“HECHIZO DE MEMORIA”
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Kenna
Tarde una hora completa en la ducha, tratando de quitar toda la porquería que la perra de Amirah hizo explotar en mi cara y cabello. Solo tengo algo claro, la maldita me las pagara, y a diferencia del imprudente de Nil, yo sí sé cómo hacer las cosas bien.
“Si somos justas, en serio te lo merecías”
La voz de Ember resuena en mi cabeza, la desgraciada funciona como la conciencia que me hace falta, si no fuera por la fuerza, velocidad y las otras habilidades extra, la sacaría de mi cuerpo, la metería en una frasco y la lanzaría al mar, sin dudarlo.
—La maldita es una perra que no le gusta escuchar su realidad. —Respondo a su comentario no deseado. —Ahora se un buen fénix y cierra tu pico. —Digo con amabilidad.
—¿Ember de nuevo? —Pregunta Nil, quien camina a mi lado mientras batalla por colocarse sus guantes.
—Ya sabes cómo es, una puritana aburrida. —Agrego sin temor a ser escuchada por mi Mythirio. Nil se ríe y niega con su cabeza.
—Es el problema con los Mythirios, o los dominas, o ellos te dominan a ti. —Ruedo mis ojos al escuchar su inútil comentario. —Lotán tiene claro que su deber es obedecer, nada más y nada menos. —Termina de asegurar las protecciones de su uniforme. —¿No podías diseñar algo más cómodo? —Cuestiona, removiéndose incomodo en su traje.
—Lo siento, estaba ocupada enfocándome en evitar que una garra atravesara tu pecho, o que una hilera de dientes te arrancara el brazo. —Digo molesta al escuchar su crítica sobre mi diseño. El rubio levanta sus manos en señal de rendición.
—Hey, te recuerdo que yo también termine cubierto de nuestro desayuno, y por estar de tu lado. —Se queja, con una sonrisa socarrona.
—No pedí por tu ayuda, se pelear muy bien mis batallas. —Contesto con una sonrisa. — Ahora, mueve tu maldito trasero, lo último que quiero es llegar tarde a la clase de Aidan.
No tardamos en llegar a la arena, donde se encuentran todos los demás, todos vistiendo el mismo uniforme de batalla, lo único que varía en ellos es el color representativo de sus pueblos. Uno de mis mejores trabajos y una verdadera obra de arte.
Aidan no tarda en llegar, saludar y comenzar con las instrucciones, de las cuales no entiendo ninguna, ya que me pierdo por completo en la forma en la que se mueven sus labios. Bajo mi mirada un poco más recorriendo cada centímetro de su cuerpo, él también lleva uno de mis uniformes, el cual se adapta perfectamente a cada musculo de su cuerpo, en especial su enorme y redondo trasero, podría pasar horas observando al tipo, pero un alarmante sonido me saca de mis pensamientos, todos se levantan de sus asientos y comienzan a caminar hacia el campo de práctica.
Un enorme holograma reluce sobre nosotros, mostrando nuestros rostros, los cuales se mueven aleatoriamente por todo el lugar, pero luego de unos segundos, se detienen formando grupos de tres. Mi sonrisa se ensancha al ver que estoy en el mismo equipo que Nil.
El maldito podrá ser un idiota, narcisista con el ego tan grande como la tierra misma, pero en el campo es feroz e implacable, el tercer integrante es Ivann, un chico del pueblo de la tierra, no lo conozco muy bien, pero lo he visto en batalla, posee un Mythirio de orco, que le otorga más fuerza que la mía o la de Nil.
Observo con detenimiento cada uno de los otros grupos, haciendo lo que mejor se me da, analizando sus fortalezas y sus debilidades, organizando la mejor estrategia. Desde que tengo diez años he tenido claro lo que quiero, desde que ponerme, hasta lo que quiero ser al terminar la academia, la mejor estratega de guerra de la tierra, lógicamente tendría que derrotar a mi padre primero, pero una cosa a la vez.
El ejercicio es simple, seis competidores, dos equipos, dos banderines, un campo. El primero equipo que logre llevar el banderín de su adversario al otro lado del campo es el ganador, pero solo están permitida las habilidades Mythirio, nada de hechizos o control elemental, lo cual lo hace aún más fascinante.
No puedo evitar ver el equipo de Amirah, la maldita va con Aiken y una de sus nuevas amiguitas, una chica del pueblo del viento, no serán problema, son por completo distintos, encontrar la forma de congeniar no será sencillo, dándonos una ventaja directa.
—Bien chicos, ya saben las reglas y recuerden, es un ejercicio amistoso. —La profunda voz de Aidan inunda el lugar, es inevitable verlo, mis ojos recaen en su bastón, imaginando mil escenarios de lo que pudo pasar, lo he observado bien, ni siquiera cojea, o muestra alguna incapacidad.
Los hologramas vuelven a moverse por todo el lugar, pero esta vez, agrupados. No tardan mucho en detenerse, revelando el orden de las peleas, y no puedo evitar sonreír de oreja a oreja al ver quiénes son nuestros contrincantes.
“Es un combate amistoso, Kenna”
La voz de Ember vuelve a resonar en mi mente, reduciendo el tamaño de mi sonrisa y transformándola en una mueca de desagrado.
“Cállate y obedéceme pajarraco”
Mis ojos recaen en la rubia, haciendo contacto visual, no hay rastro de preocupación en su rostro, pero sé que cuan preocupada esta, la maldita toco las puertas del infierno y para su desgracia, yo seré quien la reciba.