Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 21

“LA PUREZA DEL LEGADO”

🌊❄❄🌊

Amirah

Mi cuerpo llega a rastras hasta las habitaciones. Los últimos días he pasado mis noches en la oficina del profesor Litore, quien ha hecho de todo por tratar de ayudarme con los papiros de la maldición, pero hay cosas que van más allá de sus conocimientos, no lo culpo, no es su área y el dialecto que uso Erintha parece sacado de la nada. Muy en mi interior, muero de ganas de pedirle ayuda a Liam, pero el pobre está entregado en cuerpo y alma a ayudar a Zephyr.

No me gusta ser ave de mal agüero, pero cuando pienso en esos dos juntos, mis pelos se ponen de punta. Quizá hace algunos meses no le hubiera tomado importancia, pero desde que reconecte con Neith, mis habilidades como oráculo se activan sin desearlo.

Abro las puertas de mi habitación, mis cosas caen sobre mi escritorio y luego dejo caer mi cuerpo sobre la cama, mis ojos se fijan en el techo, pienso sobre lo desastrosa que es mi vida. Sigo aprendiendo como ser una heredera digna para mi pueblo, al mismo tiempo trato de encontrar la forma de romper la maldición que mi madre ha arrojado sobre la mitad de su capital sin razón alguna, y no puedo dejar de lado el hecho de que siento como si todo esto fuera un simple acto, como si solo estuviera disfrazada de esta chica lista y perfecta que trata de hacer lo correcto, ser digna para todo y para todos.

Las puertas de mi habitación se abren de par en par, y un hábil rubio las atraviesa y las cierra con una increíble agilidad. Me levanto conmocionada y me acerco.

—¿Qué rayos está mal contigo? —Me quejo. Nil se encoge de hombros, restándole toda importancia.

—Durante toda la semana te has negado a visitar mi habitación, y estoy comenzando a pensar que me estas evitando. —Comienza a merodear por el lugar, fijándose en cada detalle de mi habitación, como si fuera la primera vez que la ve.

—Ha sido una semana muy ocupada.

—No lo suficiente ocupada para pasar tiempo con tu mascota, ¿No es así? —Mi ceño se frunce ante la estúpida forma de referirse a Liam. —Sería una pena que tu cachorrito terminara en el fondo del océano, después de todo, no tiene un Mythirio que le permita salvarse. —Abre los cajones de mi habitación como si buscara algo en específico.

—No empieces, Nil. —Advierto.

—¿O qué?

Con un movimiento de mi mano todos los cajones vuelven a cerrarse, y con otro movimiento más, Nil queda estampado en la pared, mi cuerpo se mueve a gran velocidad hasta que estoy a escasos centímetros de su cuerpo.

—Tócale un solo cabello a Liam, y te juro por las mismísimas pirámides que me encargare de hacerte pagar por ello. —Una sonrisa se extiende en su rostro y niega con su cabeza.

—No sé qué es más adorable, la forma en la que defiendes a tu cachorrito, o el hecho de que pienses que puedes hacer algo contra mí.

Mi corazón comienza a acelerarse al igual que mi respiración, me golpeo mentalmente tratando de buscar las razones por las cuales sigo junto a este idiota, ¿Falta de amor propio? ¿Masoquismo? ¿Miedo? ¿Todas las anteriores?

—No estoy jugando, Nil. —Está vez es la voz de Neith la que sale por mi boca, los bellos erizados de su cuello me anuncian que el truco ha servido.

—Yo si estoy jugando, y tú eres la persona con la que más disfruto jugar. —Susurra al mismo tiempo que se acerca peligrosamente.

No puedo decir con exactitud en qué momento deje que mis defensas bajaran, pero lo siguiente que siento son sus labios sobre los míos, moviéndose con violencia. Sus manos recorren mi torso hasta detenerse en mi cintura, su agarre se intensifica hasta que su mi cuerpo se estruja contra el suyo, mi piel logra sentir la suya, mi cuerpo siente las presencia creciente de su miembro, y no puedo hacer más que simplemente aceptar cada uno de sus toques, cada roce, cada beso. Mi cuerpo entra en modo automático hasta que mi espalda siente la suavidad de mi cama, mientras su cuerpo se mueve con euforia sobre el mío, su mano se desliza por debajo de mi falda y cuando llega hasta mi ropa interior, mi cerebro vuelve a encenderse y en un segundo de lucidez, empujo su cuerpo lejos del mío, a tal punto que se estrella con una de las paredes.

Mis manos cubren mis labios en una mueca de sorpresa, mientras Nil se queja por el impacto, el cual causo un gran estruendo e hizo que varios de los cuadros de la pared cayeran al piso.

—¡¿Qué mierda te pasa?! —Cuestiona con voz alzada y actitud irritada, niego y me levanto de mi cama directo a las puertas de mi habitación, y sin un ápice de duda, las abro de par en par.

—Creo que es mejor que te vayas, Nil. —El rubio enarca una de sus cejas, como si no entendiera de lo que hablo. —¡Que te largues! —Ahora soy yo quien levanta la voz.

Nil se levanta del suelo y fija sus ojos en mí, conozco a la perfección esa mirada, sé que de alguna forma me arrepentiré del arrebato de echarlo de mi habitación, pero algo en mi cuerpo me dice que es lo correcto, que quizá toda esta complicada historia con Nil debe llegar a su fin. El rubio sale de mi habitación sin decir una palabra, y tras marcharse, cierro de nuevo las puertas.

¿En qué momento fui tan estúpida para quedar enredada con este tipo?




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