Herederos: El PrÍncipe De Hielo

XXVII

Josabet

―Felicidades hija, sabía que mi nieto encontraría una gran mujer para esposa ― dice la abuela Bridge orgullosa, la extraño mucho pero tanto ella como al abuelo Lex deben estar en Ambur hasta un par de días antes de la coronación.

Si antes me quejaba de que todo esto era un caos, ahora que en pocas horas haríamos oficial nuestro compromiso me sentía un poco mareada con toda la atención, que si el peinado, vestido, maquillaje, todo comenzaba a sobrepasarme.

―Gracias abuela, debes venir para la boda ― digo en respuesta, aún no tenemos una fecha para hacerlo, pero pensamos que un par de meses después de la coronación cuando las cosas se hayan normalizado estaría bien.

― ¿Y acaso crees que me lo perdería?, eso por nada del mundo mi niña, solo no se olviden que sus abuelos son personas mayores y queremos llegar a conocer a nuestros bisnietos ― me atraganto con su comentario, un heredero, era algo en lo que no quería pensar de momento, ya había momentos donde sentía que todo esto era demasiado para mí pero eso, era algo en lo que no quería pensar, todavía.

―Tranquila abuela que llegaras a conocerlos pero será luego ― la abuela se ríe al otro lado del teléfono.

―Mi niña, los hijos llegaran en el momento menos pensado pero siempre el más adecuado, ya verás cómo te enamorarás de ellos apenas sepas que están creciendo dentro de ti ― sus palabras siempre han sido sabias y acertadas pero sinceramente deseaba que por primera vez se equivocara mientras mis manos temblaban sin control.

―Así que ese será el vestido ― dice Coral detrás de mí, vuelvo la mirada al reflejo del espejo, un vestido corte sirena de cola kilométrica, es bellísimo sin duda pero siento que es mucho.

―No lo sé, no termina por convencerme ― respondo dándole una repasada con la mirada.

Lyris aparece en la puerta de la tienda, tiene cara de pocos amigos, compartimos una mirada con Coral que termina por negar con la cabeza.

La salud del hermano de Lyris, el rey Christoph, esta de mal en peor. La salud de Lyris también se vio afectada por esto y todos hemos estado preocupados por ella, sus constantes viajes a Ilis la han debilitado y aunque Coral intenta acompañarla cada vez que tiene oportunidad, no parece que las cosas vayan mejor.

―Hola chicas ― saluda con voz apagada, tiene las ojeras muy marcadas y de lejos se le nota el cansancio, su acostumbrada luz que suele animarnos a todos, casi ha desaparecido, la observo preocupada mientras camina hasta nosotras.

Bajo del taburete y la rodeo con mis brazos, siento que ha perdido peso, sus huesos sobresalen y la siento sollozar mientras esconde su cara en el hueco de mi cuello.

―Ya no lo soporto más ― dice con la voz quebrada y siento como se me parte el corazón ante su dolor ― la gente me detesta y no puedo hacer nada por la salud de mi hermano, al idiota que me han presentado como futuro marido no es más que un machista al igual que lo es mi padre, ya no puedo con eso ― se aferra más a mí y observo como la impotencia carcome a Coral quien mantiene su vista fija en el suelo.

La llevo conmigo hasta las sillas como puedo, el vestido podrá ser hermoso, pero es de lo más incómodo, este definitivamente no será. Se deja caer en la silla como si las fuerzas la abandonaran, me siento a su lado, busco dentro de mí, palabras para darle aliento pero siento que es imposible que en este momento existan palabras para hacer su dolor más llevadero. Coral la atrae hacia ella y sus sollozos se vuelven más fuertes.

―No quería arruinar este momento tan importante para ti Bet ― dice viendo hacia mi vestido, tomo sus manos y su mirada llena de dolor se cruza con la mía.

―Nada podría ser más importante en este momento que tú ― son palabras sinceras, jamás podría ser feliz mientras alguien tan cercano está pasando por momentos difíciles ― Juntas pensaremos en una solución. Esta noche después de la coronación, en mi casa.

La mirada de Lyris está llena de esperanza y Coral sonríe con ternura. La veo susurrarle cosas en el oído que provocan leves sonrisas, las dos quizá no sean una pareja convencional pero el amor es el mismo sin importar el género.

Me pongo de pie y camino hasta la diseñadora que con tanta paciencia ha esperado hasta que nuestra conversación acabe, Louisa Saint, de gran renombre en nuestro país y en países vecinos, es una mujer firme, tenaz y valiente, elegante como cualquier miembro de la realeza pero con el carácter de un huracán. Su cabello negro cae lacio en su espalda y sus ojos verde esmeralda brillan como joyas, es guapísima. Me observa detenidamente mientras me acerco hasta ella.

―Su alteza, permítame decirle que ese vestido no es para usted ― sonrió en respuesta, me falto agregar que no tenía pelos en la lengua ― pienso que en usted se ajustara mucho mejor un estilo un poco más clásico, ¿encajes tal vez?

Entramos hasta el vestidor donde con gran habilidad deshace de los delicados botones que descansan en mi espalda.

―Creo que los encajes se verían preciosos ― comento.

―Ciertamente, podríamos mirar distintos modelos base y crear algo nuevo y hermoso pero que se ajuste más a usted, ya lo vera dejaremos al Rey sin palabras ― me siento cómoda con ella, es segura de sí misma y todos sus movimientos están llenos de confianza.



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En el texto hay: principe, amor, realeza

Editado: 18.10.2018

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