La Academia de Valthoria había quedado en silencio esa noche, envuelta en un manto de misterio y oscuridad. Las sombras se alargaban más allá de los muros, y el aire estaba impregnado de una calma tensa, como si el mundo estuviera conteniendo la respiración. Yo también lo hacía, atrapada en la quietud, esperando la tormenta que sabía que se avecinaba.
Estaba sola en mis pensamientos, sentada en el borde del balcón de mi habitación. La luz de la luna bañaba mi rostro, y el viento acariciaba mi piel con suavidad, pero dentro de mí, todo era caos. El Vacío ya no era solo una amenaza abstracta. Ya no era solo algo que había tocado mi vida de manera indirecta, con las batallas, las pruebas y los sacrificios. Ahora sabía la verdad.
Mi hermano Aeliano estaba vivo. Y lo peor de todo, había sido corrompido por el mismo Vacío que yo portaba dentro de mí. El Vacío había buscado otro portador, alguien con la misma conexión oscura que yo, alguien capaz de liberar la destrucción total que ambos deseaban. Y mi hermano, tan perdido y tan dañado, había caído en esa trampa.
Un paso detrás de mí rompió el silencio de la noche. No tenía que voltear para saber quién era. Lo sentí en cada fibra de mi ser, ese vínculo inquebrantable que me unía a él. Kael estaba allí, silencioso, observándome.
— ¿Elara? — Su tono era bajo, pero firme, como si ya supiera lo que estaba pasando. Me miró, como si pudiera leer en mi rostro la tormenta que se desataba dentro de mí.
— Kael. — Dije, casi en un susurro. Era como si su presencia me anclara a la realidad, como si con solo verlo, pudiera reunir las fuerzas que me faltaban. Sabía que el Vacío me rodeaba, pero Kael era la única constante que tenía.
Se acercó y se sentó junto a mí en el borde del balcón. Aquel lugar, normalmente tan tranquilo, ahora parecía un punto de inflexión, como si todo lo que habíamos hecho hasta ahora nos hubiera llevado a este preciso momento.
— ¿Lo sabes, verdad? — Kael rompió el silencio con esa pregunta, su mirada penetrante.
No podía mentirle. Sabía que algo dentro de mí ya había comprendido lo que estaba sucediendo.
— Sí… — Mis palabras salieron con dificultad. — Aeliano. Él está vivo, Kael.
Kael asintió, pero sus ojos reflejaban una preocupación que me hizo sentir aún más vulnerable. La noche no era el único enemigo al que enfrentábamos. La verdad sobre mi hermano, la verdad sobre lo que él se había convertido, estaba mucho más cerca de lo que me habría gustado admitir.
Justo cuando el peso de la duda me iba a aplastar, la puerta de mi habitación se abrió de golpe, interrumpiendo nuestro momento.
Era Ronan Vaelis, el comandante de los Senyars, quien, al parecer, había venido en busca de información. Su mirada era severa, aunque contenía un atisbo de urgencia.
— Elara. Kael. — Dijo, con voz grave. — Tenemos problemas más grandes ahora.
Kael se levantó rápidamente, poniendo a un lado cualquier sentimiento de tensión entre nosotros. El peligro no se iba a detener solo porque estábamos descubriendo secretos dolorosos.
— ¿Qué pasa? — Preguntó Kael, su tono de voz ahora autoritario.
— El Vacío está atacando, y tenemos informes de que Aeliano está detrás de algunos de los movimientos que hemos estado detectando. — Ronan hizo una pausa, su mirada fija en mí. — Tu hermano está implicado, Elara. El Vacío lo ha tomado y está utilizando su poder para propagar caos en toda la región.
Mi respiración se cortó. Aeliano estaba involucrado en todo esto, pero… ¿cómo? ¿Cómo podía ser parte de esto cuando una vez había sido mi compañero, mi amigo? El hermano con el que compartí tantas memorias.
— ¿Cómo sabemos que es él? — Pregunté, aunque la respuesta estaba clara en mis entrañas.
Ronan suspiró, casi como si estuviera preparando algo mucho más doloroso de lo que había dicho hasta ahora.
— Porque lo hemos visto. — Dijo con una dureza que me heló la sangre. — Aeliano ha comenzado a aparecer en los frentes de batalla, liderando a aquellos que siguen al Vacío. Y si no detenemos esto ahora, no habrá vuelta atrás.
El silencio se apoderó de la habitación. Mis pensamientos estaban completamente nublados, atrapados entre el amor que aún sentía por Aeliano y la necesidad de detener lo que él se había convertido. ¿Cómo podía tomar una decisión tan drástica?
Kael se acercó, poniendo una mano en mi hombro con firmeza, sus ojos fijos en mí.
— Elara. — Su voz era suave pero determinada. — Lo haremos juntos. Y no importa lo que pase, yo estaré a tu lado.
¿Pero hasta qué punto sería capaz de llegar? El Vacío no solo estaba amenazando a mi hermano, sino a todo lo que conocía. A todo lo que amaba.
Ronan soltó un carraspeo y en silencio abandonó la estancia, comprendiendo el duro golpe que era y el momento que necesitaba para digerir aquello.
