Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 34

“RECUERDOS-PARTE 2”

🌊❄❄🌊

NT: Este es el capitulo más largo que he escrito, espero lo disfruten 😁 y feliz año nuevo para todos y todas.

Amirah

Me obligo a mantener la calma mientras continúo deambulado por esta trampa oscura, atestada de magia oscura ¿Cuánto tiempo llevo metida en este lugar? No tengo ni la menor idea, pero si puedo afirmar dos cosas: la primera es que mi magia y mi Mythirio son inútiles aquí, no puedo acceder a ellos; la segunda es que el tiempo corre de forma distinta, el no tener idea de cuanto tiempo ha pasado desde que llegue me lo confirma. Cargar con el peso de ser la heredera de las sombras es tedioso, pero al menos tiene sus ventajas, como el tener un excelente olfato para reconocer la magia oscura.

Incluso acceder a mis recuerdos parece una tarea compleja en este lugar, quien sea que este a cargo, sabe jugar muy bien con magia.

Susurros se escuchan a mi alrededor, sonidos poco comprensibles. Giro a mi alrededor, buscando la fuente, pero es inútil, todo parece vacío, pero el sonido se hace cada vez más fuerte, hasta que escucho a la perfección:

—Una gatita, dos gatitas jugaban en la arena, bajo la sombra del manantial —Mi piel se eriza al escuchar el cantico —Una de ellas salto, la otra la siguió —Me muevo sobre mi eje, buscando la procedencia, pero es como si estuviera en todo el lugar.

—¡Sal, de donde sea que estés, sal ahora! —Mi padre cantaba esa canción mientras jugaba con Cleo y conmigo cuando ambas éramos apenas unas niñas.

—¿No te parece que es una linda canción de juegos? No te importa que la use por un rato, ¿no? —De entre la oscuridad surge Orión, con una sonrisa perturbadora que me hace retroceder, una vez más lleva un traje elegante.

—Me importa más saber como sabes de ella —Respondo con seriedad. Orión se lleva una de sus manos a su barbilla y la frota con diversión.

—¿Alguna vez te han dicho que tu cuerpo es exquisito? —Su mirada sube y baja sobre mi cuerpo, no puedo sentir más asco.

—Algunas veces, pero las cosas no terminaron nada bien para ellos —Advierto con precaución.

No soy estúpida, este sujeto libró una batalla con varias de los reinas, y salió ileso. Sin mi magia y sin las habilidades de Neith no duraría ni cinco minutos contra él.

Se acerca peligrosamente hacia mí, pero retrocedo de inmediato. Eso le saca una sonrisa socarrona.

—Descuida linda, tus habilidades no son las únicas que dejan de funcionar aquí, así que estamos en iguales condiciones.

Es inevitable mi expresión de sorpresa.

—Eres el móvil, pero no la fuente —Murmuro. Su sonrisa desaparece.

Quizás hemos estado viendo el poder de estos sujetos desde la perspectiva incorrecta.

—Vaya que eres una niña muy lista, Amirah —Comienza a rondarme, como el predador que ronda a su presa —. Sigue así, y quizás algún día no sea evidente que el puesto de heredera ni siquiera era tuyo.

Cierro mis ojos con fuerza. El tipo sabe jugar bien sus palabras.

—Para haber muerto hace años, parece que estas muy bien actualizado —Necesito tiempo, hasta figurar donde estoy y como salir.

—Pertenecemos al mismo pueblo —Responde con una sonrisa —, que no te sorprenda tanto.

—¿Me dirás que rayos estamos haciendo aquí? —Levanto mis brazos y señalo a nuestro alrededor.

—¿Por qué la prisa? ¿Te molesta la oscuridad? Eso da mucho que decir viniendo de la futura reina de las sombras —Continua deambula con aire petulante, con sus manos dentro de los bolsillo de su pantalón de vestir.

—No pienso jugar al gato y al ratón, Orión. Ahórratelo —Ladea su cabeza, haciendo que los rizos de su cabeza caigan de lado.

—A mí me encantaría jugar contigo, hermosa —Ni siquiera se molesta en disimular su mirada obscena —. Pero es cierto, no estamos aquí para jugar.

Gira sobre sus pies e inicia una caminata hacia la nada. La oscuridad cambia justo frente a mis ojos, y la nada se vuelve un todo. Giro para observar a mi alrededor, observando el bosque de pinos que crece a los lados del sendero de tierra.

—Camina rápido, hermosa, no querrás perderte en este lugar. Algunas veces puede resultar un poco… violento —Grita desde el frente sin siquiera molestarse.

En contra de mi instinto, comienzo a seguirlo sin dejar de observar el paisaje. Hay algo raro en este lugar, algo familiar. No es teletransportación, tampoco parece algún lugar en el mundo, de lo contrario mi magia y Neith seguirían conmigo. Sea lo que sea, es creado con magia.

Caminamos por unos cuantos minutos en un silencio sepulcral, hasta llegar a un enorme muro de piedra, con una gigantesca verja de acero que protege la entrada.

—¡Por las arenas de Anubis! —Murmuro sin querer —Esto es Ocitog, estamos en Rumania —Orión se gira y únicamente sonríe.

Estamos en una de las colonias de mi pueblo, fundada por uno de mis antepasados. La última vez que estuve aquí fue hace muchos años, cuando Cleo aún vivía. Mi madre le guarda un extraño cariño al lugar, incluso cuando parece que nunca avanzó en el tiempo. Cleo y yo solíamos bromear sobre lo viejo y antiguo que todo era.




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