Heredero del Eón

Capítulo 24. Verdugo.

Lucas llegó a la clínica de la Academia, dónde todavía reposaban algunos de los cadetes que habían salido heridos de sus encuentros en la ceremonia. Lucas llegó al cuarto que buscaba.

                  —¡Vaya, vaya! —exclamó al abrir la puerta—. ¿A quién tenemos aquí? Al cadete A líder que no fue capaz de defender el honor de su compañera A y de su pelotón —dijo con burla.

                  Dan solo negó con la cabeza mientras sonreía.

                  —Y tú siempre tan amable, ¿no, Lucas?

                  —Ya lo sabes —dijo Lucas y se le aproximó más mientras cruzaba los brazos—. Es que de verdad es tan triste y patético que hayas perdido contra una cosa inútil como Fields.

                  Dan no pudo evitar carcajear.

                  —Lamento decirte esto, pero Fields nos ha engañado a todos. No es lo que aparenta. Yo que tú empezaría a ver la forma de vencerlo, es probable que eventualmente te enfrentes a él.

                  —¿De verdad crees que Fields vale mi tiempo así?¡No seas ridículo, Stimp!

                  —Él solo fue capaz de sacar de los juegos a todos los que mandaste por él. Pensé que exageraban cuando lo contaron, una excusa tonta. Pero, después de mi combate contra él lo creo. Aunque no entiendo porque Fields oculta así sus habilidades.

                  —¡Que estupidez! —exclamó Lucas volteando la mirada al techo—. García y Bianco nos traicionaron y lo ayudaron; es lo que pasó.

                  —Estás en negación, Lucas, eso te podría salir caro. Si no quieres seguir mi sabio consejo no es mi problema. Ni siquiera sé a que has venido.

                  —A burlarme de ti. Puedo vencer al pusilánime de Fields con un dedo meñique. Es más, venceré a todos los cadetes A.

                  —Suerte con eso —le dijo Dan despectivo—. Pero yo que tú empezaría a planear una estrategia contra Fields. Yo me confié, pensé que solo con fuerza bruta lo terminaría.

                  —Exacto, tú solo eres fuerza bruta, Stimp. Yo soy más que eso.

                  —Lo que digas.

                  Lucas salió de la habitación de Dan a paso rápido. En el camino de vuelta a los dormitorios pensaba en las palabras de Dan. Aunque sabía que Fields era solo un cadete mediocre quizás no estaría de más asegurarse su victoria contra él. En su mente empezó a trazar un plan para ello, le gustó tanto la idea que ansiaba enfrentarse a Fields lo antes posible.

                  “Tenemos que hablar…” le escribió un mensaje a Luis, sería buena idea ir plantando la semilla, pensó.

                  Mientras tanto, los Halcones Dorados festejaban el triunfo de sus tres integrantes. Era el pelotón con mejor desempeño teniendo tres peleadores que seguían en la siguiente ronda. Todos sus compañeros los felicitaban, incluso a Tom.

                  —¿Lo ves, Tom? —Ben se abalanzó sobre Tom y le rodeó el cuello con el brazo derecho—. Dejaste de fingir y la rompiste en tu combate.

                  Tom juntó los hombros, quería debatirle eso a Ben, pero no sabía de qué forma.

                  —La verdad es que ese Dan no fue rival para ti —agregó Aishah—. Creo que voy entendiendo porqué eres un cadete A.

                  Tom negó frenético y bajó la cabeza, su sonrojo era evidente. No tenía la experiencia de ser alabado por sus pares y no sabía como reaccionar.

                   —¡Chicos! —llamó Luis a sus compañeros, había estado distraído en su celular—. Tengo que salir.

                  —¡Pero, Luis! Estamos en pleno festejo —refunfuñó Fanny.

                  —Sigan sin mí. Regreso pronto.

                  Luis salió del dormitorio, bajó corriendo por las escaleras y llegó al gimnasio que estaba prácticamente vacío. Aguardó un poco en silencio hasta que vio al dragón acercarse.

                  —¿De qué se trata ahora, Lucas? —preguntó de inmediato Luis.

                  —Necesito que abras los ojos antes de que sea demasiado tarde.

                  —¿De qué hablas, dramático? —Luis volteó los ojos con repudio.

                  —Hablo de tu extraña insistencia por ser amigo de ese sujeto.

                  —¿Cuál sujeto? —Luis torció la boca y golpeó con un pie el suelo impaciente.

                  —Sabes bien de quién hablo —dijo Lucas con voz monótona.

                  —No, ¿de cuál sujeto hablas?, hay muchos sujetos aquí.

                  —Eso no importa, solo te diré que somos muchas las personas que lo queremos fuera, que no podemos entender como sigue aquí.

                  —¡Maldita sea, Lucas! ¿Qué más quieren? Aprobó con la capitana Moral, hasta el sargento mayor Hill le ha dicho que ha mejorado mucho, él realmente se está esforzando. ¿¡Cuál es su maldito afán!? Simplemente no lo puedo comprender.

                  —Entonces sabes de quién hablo —asumió Lucas con mofa.




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