas, donde hay algo, hay algo desconocido y aunque solo quiero reír por lo absurdo que es la vida, no puedo dejar de admitir que mi Padre tenía razón ¡El maldito rey de Dafquenca tenía razón! detrás de las montañas si existe un mundo, un mundo diferente, un mundo con magia que no quiero conocer, que me aterro de solo pensarlo, porque a veces lo desconocido calma el alma.
Al observar el cuarto solo veo murallas de piedra y la tenue iluminación de algún candelabro que está fuera de mi visión, solo me acompaña una cama de paja, un balde con agua y deduzco que el siguiente balde es para poder orinar, miró tras los barrotes de hierro y lo único que me sigue acompañando es el silencio, es extraño sentir tanto silencio reinando en algún lugar, aunque al igual que hace unas horas al apagarse aquella luz estaré en un vacío aterrador.
Necesito concentrarme, necesito salir de aquí, buscar alguna manera, pero lo único que puedo sentir es un leve olor a esa fragancia tan familiar, aquí hicieron magia y no es magia que yo haya utilizado, pero se siente tan reconfortante, es una señal de que no estoy sola que quizás soy capaz de salir de este lugar ¿Quién está utilizando magia? ¿Por qué estoy en este lugar? No puedo entender lo que sucede y no puedo entrar en la desesperación de que quizás mataron a Culpuna, que estoy encerrada, que voy a morir. Pensé que sentiría algo y que extraño no sentir nada tras la muerte de Culpuna, esa pequeña hada que fue un estorbo toda mi vida, que ironica la vida porque en estos momentos la extraño ¿Que debo hacer? al final sí estaba destinada a la muerte.
‒Al fin despiertas pajarita ‒ Sin darme cuenta un hombre me miraba del otro de las rejas, tenía una bandeja de madera en sus manos y su rostro no reflejaba ni una sola expresión ‒Te traje comida, supongo que las chicas como tu deben comer ‒ Dejo la comida en el suelo y el olor a magia inundó mi celda por unos segundos- Lo unico que podras hacer en este lugar es comer y usar aquel balde, así que cuenta las piedras o quizás tu respiración, pasaremos mucho tiempo aqui‒
‒¿Pasaremos? ‒ Se alejó de los barrotes, se cruzó de brazos y apoyó su espalda con la muralla, a pesar de darme aquel dato su rostro no demostró ni una sola preocupación, claramente debieron mandar a su mejor hombre para que cuidara de mi, quizás en aquel lugar también tiene alguna leyenda sobre los humanas, quizás nos desprecian o nos creen irreales, esa sería una respuesta tras mi captura, pero sería un camino muy fácil.
‒¿Porque me llamas pajarita? ‒ La luz aumentó su potencia y puede ver que claramente no era un hombre, aunque su cuerpo sí lo parecía, se parece mucho a aquel hombre que me torturó el dia anterior o quizás horas atrás, su orejas son puntiagudas y aunque el otro hombre es más moreno, el que está frente a mi es de tez blanca, pero sin duda lo que más impacta son sus ojos, puedo jurar que son más grandes que lo de un persona normal.
‒Las aves se pierden por la tormenta, como tu ‒
‒Si me dejaran salir, podría volver al otro lado de la montaña y no ser un ave perdida ‒ Conversar con él sin duda será difícil, sobre todo porque no teme que esté al otro lado de las rejas, no siente miedo, al contrario es como si fuera solo un ave enjaulada, se cruzó sus brazos sobre su pecho y cerró los ojos, claramente sería un trabajo muy fácil tener que vigilarme.
Después de mirarlo por horas, analizar su respiración pausada, mirar su largo cabello blanco, su grandes manos y la extraña ropa hecha de cuero, pensé que la única opción de salir es usar mi magia, él había usado magia, al momento de dejar la comida en el suelo y empujarla dentro de mi celda, puedo usar magia, aunque solo puedo jugar con un hechizo, era uno fácil que solía usar cuando era una niña, pensé en él, solo debía en pensar en lo que la otra persona debía hacer para mi y en este caso debía enamorar a mi guardia, de esa forma podría salir de ese lugar, moví mis dedos y rápidamente una línea dorada siguió el suelo hasta el borde de los barrotes, donde se proporcionó un pequeño destello.
‒Pajarita la magia no funcionara‒ Dijo el hombre sin abrir los ojos, pero en ese preciso momento supe lo que debía hacer, ese es el hechizo adecuado, mientras mas tiempo pase con el, mas se enamorara de mi, puedo obtener información sobre el lugar, saber qué pasó realmente con Culpuna y después será liberada, aquel hombre dijo que pasaremos tiempo en ese lugar, eso me ayudara a continuar con el plan.
‒¿Cómo te llamas? ‒ No era un dato importante, pero sí contribuyó a que abriera sus ojos, me miró intensamente por unos minutos y luego se retiró como si mi pregunta lo hubiera ofendido.