Deneb escuchó la risa de Alioth desde la esquina en donde comía su almuerzo con Aliah.
El cumpleaños de Alioth había sido hace dos días, no habían podido celebrarlo como el año pasado, pues los guardias habían sido incrementados tras la oficialización del heredero.
Deneb soltó un pequeño suspiro y volvió a mirar la sonrisa de Alioth.
No quería alejarse de él, pero a veces estar mucho tiempo con sus amigos lo abrumaba, aún más porque Ysolde y Daliah tenían la tendencia de tratarlo como un sirviente y hablar mal de Aliah. Además, si se iba a sentar con ellos, Deneb dejaba sola a Aliah. Ella le había dicho una vez que no le importaba comer sola, pero eso no hizo que Deneb se sintiera bien. Aunque, siendo honesto consigo mismo, Deneb se alejó de Alioth por Ronan.
Desde que protegió a Aliah hace dos años, Ronan lo seguía acosando, inventaba chismes sobre él, siempre decía que Deneb era quien empezaba las peleas y, cuando Deneb llegaba con cortes o pequeños raspones al otro día, todos daban por hecho que Ronan tenía razón. Ya estaba acostumbrado, pero le dolía que Alioth les creyera tan ciegamente.
—Deneb, te vas a lastimar si sigues apretando eso tan fuerte —dijo Aliah.
Deneb soltó la cuchara y vio que se había quedado marcas rojas.
—¡Oh! No me di cuenta —dijo.
Aliah le sonrió con comprensión.
—Si quieres ve con ellos, no tengo problema —dijo Aliah con voz amable.
Deneb negó con la cabeza.
—Está bien, él tiene a sus amigos —dijo en voz baja.
Alioth le había prometido que iban a celebrar su cumpleaños esa noche, así que si no se sentaba con él ese día, no habría problema.
—Vamos a ver al profesor Solterra, tenemos tiempo —dijo Aliah.
Deneb y Aliah se levantaron y antes de salir, miro a Alioth quien todavía reía con sus amigos.
Al entrar al salón, su profesor los recibió con una sonrisa.
—¡Chicos! Que alegre sorpresa — dijoAliah solto una risita cubriéndose la boca.
—¡Pero si usted sabía que veníamos! — exclamó Aliah divertida.
El profesor rebusco en su bolsa y saco unas envolturas de dulces.
—Por supuesto que lo sabía, pero no deja de ser una alegre sorpresa que mis alumnos favoritas prefieran estar con su profesor de historia.
Deneb soltó un resoplido que hizo que el profesor lo volteara a ver divertido. Sintió si cara arder.
—¿Chocolate? — dijo el profesor extendiendo las envolturas doradas.
Deneb en seguida tomo las dos y le dio una a Aliah, abrió el paquete con prisa y sin pensarlo se lo llevó a la boca.
El profesor Solterra soltó una risa y Deneb volvió a sentir como el calor subía por sus mejillas.
—Aun no puedo creer que el chocolate era la clave para ganarme tu confianza, Deneb.Aliah, soltó otra risa junto al profesor.
—¡Claro que sí! Hace un mes mi nana me regaló una caja de chocolates, invite a Deneb para darle unos pocos, pero solo me di la vuelta y ¡Casi se los había acabado todos! — dijo Aliah con indignación.
Deneb le soltó un pequeño golpe en el brazo, que hizo que Aliah riera más fuerte.
—¡Bueno! Mira si lo hubiera sabido desde el principio, te aseguro que en todas mi clases habría montonales de chocolate, solo para que Deneb me volteara a ver.
Deneb se mordió el labio para no reír, era de mala educación hacerlo frente a un profesor.
—En mi defensa, la primera vez que lo conocí, tenía una cara demasiado seria. ¡Usted me daba miedo — dijo Deneb.
El profesor soltó una carcajada.
Desde hace un año, Aliah y Deneb iban a visitar al profesor todos los días a la hora del almuerzo. El salón se había convertido en un lugar seguro para los dos. Evitaban miradas y sobre todo nadie podía hacerles nada junto al profesor Solterra. Era el único que hacía el intento de protegerlos a pesar de que el director lo reprendia por hablar a su favor.
—Lamento tanto que hayas tenido esa impresión de mí. La verdad es que ese día no fue uno de los mejores en mi vida. — soltó con una sonrisa, pero Deneb conocía bien el sentimiento que pasaba por sus ojos.
Tristeza.
—Si lo hace sentir mejor, ahora es uno de mis profesores favoritos —Solto Deneb con voz tímida.
Aliah a su lado asintió con entusiasmo.El profesor les sonrió con cariño y les revolvió el pelo.
Deneb se había acostumbrado a las muestras de afecto del profesor por lo que no se inmuto por el gesto.
—Entonces, me esforzaré por ser el único favorito.
Deneb sonrió. Ya era su favorito, pero su profesor no tenía porque enterarse de eso.La campana sonó, sobresaltandolos.
—¡Nos tenemos que ir! —dijo Aliah — si llegamos tarde, lo más probable es que el profesor de Lengua antigua nos deje afuera.
Deneb se apresuró a tomar otros dos chocolates que estaban encima del escritorio de Tharen.
—¿Me va a acompañar hasta mi casa, profesor?— pregunto Deneb antes de salir.
—Por supuesto. Solo espero no encontrarme con tu tío. A veces creo que me odia. — dijo el profesor temblando exageradamente.
Deneb de soltó una risita baja, sin poder retenerla.
—Mi tío odia a todos, profesor. No crea que es especial — dijo Deneb, pero al instante se arrepintió por sus palabras.
Deneb esperaba que lo regañaran por haber dicho algo tan irrespetuoso. Pero al contrario de lo pensado, el profesor soltó un ruidito divertido.
—Soy especial. Después de todo me gane la confianza de dos alumnos extraordinarios, Deni — soltó con diversión.
—No me diga Deni — dijo Deneb en un susurro indignado.
—Lo que tu digas Deni — dijo el profesor aún burlón.
Aliah que ya estaba en la puerta, lo jalo de la mano para que se apresurara.
—¡No lo distraiga profesor, ya sabe cómo es cuando se enfada! — grito Aliah.
Deneb puso duro su cuerpo para que Aliah no pudiera jalarlo, indignado por su burla.
—Vamos, Deneb. ¡Muévete! — exclamó Aliah, jalando con fuerza del brazo de Deneb.
En ese momento Deneb relajo su cuerpo, tomando por sorpresa a Aliah casi cayendo, pero Deneb, teniendo buenos reflejos la sujeto por el brazo, la jalo para atrás para estabilizarla y salió corriendo. Escucho los gritos de indignación de Aliah y la carcajada del profesor Solterra detrás.