Herederos

SEIS MESES DESPUÉS

Seis meses había trascurrido desde la toma de mando de los herederos, la paz y tranquilidad que se respiraba en Dale of the Kings era perfecta y envidiable.

Ahora la gran familia como ellos se hacían llamar, era mucho más poderosa que antes, muchas manadas y clanes habían sido derrotados en batallas por ellos volviéndose así de su propiedad y muchas otras se habían aliado. Cuando Michael y Jeyson pisaban un nuevo lugar, los alphas o líderes de estos no les quedaba más remedio que ponerse a su disposición, no solo porque si los llevaban a batalla perderían, sino porque ellos siempre iban con la intención y la buena voluntad de dialogar y llegar a acuerdos que les convenían y por tal motivo muchas manadas y clanes que se veían como enemigos ahora trabajaban juntas para obtener mejoras entre ellos.

Los padres de Jeyson estaban súper encantados con la personalidad de Diana quien cumplía sus deberes como luna de la manada. La serenidad y seguridad que Diana emanaba hacia que los lobos de su manada y los de las manadas aliadas vean en ella la piedra angular para consolidación de su especie y ni qué decir de Jeyson que se sentía el lobo más feliz que había existido en la tierra ahora que ya había sido reclamado.

Diana reclamó a Jeyson un mes después de la partida de su hermana, renunciando a ser vampira en el momento en el que el lobo la marcó como suya en la intimidad.

El problema era Michael, quien después de la despedida de Eliana,  se había vuelto un renegón de primera y un adicto al trabajo, las risas, bromas y coqueterías que lo caracterizaban se habían vuelto un recuerdo en su vida,  cuando alguna manada o clan  aliado solicitaban ayuda en algún ataque él no lo pensaba dos veces y aceptaba ir a la pelea, siendo muchas veces herido y por más que le decían que el comportarse de esa manera no haría que Eliana vuelva, se portaba como un niño pequeño que no entendía razones y tomaba como escapatoria de su dolor el destrozar y matar sin piedad a los enemigos de sus aliados  por no tener a su amada a lado suyo.

Después de despedirse de su alma y con el corazón destrozado, Eliana partió junto a la bruja, por primera vez, la hibrido pudo respirar aires de libertad y tranquilidad al saber que su hermana estaba segura y feliz junto a su compañero.

Mientras Eliana y Yamile recorrían diversas ciudades hasta llegar al destino pactado, la relación entre ellas se iba convirtiendo en amistad una sincera amistad donde llegaron a conocerse no como seres sobrenaturales sino como seres que han sufrido y desean dejar de hacerlo, gracias a la personalidad poco convencional de Yamile, le enseño a la Eliana a sentirse como alguien normal, que a pesar de tener poderes, ella podía disfrutar de la vida sin estar siempre en guardia o esperando ataque alguno, la hibrido nunca antes había vivido de esa forma ni mucho menos había tenido amigos, su vida siempre fue entrenar, matar, cuidar a su hermana y sobrevivir, es decir gracias a la bruja Eliana logro reír y sentirse aunque sea por poco tiempo un alma libre. Por su parte Yamile tampoco la tenía fácil el ser una vampira que le encanta beber sangre humana y tener que aguantarse por no querer lastimar a nadie no era tarea de cobardes además de tener que ocultar como sea el secreto de ser una súcubo era agotador ya que al ser descubierta podían utilizarla a su antojo para que con sus poderes de bruja hiciera daño sin que ella pudiera negarse. Los meses pasaron y llegaron a las fronteras de las entradas a la ciudad de Bucarest.

  • Llegamos – dice Yamile.
  • Bien bruja, es tiempo de que te vayas – responde Eliana.
  • ¿Irme? ¿Por qué? – ladea la cabeza.
  • Porque yo no te he adoptado como para que te quedes pegada a mí.
  • ¿Tienes miedo?
  • ¿Miedo? Quizás, no sé a lo que me enfrentaré.
  • Pero es tu familia.
  • La única familia que tengo es Diana.
  • Y Michael.
  • ¿Michael? Si claro Michael
  • ¿Acaso no piensas volver?
  • ¡Ya vete Yamile!
  • Me has llamado por mi nombre – sonríe – puede ser… ¿Qué nos hemos hecho amigas?
  • ¿Amigas? – sonríe de medio lado cruzando los brazos – no me arriesgaría a ser tu amiga, eres un peligro y lo sabes – la mira fijamente.
  • Lo sé – baja la cabeza.
  • Que tengas buena vida… amiga bruja – le estira la mano sonriendo.
  • Tú también… amiga hibrido – devuelve el saludo de igual manera y emprende su retirada.

                                                                                                                             CONTINUARA..




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