— ¿Estás bien? — Su voz sonó baja, pero llena de preocupación. No necesitaba preguntar por qué me sentía así, porque ambos sabíamos la respuesta. La guerra se nos venía encima, y cada uno de nosotros cargaba con un peso tan pesado que a veces me preguntaba cómo seguiríamos adelante.
Me volví hacia él, pero mi mirada no podía sostener la suya por mucho tiempo. Había algo tan serio en el aire, algo tan cargado, que me sentí vulnerable frente a él, más de lo que había querido estar nunca.
Kael dio un paso hacia mí, acercándose con esa firmeza que siempre lo caracterizaba, pero esta vez había algo más. Era como si la batalla de mañana ya estuviera reflejada en sus ojos. Esa batalla, nuestra última batalla, que decidiría el destino de todos.
— Sé lo que estás pensando. — Sus palabras fueron más una declaración que una pregunta. Estaba tan seguro de mí, de lo que estaba pasando, como si ya supiera todo lo que mi corazón había estado callando. Sé que esta no es solo una guerra externa, Elara. — Dio un paso más cerca, y el peso de su mirada me alcanzó de lleno. - Es una guerra interna. Tú ya estás luchando contra ti misma.
No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, aunque me esforzaba por mantenerme firme. Era mi hermano. ¿Cómo podía hacerle esto a mi propio hermano? Pero en ese momento, Kael no esperó que le dijera nada. Se acercó aún más y, sin dejar que la distancia nos separara más, tomó mi mano.
— No tienes que hacerlo sola, Elara. — Sus palabras eran cálidas, pero cargadas de un dolor sincero. - Te lo he dicho antes, pero esta vez te lo repito: no importa lo que pase mañana, no importa cuán difícil sea, yo estaré aquí. Y no voy a dejarte.
Casi sentí como si una parte de mí, que había estado rota, se sanara con esas simples palabras. No porque Kael fuera el único que pudiera curarme, sino porque en ese momento comprendí que no importaba cuán oscura fuera la noche que se avecinaba, yo no tendría que enfrentarla sola.
Nos quedamos en silencio durante unos largos segundos, pero esa quietud no era incómoda. Era como si estuviéramos preparando algo mucho más grande que cualquier guerra. Y lo estábamos haciendo juntos.
La conversación que seguía no era fácil. Todo lo que habíamos dicho hasta ahora había sido sincero, pero había más, algo que necesitaba salir. Más de lo que Kael y yo habíamos compartido hasta ese momento.
— ¿Qué pasa si no logro detenerlo, Kael? — Mi voz temblaba, pero la pregunta estaba ahí, arrastrándome hacia la vulnerabilidad que siempre había querido evitar. - ¿Y si mi hermano es realmente lo que parece ser ahora?
Kael me miró fijamente, como si evaluara mi alma. Luego, con una calma que me sorprendió, respondió:
— Elara, no sabemos lo que el Vacío ha hecho con él, pero lo que sí sé es que tu hermano no es solo lo que el Vacío ha convertido en él. — Su tono no era el de alguien que solo daba palabras de consuelo vacías, sino alguien que, al igual que yo, sentía el peso de lo que estábamos enfrentando. - El Vacío puede corromper, pero no borra por completo lo que alguien es. Aeliano... aún está en algún lugar dentro de él. Y si hay alguna oportunidad de salvarlo, lo encontraremos. Pero si no, entonces lucharemos para que su muerte no sea en vano.
Mis manos temblaron al escuchar esas palabras. Kael no estaba sugiriendo que fuera fácil, ni mucho menos, pero había algo en su firmeza, en su fe, que me dio un respiro. Si había una posibilidad de salvar a mi hermano, lo haríamos juntos. Y si no, entonces la batalla contra el Vacío se libraría de manera definitiva.
— Lo haremos juntos. — Dije, y por primera vez desde que había descubierto la verdad sobre Aeliano, sentí que podía tomar una decisión clara.
Kael sonrió, pero era una sonrisa triste. Una sonrisa cargada de todo lo que habíamos compartido y lo que aún quedaba por venir.
La noche continuó, pero ya no estábamos solos. Había algo más que nos unía. Un vínculo que iba más allá de las sombras del Vacío, más allá de la guerra, más allá de cualquier batalla. Era algo más profundo, más antiguo, algo que el Vacío no podría tocar, por mucho que lo intentara.
Nos quedamos allí, bajo la luna, sabiendo que el futuro nos deparaba lo impensable, pero también sabiendo que no importaba lo que pasara, teníamos la fuerza suficiente para enfrentarlo juntos.
— Te protegeré, Elara. — Susurró Kael antes de que me girara para entrar en la habitación.
Y en ese momento, me di cuenta de que, en la lucha contra el Vacío, el verdadero enemigo no era solo la oscuridad que acechaba el mundo. Era el miedo a perder todo lo que amábamos.
#2395 en Fantasía
#6636 en Novela romántica
vinculos, magia aventuras misterio amores amistad, acciondrama
Editado: 13.08.2025