Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 32

“EXPUESTOS”

🌊❄❄🌊

Ashanti

Desde que era una niña me acostumbre a la quietud, al silencio y a la oscuridad. No tenía muchas opciones, así que aprendí a vivir con ello. Mi madre no es de las mujeres que habla, ella es más del tipo que acciona. Su cerebro trabaja a una velocidad que es abrumadora, es por eso que todas las horas que pasamos juntas en su laboratorio cuando yo era una niña, consistían más en una bebé Ashanti tocando con curiosidad todo lo que lograba alcanzar, mientras escuchaba el tranquilo y lento respirar de la reina Ayana mientras trabajaba en alguna forma de hacer que su hija recuperara la vista. No puedo recriminarle nada a mi madre, hizo lo mejor que pudo, construyo mi collar, y gracias a él, la oscuridad cedió un poco.

Nunca tuvimos problemas en cuanto a mi disciplina, pues siempre he sido la hija ejemplar que no protesta ni da problemas, he cumplido perfectamente los estándares que me ha impuesto. Pero algunas veces pienso que es porque no son precisamente altos, como si no esperase mucho de mí.

Soy ciega, más no una inútil.

—Es fascinante —Exclama la mujer que me trajo al mundo, mientras mira atentamente el código que escribimos con Sebas —. Un trabajo pulcro, organizado, sin errores.

Veo como el sistema nervioso de Sebas se enciende como si fuera un faro en medio de la nada. Nunca lo había visto tan emocionado, ni siquiera cuando trabajamos juntos.

Traidor.

—Muchas gracias su majestad —Contesta —, pero es un trabajo de dos, su hija escribió la mitad del código, ella es excepcional.

Mi madre ni se inmuta ante el comentario del rubio, su energía se mantiene igual que siempre, nunca la he visto alterarse por nada. Es conocida como la reina que siempre mantiene el control, en todo momento y en toda circunstancia.

—Buen trabajo, Ashanti —Articula con la mayor de las simplezas.

—Gracias —Murmuro —. ¿Padre también vendrá? —Tengo la esperanza de recibir una respuesta positiva.

—No, querida —La sorpresa en inminente —Aunque sus deseos por estar aquí eran desbordantes, tuvo que quedarse en la fortaleza, resolviendo algunos asuntos.

¿Qué puede ser más importante que la vida de su hija?

Conozco a mi padre, sé que su ausencia no significa nada bueno, él estaría aquí si todo estuviera bien en nuestro hogar.

—Muéstrame lo que has encontrado Sebástian —Ordena mi madre.

El rubio opera el pedestal y muestra la imagen de una estatua. Una imagen que apenas y puedo percibir. Mi mano viaja hasta mi collar y lo estrujo con fuerza, detesto depender tanto de un objeto.

—Ella es Despína —Expone el rubio —. Pertenecía al reino Minera hace mil años.

Mi madre se acerca a la imagen de la estatua con lentitud

 —Así que esta es la víbora que trata de robar la vida de mi hija —Pronuncia con molestia —Hare algunas mejoras a su código, así aceleraremos la búsqueda, es bueno, pero podría ser mejor.

Sebas vuelve a iluminarse, cosa que comienza a molestarme.

—Por supuesto su majestad, sería un honor.

Me alejo de ellos y comienzo a deambular por el lugar. Lo conozco como la palma de mi mano, podría caminar por aquí sin necesidad de mi collar, este es mi lugar, aquí puedo hacer y deshacer, aquí las reglas las pongo yo, o bueno, solía hacerlo.

La situación me ha abrumado desde la noche del baile, en la cual fui una completa inútil, dejándome pisotear por una maldita víbora, dejando que sus uñas se clavaran en mi piel. Lo que más me enfurece, es que ni siquiera pude percibir su presencia, fue como si el vacío mismo me atacara.

Maldición, la frustración sube por mi cuello y se acumula allí, odio esto, ahora más que nunca necesito terminar mi máquina, necesito recuperar mi vista.

Despliego mi marco y observo los planos en los cuales he estado trabajando durante años, con el fuego fénix de Kenna y el cristal de Catherine, estoy a un solo paso conseguir mi objetivo. Tengo que finalizar el código, necesito hacer funcionar esta máquina sin importar el costo.

—¿Sabes que lo conseguiremos, cierto? —La voz de Sebas se escucha a mi espalda, me hace girar y me toma de las manos —. Pero en estos momentos hay cosas aún más importantes, como salvar tu vida, y la vida de nuestros amigos.

—Terminar esta máquina es igual de importante —Respondo borde —, quiero pelear por mi vida, pero no puedo luchar contra lo que no veo —Me suelto de su agarre y me alejo.

Percibo a mi madre trabajando en nuestro algoritmo de búsqueda, agregando todo sus conocimientos, perfeccionándolo, llevándolo al siguiente nivel.

—Sabes que no me refería a eso —Sebas me sigue —Tu madre se encuentra justo aquí, trabajando para descubrir quienes son estos sujetos que tratan de arrebatarte la vida, estoy seguro de que si trabajamos juntos podremos encontrar respuestas más rápido —Expresa con emoción.

Es inevitable no resoplar al escuchar tal cosa.

—No te equivoques, Sebas —Digo con seriedad —, mi madre no está aquí para trabajar en equipo, de ahora en adelante, este ya no es más nuestro laboratorio, es suyo, al igual que el algoritmo de búsqueda. Así son las cosas, así que tienes dos opciones; O regresas a su lado para observar cómo trabaja, o te quedas conmigo y me ayudas a terminar lo que ya empezamos —Toda su luminosidad cae en picada, ya no hay más rastro del faro, ahora parece más una pequeña luciérnaga flotando a la deriva. La culpabilidad me invade, pero prefiero serle sincera y mostrarle el panorama tal y como es.




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