Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 5

“CONTROL/DESCONTROL”

🌊❄❄🌊

Zephyr

Sonrió con sutileza después de apreciar el espectáculo que el chico nuevo acaba de dar, debo admitir que en este momento no puedo pensar en algo más satisfactorio que ver como desaparece la sonrisa de Nil.

Liam lo ha hecho más que bien, aunque al principio tuve mis dudas, el chico logró la primera prueba con éxito, no cualquiera hace lo que él hizo, se nota que ha estudiado y practicado mucho sus habilidades, el control que tiene sobre ellos lo demuestra, todo lo contrario, a mí, que apenas y puedo estar en la misma habitación que alguien más, sin estar preocupado por convertirlo en hielo puro, o algo peor.

—Continuemos con las siguientes pruebas. —Habla la directora luego de que todos salieran de su transe, la señora derrochaba elegancia, si no supiera que dirige la academia, daría por seguro que es la regente de algún reino, y aunque no lo es, está relacionada con una de las familias, después de todo es la abuela de Nil.

—Vaya que el chico tiene talento. —Es Ashanti quien rompe el silencio que se había creado a nuestro alrededor. —Pude sentir toda la energía que salió de su cuerpo, y era mucha. —Agrega para la consternación de Nil, quien la mira con enojo.

—Solo es un idiota más, tú y Amirah son capaces de levantar esas rocas con la mayor de las facilidades, y son mujeres. —Dice con tono de burla, contengo con todas mis fuerzas mis ganas de partir su maldito rostro en dos.

—Dos cosas Nil. —Continua Amirah mientras lo fulmina con su mirada. —La primera, tu comentario machista es una mierda. —El idiota sonríe por la respuesta de la rubia. —Y la segunda, no olvides que nosotras somos herederas, es normal que tengamos esa ventaja, pero Liam es un carrier común y corriente. —Finaliza la rubia.

Y vaya que tiene razón, es normal que los herederos posean mayor poder que otros carriers, sin importar si son hechiceros o guerreros, nuestras habilidades siempre serán superiores a los demás, pero extrañas veces un carrier sin título nace con un gran poder, no capaz de superar a alguien de linaje real, pero si lo suficiente como para ganarse un puesto en su consejo.

—Bien, es posible que logre entrar después de todo, pero no sabemos si sobreviva. —Giro mi rostro hacia Aiken quien sonríe de oreja a oreja, no tarda mucho en notar mi mirada. Él puede ser mi mejor amigo, pero no apruebo su comportamiento.

Desde que la maldición hizo su efecto en mí, Aiken se encargó de estar para mí. Su padre y el mío son mejores amigos, así que decidieron que nosotros debíamos serlo también, esa es la única cosa que me agrada de todas las que me han impuesto. Nuestra amistad es de años y espero que siga así, el idiota es con el único que puedo hablar, es el único que soporta mis cambios de humor, es el único que compre mi falta de control.

—El chico entrara, bien, no hay nada más que ver por aquí. —Digo mientras me giro y dejo el lugar, la única razón para venir era saber si Liam sería capaz de ser aceptado en la academia y unirse a nuestra clase, la cual es muy especial, nunca antes hubo tantos herederos en una misma generación, al parecer somos lo que llaman un fenómeno de sincronización.

Sigo mi camino en dirección a mi habitación, pero puedo escuchar como la puerta que deje atrás vuelve a abrirse, no es necesario girarme para saber quién es, solo son necesarios algunos segundos para tenerlo junto a mí.

—¿Qué te pasa con él nuevo? —Pregunta sin apartar su mirada del frente.

—¿A mí? —Respondo con una sonrisa. —Mejor te pregunto a ti que te pasa con él. —Aiken me mira con su rostro serio, los años de conocernos me han enseñado que el castaño tiene tantas capas como su Mythirio, pero por alguna razón soy capaz de ver a través de ellas.

—No sé de qué hablas. —Responde tajante mientras acelera el paso. —Tu fuiste quien lo salvo y luego lo defiendes de Nil. —Mete sus manos en los bolsillos del pantalón de su uniforme.

—Claro que lo salve, no permitiría que llevaras su muerte en tu conciencia. —Respondo sin miedo alguno, pero Aiken se detiene en seco interrumpiendo nuestro camino.

—Fue un accidente, Zeph. —Dice casi en un susurro.

—No puedo imaginar cómo es que el gran Aiken Silva pudo perder el control de una bola de esa forma. —Digo con mis brazos cruzados y sosteniendo la mirada más seria que puedo dar. Aiken no responde, solo mira hacia la nada, pero puedo ver como su respiración se acelera y la fuerza con la que traga. —Volvieron, ¿No es así? —El castaño levanta su mirada y se concentra en mí, y puedo verlo, el terror en sus ojos.

—Creí que podía controlarlos, pero cada vez son más fuertes. —Responde en susurros.

—Tienes que hablar con la Profesora Zumara, ella te ayudara con los temblores. —Trato de dar una solución, pero Aiken me mira como si hubiera dicho la peor ofensa del mundo.

—¿Estás loco? —Responde con brusquedad. —Luego me pedirás que vaya y se lo cuente a mis padres. —Agrega mientras se gira, dándome la espalda.

—Es tu tía, estoy más que seguro que puede ayudarte y guardar el secreto, Tamara es la mejor profesora en toda la academia. —Digo mientras me acerco un poco.

—Claro, luego lo sabrán todos los profesores, luego los alumnos, después todo el pueblo de Silvantia. —Comienza a caminar por todo el pasillo. —Lo último que quiero es que mi pueblo piense que soy un…—Se detiene en seco y se cruza de brazos, no aparto la mirada de él y arqueo mis cejas.




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