Capítulo 25
“REYES Y REINAS PARTE 1”
🌊❄❄🌊
Liam
Respiro profundo, dejo que el aire permanezca en mis pulmones y termino por dejarlo salir, examino meticulosamente mi aspecto en el espejo, el traje que Kenna me obsequió se ajusta perfectamente, la tela azul hace que mis ojos se destaquen, por ser una ocasión especial peine mi cabello. Kenna puede ser irritante, pero tiene talento para el diseño.
Sacudo mis manos, tratando que el temblor se detenga, pero es inútil.
Mierda, estoy a unas pocas horas de conocer a los padres de Zephyr y es inevitable sentir como mi estomago quiere abandonar mi cuerpo. Ese sentimiento de las primeras veces vuelve a atacar y no estoy seguro de poder controlar mi cuerpo.
Demian sale del baño con su traje, ni siquiera se molesta en mirarme, camina hacia su cama y coloca sus gafas. Desde la discusión de ayer no me ha dirigido la palabra. Este distanciamiento del peque no ayuda a mis nervios. Cierro mis ojos y camino hasta su lado de la habitación.
—¿Podemos hablar? —Él termina de arreglar las mangas de su camisa y sin mirarme contesta.
—¿Me dirás la verdad esta vez? —Mi boca se queda sin palabras, y permito que un terrible silencio sea mi respuesta. Demian bufa y se levanta de su cama. —Eso creí.
Toma su chaqueta y comienza a colocársela camino hacia la puerta.
—¡Te diré la verdad! —Mis palabras detienen el intento del rubio de salir de la habitación. —Luego del baile, te prometo que te diré la verdad, pero por favor, acabemos con la ley del hielo de una vez.
Demian no se gira, su rostro mira hacia el suelo, sus manos dentro de sus bolsillos y un silencio que hace que mis nervios empeoren.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo, de lo contrario permitiré que tires mis cosas fuera de la habitación. —Demian se gira y niega, nuestras miradas se encuentran, nadie dice nada al principio.
—Vamos, que se hace tarde. —El alivio llega a mi cuerpo y me permite respirar con más libertad.
Sin decir nada más, camino con el rubio hasta el salón mayor de la academia, es ahí donde tendrá lugar el baile, y donde Kenna derrocho todo su talento, o al menos eso escuche. Durante nuestra caminata, Demian habla con normalidad, y lo aprecio, lo conozco de apenas unos meses, pero se ha convertido en alguien importante para mí, es como el hermano menor que nunca tuve.
Al llegar a las puertas del salón, mis rostro se descoloca de la impresión. El lugar luce espectacular, esferas flotantes de fuego iluminan el lugar, grandes y largos lienzos de tela cuelgan del techo, ostentosos arreglos de flores adornan el lugar y por la paredes caen enormes banderines naranjas con el emblema del pueblo lumbre; Un enorme y flamante fénix.
Demian me guía hasta llegar al centro del lugar.
Todos llevan increíbles trajes, las chichas lucen grandes y pomposos vestidos de todos los colores, y los chicos caminan elegantes con trajes similares al mío, pero en definitiva no tan finos. Camareros caminan por el lugar, todos con el mismo traje y una máscara blanca que cubre sus rostros, algunos llevan aperitivos, otros bebidas, sirviendo a los estudiantes y varios de los profesores. Kenna no bromeaba cuando dijo que este sería un gran baile.
Muchas de las decoraciones son doradas, me acerco a uno de los pedestales que sostiene un increíble arreglo de flores y me percato que está hecho de oro puro, al igual que los largos candelabros que reposan a los laterales del lugar.
—Kenna no escatimo en gastos. —Digo por lo bajo. Demian sonríe y asiente.
—¿Alguna vez lo ha hecho? —Bromea.
—Buen punto.
Mi atención se aparta de la decoración y recae en todos los demás, mi ceño se frunce al percatarme que muchos miran hacia mi dirección, muchos murmuran cosas inaudibles y otros solo se conforman con las miradas ladeadas.
—¿Por qué todos nos miran? —Pregunto, incomodo.
—Déjame pensar. —Contesta sin dejar de ver a los demás. — Los rumores sobre la maldición de Zephyr ya se escuchan por toda la academia, y como olvidar el espectáculo del comedor. —Maldigo mentalmente. Tristán va a matarme.
El grandulón se encuentra a unos metros de distancia, lleva un traje completamente negro, mientras coquetea descaradamente con Tamara.
Levanto mi rostro en búsqueda de alguno de mis amigos, o de Zephyr, pero no logro encontrar a ninguno.
—Si buscas a los chicos, no los encontraras aquí. —Pronuncia Demian, al percatarse de mi inútil búsqueda.
—¿A qué te refieres?
—Los herederos aparecen hasta que sus padres están a punto de llegar y aún faltan algunos minutos.
—Se nota que este no es tu primer baile. —Demian asiente sin ninguna emoción.
—Después del octavo baile, todo se volvió… aburrido.
Continuamos caminando sin ninguna dirección, solo hablando de sus cosas, de cómo fue crecer en este ambiente, cuando Demian llego a la vida de Caena, ella recién tomaba el cargo de directora, así que el rubio ha vivido en este lugar desde siempre, experimentando las mismas fiestas año con año. No puedo culparlo por no sentir emoción.