“EL SARCOFAGO DE CRISTAL”
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Luego de avisarle a Tristán sobre mi improvisado viaje, tomo mis cosas y me encamino al centro de la academia, es allí donde se encuentra uno de los portales más grandes del lugar, es la vía oficial por así decirlo, el que use para llegar aquí es la puerta trasera.
Al llegar veo a mi amiga parada frente al enorme arco de roca.
—¿Listo? —Pregunta con una enorme sonrisa, ni siquiera parece que hace rato estuvo a punto de deshidratarse por el llanto.
—Tan listo como se puede estar. —Contesto un poco nervioso.
—No te preocupes, no es nada fuera de lo común, solo no te alejes y todo estará bien. —Me toma de la mano y sonríe.
—Como tú digas, después de todo es tu reino. —Bromeo para calmar un poco mis nervios.
El arco de piedra es custodiado por dos enormes guardianes, similares a los que protegen la escuela completa, pero la armadura de estos es dorada y blanca, en sus manos llevan una enormes y amenazantes lanzas plateadas con puntas de cristal.
—¿Cuál es su destino su alteza? —Preguntan ambos al unisonó con una voz tan grave y profunda que me hace dar un pequeño salto en mi lugar.
—La fortaleza de Desierto Sombrío. —Anuncia mi amiga con su semblate ensombrecido. Ella realmente no quiere ir, y por alguna extraña razón soy capaz de sentir cuanta angustia guarda la rubia en su pecho, pero decido ignorar el sentimiento ya que seguro son mis propios nervios.
Los guardianes levantan las lanzas y del centro del arco comienza a emanar una creciente luz, hasta que logra cubrir todo el interior del arco. Amirah comienza a caminar y yo sigo su ejemplo, cuando cruzo el manto de luz, mi cuerpo siente de nuevo el cosquilleo, justo como la primera vez que cruce un portal. Luego de algunos segundos logro ver el final de la luz y al poner un pie en tierra firme mi boca se abre de par en par.
Frente a mi hay una inmensa ciudad, todos sus edificios parecen estar construidos de roca y adobe, pero los acabados son increíbles, doy algunos pasos hacia el frente para poder observar mejor el paisaje, desde aquí se logra ver los límites de la ciudad, y el inmenso desierto que la rodea, el sol arde con intensidad, pero solo hace de la vista aún más hermosa. Entre las tonalidades amarillas y terra, resalta el verde de las plantas que adornan las calles y algunas de la paredes, grandes fuentes y canales de agua cruzan las calles, creando un balance perfecto en él lugar, veo decenas de personas caminando de un lado al otro, vistiendo prendas holgadas que parecen contrastar a la perfección con sus hogares.
—Liam. —Escucho mi nombre a mi espalda y me giro para ver a mi amiga. —Bienvenido a Desierto Sombrío, capital del pueblo de las sombras. —Dice con una modesta sonrisa mientras señala todo el lugar, me percato que estamos en un enorme palco con enormes columnas muy bien decoradas. Mi atención se desvía al arco del lugar, ya que no es de piedra como los de la academia, sino de oro puro.
—¿Me explicas donde está lo sombrío? —Bromeo aun anonadado por todo el lugar.
—Para esa parte tienes que esperar la noche. —Contesta ella con una enorme sonrisa, y solo asiento mientras sigo admirando el lugar.
—¡Su alteza, por fin ha llegado! —Exclama una mujer de cabello negro muy emocionada, lleva un vestido azul que cubre todo su cuerpo, decorado con una gran cantidad de aplicaciones doradas, al parecer esta gente se toma muy en serio el uso del oro. —¡La hemos estado esperando!
—¡Taliah! —Grita emocionada la rubia corriendo para poder abrazarla. —¿Qué tal estas?, ¿Qué tal están todos aquí? —Pregunta ella con una enorme sonrisa.
—Tan bien como se puede estar. —Contesta la mujer con su semblante consternado. Ella aparta su mirada de mi amiga y se enfoca en mí. —No esperaba que trajera compañía. —Comenta alejándose de la rubia y caminando hacia mí. —Taliah Amin, dama de la heredera Amirah. —Se presenta extendiendo su mano, la cual tomo sin dudar.
—Liam Litore. —Respondo con una sonrisa. —Su amigo. —Agrego con una sonrisa nerviosa, no tengo ni idea de cómo actuar con esta gente, ¿Debería hacer alguna reverencia?
—Es un gusto conocerle, la niña Amirah no suele traer a ninguno de sus amigos a la fortaleza. —Comenta ella con una sonrisa.
—Es porque no todos son tan especiales como lo es Liam. —Dice la rubia abrazando a su dama. —¿Ellos están aquí? —Pregunta con seriedad.
—Su padre está en el gran salón, supervisando los últimos detalles de la ceremonia. —Responde la mujer con melancolía. —Y la reina, ella está en las catacumbas, como siempre. —Agrega con tristeza total. Un juego de miradas entre ellas es evidente, como si tuvieran su propio código para comunicarse.
—Bien, creo que los veré en la cena. —Dice la rubia con simpleza. —Fue un día muy cansado en la academia así que estaremos en mi habitación. —Señala uno de los pasillos ¿Podrías traernos algo para comer y también conseguir algunas opciones para que Liam pueda vestir en la noche? —Mis orejas se extienden como antenas al escuchar tal cosa.
—¿Vestir qué cosa? —Pregunto un tanto confundido.
—Es una ceremonia muy importante la que se realizara, joven Liam. —Responde Taliah con voz servicial. —No puede vestir informal. —Sentencia viendo mi ropa de pies a cabeza.