“PAZ MENTAL”
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“En la profundidad de nuestros pensamientos es donde se encuentra quienes realmente somos, la verdadera esenia, la que tememos tanto mostrar”
L.S
Liam
Abro mis ojos con pereza, lo primero que logro ver son algunos rayos de luz entrando por el balcón de la habitación, me aferro con fuerza a mi manta. Los últimos dos días fueron de locos, todo cambio por completo y he forzado no solo mi mente, sino también a mi cuerpo a poder adaptarse a este nuevo entorno.
Hoy es mi primer día de clases y los nervios me carcomen, no tengo ni la menor idea de lo que hare o como lo hare, lo único que pido al universo es sobrevivir otro día.
—Sera mejor que te apresures o llegaras Tarde. —Una voz a mi espalda llama mi atención, me giro para poder ver su rostro. Para mi sorpresa, Demian ya se encuentra vestido y con un libro en sus manos.
—¿Acaso tu no duermes? —Cuestiono con voz ronca, ya había notado que le gusta mucho leer, pero vamos, que aún es temprano.
—Me despierto siempre con los primeros rayos del sol, ha sido así desde siempre y dudo que eso cambie. —Acomoda sus gafas con una sonrisa. Lanzo una de mis almohadas en su dirección, la cual impacta en su cara, haciendo que sus gafas caigan sobre su cama.
—Me haces ver como un holgazán. —Digo mientras me siento sobre mi cama.
—¿Me usas para poder excusar tu naturaleza? —Espeta con gracia, mientras recoge y coloca sus gafas de nuevo.
—Sigue así y terminaras de ultimo en la lista de las pocas personas que me agradan en este lugar. —Amenazo amistosamente mientras me levanto y busco en mi armario. —¿Puedo usar cualquiera de estos sin importar el día? —Pregunto mientras señalo una exagerada cantidad de uniformes.
Todos eran de la misma paleta de colores; Azul, blanco, gris. Todos para distintas ocasiones, hay desde uno formal, de bléiser, camisa de mangas y pantalon de vestir, hasta uno completamente casual, de camiseta de cuello y pantalones cortos. Todas las prendas llevan el emblema de la academia.
—Así es, puedes usar el que quieras, esa era la visión de Kenna cuando propuso el nuevo código de vestimenta.
No he convivido mucho con la pelirroja, pero me queda claro que el estilo y el buen vestir es parte de su vida. Sin si quiera dudar tomo el uniforme más casual de todos y me encamino al baño. Luego de una larga y merecida ducha, me visto con mi uniforme y peino mi cabello, al salir del baño veo que Demian continua con el libro en sus manos, y yo que creía que mi obsesión por leer era preocupante.
—¿Desayunarías aquí?, por favor. —Pregunta mientras coloco mi marco en mi bolso.
—Sabes que lo ultimo que quiero ver al inicio del día es la cara de Nil. —Respondo sin ser condescendiente.
—Lo sé, pero yo no puedo ir tan seguido al comedor común, y tu tampoco, ya es tarde. —Levanto mi muñeca y fijo mi mirada en mi reloj, tuerzo mi boca al ver que el rubio está en lo cierto. Levanto de nuevo mi mirada y lo miro con los ojos entrecerrados.
—Solo por hoy. —Digo con seriedad, el chico sonríe de oreja a oreja y se levanta de su cama.
Cruzamos la puerta de nuestra habitación y para mi desgracia, todos los demás ya estan en sus respectivos asientos. No tardan mucho en percatarse de nuestra presencia y los seis giran sus rostros en nuestra dirección, veo sus rostros confundidos, excepto el de Ashanti, quien solo mira dudosa a sus compañeros.
—¿Ese es un uniforme de la academia? —Cuestiona Amirah con una sonrisa. Asiento tímidamente y ella salta de su asiento en mi dirección, rueda mi cuello con sus brazos y trato de sujetarla por su cintura. —¡Felicidades!, ¿Cómo es que recibiste el resultado tan rápido?
—La directora le pidió a Tris… a mi tío que me incorporara a clases desde hoy. —Digo a horcajadas ya que el agarre de la rubia corta mi respiración.
—Eso es nuevo. —Agrega Ashanti desde la mesa. —Pero de igual forma, muchas felicidades Liam.
—Muchas gracias. —Respondo con una sonrisa, me siento un poco tonto ya que ella no puede verla.
—Vaya que debiste impresionar a la directoria. —Kenna se suma a la conversación. —No a cualquiera le abren las puertas tan rápido. —Lleva una fresa a su boca y la muerde de forma seductora.
—Imagino que sí. —Digo con simpleza mientras me incorporo a la mesa con Demian y Amirah a mis costados. Al llegar observo la expresión de fastidio en el rostro de Nil, sin perder la compostura solo sonrió con ímpetu.
Comienzo a llenar mi plato de fruta ya que es lo único que conozco de toda la mesa, los demás platillos parecen sacados de un recetario de la era aristócrata.
—Felicidades—Comenta Zephyr con un tono frio que hace que mis huesos se congelen, al parecer no soy el único sorprendido, ya que todos los sonidos creados por el movimientos de los cubiertos se detienen, creando un incómodo silencio en el lugar.
—¿Gracias? —Expreso con más duda que gratitud. Zephyr solo asiente y sigue comienzo su extraño platillo.